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El comportamiento de los familiares en entrenamientos y partidos

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El otro día, en una de esas conversaciones que se dan entre esos/as padres y madres que llevan a sus hijos/as al fútbol y que, al no poder ver los entrenamientos y partidos se reúnen juntos en un bar para tomar café o lo que sea, uno de los participantes en la más o menos improvisada tertulia comentaba que “eso de que los padres no puedan entrar a ver los entrenamientos y partidos de sus hijos ha venido para quedarse”, aludiendo a que “hay cada padre `tarambana’ que mejor que se quede en casa”, por aquello de que “muerto el perro se acabó la rabia”.

En otra mesa, no demasiado lejos de allí, había otro grupo de familiares de pequeños deportistas sentados y conversando animadamente. Uno de esos participantes en esa otra tertulia, comentaba que echaba de menos el poder ver a su hijo en el entrenamiento, y ya no digamos en los partidos: él disfruta mucho y decía que a su hijo le encantaba que su padre estuviera viendo y compartiendo esos momentos.

A partir de esas dos conversaciones, comentarios de diversos tipos que aparecían en ambas tertulias: que si “el padre que es un ‘tarambana’ y no puede ver a su hijo entrenamientos someterá a un interrogatorio y un aleccionamiento a su hijo cuando le lleve en coche a casa, y después en casa ¡buff!…”; que si “mi hijo me comenta ilusionado lo que ha hecho en el entrenamiento cuando lo llevo a casa”; “a mi hijo le encanta que le vea entrenar”; otros que “dejen a los niños jugar a fútbol en paz…”;“lo que tendrían que aprender muchos padres a comportarse…”; “por culpa de cuatro padres ‘zumbaos’ no lo vamos a pagar los demás”… En fin, tertulias de mesa de bar en una época de restricciones donde no se permite asistir a los entrenamientos y partidos al aire libre a padres y madres pero sí a juntarse todos en una mesa de un bar…

Vuelven los debates que se repiten año tras año: ¿qué hacemos con los padres y las madres en el fútbol (deporte) base? ¿Es mejor dejar a los niños solos sin la asistencia de los padres a entrenamientos… y partidos? ¿Es igual una actividad deportiva como el fútbol que genera multitud de pasiones que el colegio? ¿Nos olvidamos de la experiencia que supone para un hijo (o una hija) compartir momentos de juego, intensos emocionalmente… con compañía (y apoyo) de sus padres?

Personas. Parece que en ocasiones nos olvidamos que somos personas con unos vínculos emocionales, con unos sentimientos que nos facilitan una vida plena, con sentido, emocionalmente sana. Parece que nos olvidamos que es necesario que los y las jóvenes deportistas sientan el apoyo de sus progenitores y compartan actividades gratificantes con ellos. Parece que nos olvidamos de lo que supone tener experiencias agradables, con criterio y con sentido, para el desarrollo psicológico (emocional) de los más jóvenes.

Y parece que también nos olvidamos del tremendo papel que tienen los padres y las madres en que sus hijos sean personas psicológicamente estables y mentalmente fuertes. Y que esos familiares (en general muy apasionados) pueden (y deben) hacer bien su trabajo para que esto sea así. Y evitar que estén al lado de sus hijos no es lo mejor, desde luego.

Si hay padres y madres que se “comportan mal” (como seguramente en cualquier otro ámbito de la vida), algunos muy tóxicos, habrá que hacer algo para modificar ese comportamiento o, en todo caso tomar medidas para que el entorno deportivo sea el mejor. Pero también hay muchos familiares que “hacen bien su trabajo”, que “saben estar” y hacer lo mejor para sus hijos/as.

Debería haber un entorno de colaboración por parte de todos para crear ese ambientepotenciador, mentalmente sano y tremendamente enriquecedor para los jóvenes deportistastransmisor de buenos valores, donde por ejemplo, los entrenadores no vean a los padres como una amenaza de crítica, ni los familiares unos enemigos a los entrenadores porque no van a hacer todo para que sus hijos sean “cracks” o algo así. Deberíamos crear entre todos ese entorno óptimo para que los jóvenes deportistas se desarrollen como merecen a través de su deporte. Y, desde luego, los padres y madres deben estar, haciendo BIEN su trabajo.

Ahora, con los tiempos que corren, con las restricciones y demás es complicado que los padres y madres acompañen como sería habitual a sus hijos en el deporte y debemos adaptarnos a esas nuevas circunstancias de la vuelta al deporte en tiempos de pandemia. Aun así, deberíamos recordar la importancia de ese buen acompañamiento y, en función de las circunstancias, hacer lo que se pueda.

Porque, como sabemos, el verdadero foco de atención son los jóvenes deportistas en su deporte, pero también las personas que están a su alrededor que, además de disfrutar (debería ser así) de las condiciones que ofrece el entorno deportivo, tienen un papel fundamental en dar lo mejor a los jóvenes deportistas.

David Peris Delcampo
@dperisd
Psicólogo experto en psicología del deporte
Entrenador Nacional de Fútbol y de Fútbol Sala
Profesor de la Universidad de Valencia
Presidente de la Associació de Psicologia de l’Esport de la Comunitat Valenciana (APECVA)
Vicepresidente de la Federación Española de Psicología del Deporte

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