Se tiende a decir que todo lo bueno llega para aquella persona que sabe esperar. Ese podría ser el caso de una futbolista como Carol Férez, que después de nueve meses, pudo volver a competir de forma oficial con el Levante UD.
Carol se lesionó el pasado 22 de noviembre de 2020 en el partido de Primera Iberdrola que disputó frente al Santa Teresa en Badajoz. Pocos días después, el club granota confirmó el peor de los presagios. Férez sufría una rotura de ligamento cruzado en su rodilla izquierda.
La situación, dura para cualquier deportista, no era una nueva vivencia para la jugadora catalana, que ya experimentó en sus propias carnes lo que era sufrir la misma lesión en la temporada 2013-2014, en aquel entonces siendo futbolista del FC Barcelona y siendo su rodilla derecha la maltrecha.
La centrocampista tuvo que ver desde la grada cómo sus compañeras lograban grandes éxitos para la entidad granota. No pudo participar en la Supercopa de España, tampoco vivir la histórica clasificación para la final de la Copa de la Reina ni confirmar sobre el verde la clasificación para la fase previa de la UWCL.
Tras esos duros meses, la primera alegría para Carol Férez llegó al poder entrenar con el grupo en el inicio de la pretemporada para el ilusionante curso 21-22. Las semanas de esfuerzo se vieron recompensadas con minutos de juego en uno de los encuentros amistosos disputados en la Ciudad Deportiva de Buñol, ante el Villarreal.
A pesar de eso, la vuelta se demoró unos días más, concretamente hasta el 18 de agosto. En Trondheim, Carol Férez volvió a sonreir. Y lo hizo en un escenario inmejorable. Volvió para participar en el encuentro de semifinales de la primera fase previa de la UWCL, donde el Levante consiguió la victoria frente al Celtic de Glasgow.
Foto: Levante UD Femenino