El camino del éxito o el fracaso en el deporte de base

¿Qué hace que un deportista de base tenga realmente opciones de poder triunfar en su deporte? ¿Qué podemos hacer para darle esas herramientas para que esa pequeña persona, niño o niña, tenga oportunidades para alcanzar sus mejores logros en el deporte? ¿Y para que, además de todo eso, tenga a su vez más recursos para que sea una persona fuerte mentalmente?

Estas son muy buenas preguntas que deberíamos hacernos todas las personas involucradas en el deporte de los más jóvenes, tanto los dirigentes, como entrenadores, como los padres y las madres que, en primer lugar, eligen dónde llevar a sus hijos y después tienen un papel fundamental cuando ya están haciendo deporte en ese club o entidad deportiva, y todos los demás implicados en todo este proceso.

En relación a estas cuestiones, recomiendo una entrevista publicada en el diario AS el pasado miércoles 12 de enero de 2022, donde el periodista Nacho Sanchis entrevistaba a los agentes de futbolistas Javier Cordón y Rafa Barber. En ella, entre otras cuestiones, comentaba Javier Cordón que el camino del valencianista Carlos Soler(y otros muchos futbolistas) no ha sido tan fácil como se podría pensar.

En este sentido, Soler lo tuvo todo “de cara” hasta primer año de cadetes, donde era titularísimo en el Valencia, selección valenciana, española… pero a partir de ahí ya empezó a no jugar tanto en el equipo “che” ni iba a la selección valenciana ni a la española, teniendo que ganarse el sitio con trabajo y saber estar, hasta buscarse y aprovechar oportunidades hasta llegar donde está ahora. También el propio Rafa Barber pasó de ser una gran promesa en la cantera valencianista, para después, tras jugar en TerceraDdivisión sin casi darse cuenta en su ciudad natal, tener que volver a ganarse la oportunidad de poder estar en el fútbol profesional a los 24 años tras duro trabajo. Si estos dos ejemplos no hubieran sabido estar, trabajar y buscar oportunidades, el camino seguramente hubiera sido otro.

Obviamente, ante la gran cantidad de niños y niñas que practican deporte de base, es muy fantasioso pensar que todos van a llegar a la élite, entre otras cosas porque no “caben”, aunque sí todos ellos merecen tener la mejor experiencia que además le permita tener sus mejores opciones para dar su máximo en su deporte y, a su vez, adquirir buenos hábitos, valores, recursos emocionales… que les permitan disfrutar de aquello que les gusta y a su vez ser mentalmente fuertes. Y para ello, los adultos que participamos de alguna manera en todo este “tinglado”, tenemos una gran responsabilidad para crear las mejores condiciones para que reciban lo mejor.

Algunas ideas de la mencionada entrevista (que recomiendo leer), las comentamos a continuación.

Aprovechar las dificultades para la mejora

Es realmente complicado encontrar a alguien que en su trayectoria le haya salido todo a la perfección. De hecho, es habitual enfrentarse a dificultades más o menos complicadas en cualquier ámbito de la vida. En el deporte, además hay muchos momentos donde la decepción y el “poner a prueba al deportista”, bien sea el perder una competición, cometer un error, que un entrenador decide no ponerlo a pesar del buen trabajo, una inoportuna lesión, unas promociones deportivas que no llegan cuando se supone que deberían haber llegado… y frente a este tipo de situaciones hay deportistas que reaccionan lamentándose, quejándose y de alguna manera poniéndoselo fácil al entrenador porque hacen menos de lo que deberían o están más pendientes de lo que debería pasar que de lo que está pasando.

En cambio, hay otros que se dedican a buscar las mejores soluciones posibles y, además de “ganarse una oportunidad” (que puede llegar pronto o no, dependiendo de la decisión del entrenador), se preparan para cuando llegue su momento. Es decir, ante una dificultad existen dos grandes maneras de afrontarla: quejarse, lamentarse y en definitiva funcionar peor; o estar pendiente de buscar las mejores soluciones para dar su mejor versión, aún en circunstancias complicadas y así tener más opciones de que las cosas cambien.

En función de la elección de una u otra opción, el deportista aprende a funcionar de una manera u otra, y eso determina en gran medida su manera de comportarse ante las diferentes situaciones en el futuro.

¿Cuál es la mejor? ¿La que favorece que el deportista tenga mejores respuestas ante los momentos difíciles?, ¿La que se convierte en un lamento continuo sin pensar en soluciones?… Juzguen ustedes.

