Cinco lecciones a extraer de la carta de despedida de Gonzalo Villar

Foto: Elche CF

Ahora que han pasado unos días, el jugador ya ha sido presentado en el Elche CF y los análisis más reposados se imponen, nos gustaría utilizar el ejemplo de Gonzalo Villar para hablar de un tema demasiado habitual dentro del fútbol base (y del fútbol, en general). Y no, no va a pivotar en torno al mundo de los agentes y representantes: eso merece una pieza dedicada en exclusiva. El ejemplo del centrocampista murciano debe ser para otro objetivo: la necesidad, en la vida, de admitir errores y pedir disculpas.

Mateu Alemany cargó contra Gonzalo Villar y sus agentes con una dureza inusitada hace dos semanas. Se tensó la cuerda de su renovación hasta el límite, y la cuerda se rompió. Pero, más allá del análisis de los hechos, nos quedamos con la reacción posterior del jugador. Esta fue su carta de despedida como valencianista (aquí la versión original):

Destacamos los siguientes cinco apuntes para cualquier futbolista en formación que alguna vez se vea inmerso en una situación similar:

1. Aprende a pedir perdón en persona

Antes incluso de la publicación de la carta, Gonzalo y sus padres acudieron a las oficinas del club a pedir disculpas en persona a los rectores del Valencia por la forma en que sus agentes manejaron los términos de su renovación. Cuando cometes un error, pedir disculpas es siempre la opción más sensata, a ser posible en persona y no por medio de intermediarios, cartas, llamadas o mensajes de texto. Sólo cara a cara el interlocutor es capaz de mirarte a los ojos y detectar si esas disculpas son sinceras.

2. No tengas miedo a reconocer errores

«Hoy me despido del Valencia CF, y puedo decir abiertamente que lo hago con una gran tristeza porque una mala decisión por estar mal asesorado conllevó que algunas personas del club decidieran que mi etapa aquí había terminado». ¿Cuántas veces hemos visto a jugadores o figuras públicas echarle la culpa a terceros o ‘cargarle el muerto’ a sus agentes o representantes? ¿Y en cuántas de esas ocasiones el jugador en cuestión tenía 18 o 20 años? Aquí Gonzalo, más allá de admitir un mal asesoramiento, no se esconde y reconoce la metedura de pata de manera pública. Un error que tiene unas consecuencias tristes para él.

3. Aclara tu postura

«Quiero que sepáis que esto no es lo que yo deseaba ni mucho menos». En situaciones que puedan dar lugar a la confusión, tras las disculpas y reconocer que has cometido un error, nunca está de más aclarar qué es lo que realmente pretendías. Se puede aplicar a una negociación futbolística, a una riña familiar o a una discusión con un entrenador o futbolista. Se claro, se directo, explica lo que querías en realidad. Aunque el daño ya esté hecho, procura que no queden asuntos pendientes.

4. Se agradecido

En su misiva, Villar se despide de todos los empleados de club, compañeros (con mención especial a uno de ellos) y técnicos, destacando a un Miguel Grau que confió en él y le convirtió «en un jugador más completo». Aunque hayas cometido un error, aunque la negatividad se apodere del momento presente, no está de más recordar de dónde vienes y dar cariño a aquellas personas que han contribuido, por poco que sea, a tu crecimiento deportivo y personal.

5. Aprende de tu experiencia

¿Qué hacer tras el error? Sin duda, aprender de él. Es muy tentador sentirse negativo, deprimido o sin motivación tras una metedura de pata de gran calibre, pero en el deporte profesional (como en la vida) la diferencia radica en el aprendizaje que extraemos de ello. El remate de la carta de Villar es un ejemplo de la actitud necesaria para superarlo: su sueño era «ser futbolista del primer equipo del Valencia», pero «creo que esta situación me va a hacer mejor jugador y me ayudará a tomar mejores decisiones en el futuro». Es decir, que ayudará a su crecimiento deportivo pero también humano. Como a cualquier jugador joven, le deseamos lo mejor en su nueva etapa.

Autor / 1959 publicaciones

Fundador y director de ESPORTBASE Media desde 2015. Periodista, educador y deportista. Tras una década con los 'mayores', descubrí lo satisfactorio que es inculcar valores deportivos y personales a los niños. Mi padre fue mi héroe.

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