Entrenadores fundamentalmente orientados a la mejora

Las ideas preconcebidas y los objetivos planteados marcan el funcionamiento de cada persona. Esto lo sabemos bien desde la psicología cognitiva: las ideas de base actúan como filtro que marcan aquello que hacemos. En este sentido, no es lo mismo un entrenador cuyo principal objetivo es demostrar que “es muy bueno” para que le permitan entrenar a un equipo superior, que otro que lo que fundamentalmente quiere es hacer mejores a sus jugadores.

Imagínense lo que se le puede pasar por la cabeza a un entrenador cuyo principal objetivo es el “subir a toda costa”: seguramente estará más pendiente del aparente rendimiento inmediato de los jugadores (en lugar de trabajar como toca para hacer mejores a sus deportistas) o incluso querrá promocionar más los deportistas que considera “suyos”  (porque eso “demostrará” que es mejor entrenador), sin tener tanto en cuenta el funcionamiento del global del equipo y sus “otros” deportistas; o también será muy poco flexible a reconocer errores o el que las cosas puedan ser distintas a como él las ha pronosticado. Además, tenderá justificar sus decisiones en función de su “irrefutable criterio” que, “sin duda” será el “más acertado” ya que “él es un entrenador que merece algo más”.

En cambio,el técnico que “tenga en la cabeza” cuando actúa el mejorar a los jóvenes deportistas que tiene en frente, será capaz de establecer objetivos adecuados a cada jugador, valorará la evolución de cada uno y buscará soluciones para que mejoren sus deportistas. Si comete un error, será mucho más fácil que lo reconozca y lo rectifique, y buscará crear las mejores condiciones para los suyos (que serán todos los deportistas, no sólo algún “elegido”) con el fin de que crezcan.

La diferencia entre ambos tipos es notable. Y puede ser muy determinante para el desarrollo tanto deportivo como personal de los deportistas. Es cierto que puede haber entrenadores que quieran “subir”, y que además sean capaces de entrenar a su equipo haciendo lo mejor para sus jugadores (todos); pero también lo es que hay otros que tienen como principal meta el ir subiendo y demostrar que “son buenos” pese a quien pese.

¿Lo mejor? Juzguen ustedes.

Cada cual que acepte su papel, los padres y las madres también

Ya hemos comentado en este espacio en varias ocasiones el importante papel que tienen los padres y las madres en el deporte de base. Su rol es determinante, tanto para elegir y relacionarse con el club y responsables deportivos, como en su día a día en el acompañamiento con cada deportista. En este sentido, además es fundamental que tengan claro cuál es el mejor proceso para sus hijos y velen de la manera adecuada para que éste se lleve a cabo.

Y el éxito ¿qué es? ¿ser jugador de Primera División? ¿Ser cada vez mejor? ¿Llegar hasta donde uno puede llegar? ¿Tener una buena experiencia, enriquecedora, que además “cree” deportistas mentalmente fuertes? Sea lo que sea, se trata de crear las mejores condiciones para cada deportista, que además aumentará las probabilidades de que pueda “llegar” muy lejos. Pase lo que pase, se habrá hecho lo mejor para ese(a) joven deportista (o no).

En ese camino hacia el éxito (o lo que sea), las prisas no suelen ser buenas consejeras por lo que es necesario hacer lo que toca en cada momento, con la paciencia y el buen criterio necesario. Pero, eso sí, buscando lo mejor para cada deportista en particular, y el conjunto de ellos en general. Si no… pues pasa lo que pasa.

David PerisDelcampo
@dperisd
Psicólogo Experto en Psicología del Deporte
Entrenador Nacional de Fútbol y también de Fútbol Sala
Profesor de la Universitat de València
Presidente de la Associació de Psicologia de l’Esport de la Comunitat Valenciana (APECVA)
Vicepresidente de la Federación Española de Psicología del Deporte

Autor / 49 publicaciones

Psicólogo experto en Psicología del Deporte apasionado por el mundo del fútbol y el fomento de un deporte de calidad. Tengo el título de Entrenador Nacional de Fútbol y también el de Fútbol Sala y, desde hace más de 25 años, trabajo ayudando a deportistas, entrenadores, dirigentes, padres y madres… a que gestionen los aspectos psicológicos del deporte de la mejor manera. Soy el presidente de la Associació de Psicologia de l’Esport de la Comunitat Valenciana y Presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte.

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