En ESPORTBASE recibimos semanalmente decenas de ‘soplos’, comentarios, apuntes, noticias y pequeños bocados de la realidad del fútbol base actual. En pleno 2017, la tecnología nos permite estar prácticamente en todas partes y alcanzar zonas geográficas y campos que, antaño, permanecían en el anonimato.
Y con la visibilidad llega una lectura triste pero real: que, a la hora de hablar de resultados abultados en fútbol base (ya saben nuestros lectores que la palabra ‘goleada’ está prohibida en este periódico desde su fundación), no queda más remedio que hablar de tendencia y no de excepciones puntuales.
Ocurrió en Mislata este fin de semana, como podría haber pasado en cualquier otro campo de la Comunitat Valenciana o de toda España. El abultadísimo resultado (24-0) es, por desgracia, más frecuente de lo que nos gustaría; el hecho de que un sólo futbolista anotase 18 goles -¡dieciocho goles!– en un partido de 80 minutos, por descontado, no lo es. De ahí nuestra sorpresa por lo ocurrido, el posterior trabajo de investigación, el recabar los testimonios de ambos equipos y la redacción de la noticia, que durante el domingo tuvo repercusión en varios medios a través de la Agencia EFE (aprovechamos para darles las gracias por la cita).
No es la primera vez que ESPORTBASE trata editorialmente un tema similar: hace unos meses dimos difusión a un polémico despido de un entrenador en el CD Serranos por un partido que también acabó con más de una veintena de goles de diferencia. Pasa el tiempo y las soluciones siguen sin llegar. Sólo hay que echar un vistazo a las reacciones en redes sociales para darse cuenta de que estos resultados tan desproporcionados son fuente de preocupación para escuelas, padres, entrenadores y jugadores en fútbol base, dado que pocas conclusiones positivas o formativas pueden extraerse en casos con tanta superioridad de un equipo sobre el otro.
Recuerdo cuando, siendo benjamín, ganó la Liga el cadete y subió a toda la escuela del Villar. La temporada siguiente, los mismos chavales que en fútbol 11 hemos ganado una liga y quedado casi siempre entre los 6 primeros, nos llevábamos de 10 para arriba cada partido.
— Germán (@germanmolina) December 10, 2017
Deberían tomar ejemplo de basket. A partir de 25pts de diferencia prohiben presión en todo el campo. A partir de 50 puntos cierran acta. Eso es una vergüenza
— Juan Luis Hortelano (@jlhortelano) December 10, 2017
En las decenas de comentarios y reacciones, aparecen varias reflexiones, ideas y sugerencias que todavía la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana -y otras muchas de nuestro país- no han implementado de manera oficial: retirar un jugador del césped en partidos de fútbol-8 cuando las diferencias son de +5 goles, tocar el balón un número determinado de veces antes de intentar la jugada de ataque, no presionar la salida de balón del equipo rival para que juegue la pelota… Cuanto más mayores son los niños, más complicada parece su aplicación: en partidos de fútbol-11, muchas de estas ideas jamás se ponen en práctica.
En el caso del Mislata CF – EF Deportes Jucar, de hecho, confluyeron un estilo de juego arriesgado defensivamente con una convocatoria plagada de bajas, una gran diferencia de nivel entre los equipos y unos delanteros muy inspirados cara a portería (aunque también se anularon por fuera de juego «cinco o seis goles más», según indican testigos presenciales en el choque). El equipo vencedor tuvo, además, un buen detalle al no hacer referencia al abultado marcador en sus redes sociales, en una demostración de empatía con un rival desolado. La ‘tormenta perfecta’ descargó sobre el Deportes Jucar, cuyos jugadores y técnicos seguro harán estos días ‘borrón y cuenta nueva’ y saldrá el fin de semana que viene a buscar la victoria con todo su ánimo. Pero conviene no quedarnos en lo anecdótico si queremos solventar de verdad el problema.
La cultura del ‘fair play’ ha avanzado mucho en los últimos años y cada vez hay una mayor concienciación sobre la importancia de ganar, sí, pero no hacerlo a cualquier precio. De cultivar valores en mayor medida que el triunfo por encima de todo. Y esa cultura debe alcanzar a jugadores, entrenadores, padres y clubes, además de a los organismos federativos. Sólo el esfuerzo conjunto de todos los estamentos puede limitar y reducir estos marcadores tan desiguales. Con la empatía como base y la formación deportiva y humana de los chavales como objetivo. La meta está clara: ahora sólo queda recorrer el camino.
Mientras tengamos escuelas de fútbol con 5, 6 o más equipos por categoría no se solucionara nunca el problema de las goleadas, entiendo que poblaciones como Alboraya donde hay 24.000 habitantes tengan más equipos que por ejemplo Albuixech donde hay 4.000 habitantes, pero si encima que son pocos cada vez que hay un niño que destaca un poquito vienen a fichártelo para el equipo D, E o F de una de estas grandes escuelas, pues cada vez baja más el nivel de las escuelas pequeñas y si a esto le sumamos que cada vez hay más equipo en una misma población, el resultado es el que tenemos ahora mismo, goleadas todas las semanas.
También hay que destacar el papel de los padres, que ahora mismo hay muchos que prefieren tener a su hijo en una de estas escuelas grandes, aunque sea en el equipo F ganando pero jugando 10 minutos por partido que tenerlo con sus amigos del pueblo divirtiéndose y practicando deporte simplemente. Padres que se creen que sus hijos son los nuevos messis o ronaldos y los tienen cambiando de equipo cada temporada porque el entrenador no los pone lo suficiente o los ponen de defensa o simplemente porque creen que ese equipo no es suficientemente bueno para su hijo.
Soluciones creo que hay muchas como, por ejemplo:
• limitar a 3 o 4 equipos por categoría en cada escuela de fútbol.
• Prohibir tener jugadores de fuera de tu población por lo menos en futbol-8
• Que sea la propia Federación la que controle los «fichajes» de los niños de fuera de su población, dando el visto bueno siempre que el equipo receptor no tenga suficientes niños para formar un equipo con al menos 3 suplentes.
• Que la federación dote de recursos a estas escuelas pequeñas ya sea mediante entrenadores, clases de tecnificación para porteros y jugadores o materiales para aumentar el nivel de los niños.
• Crear ligas según equipos que tenga la escuela, escuelas con 1 o 2 equipos por categoría en una liga y escuelas con 3 o más quipos en otra.
• Si un jugador tiene ficha en el equipo C que NO pueda jugar en el B o A, hasta finalizar la temporada, que tengan que subir un jugador de la categoría inferior excluyendo los querubines, es decir, que un jugador alevín C no pueda jugar en el B o en el A, que tenga que ser un jugador de un equipo Benjamin ya sea del A, del B, o del C.
De todos modos, mientras que federaciones, escuelas de futbol, padres, niños y ahora medios de comunicación no entiendan que, en categorías como querubín, prebenjamín, benjamín y alevín se juegue para aprender y divertirse sin importar el resultado, no habrá nada que hacer.
Señor Paco muchas de esas cosas que ha planteado ya se hace o debería hacerse y otras son imposibles. Por ejemplo en la normativa está que alevines de inferiores letras no pueden subir de letra, un c no puede jugar en un A (ni al revés) solo puedes subir benjamines a jugar y de 2 año. En futbol 11 como va por categorias solo pueden subir a una categoría superior.
Lo de prohibir jugar en escuelas donde no vivas , no me parece bien, hay muchos factores que te lleva a llevar a un chaval a una escuela determinada . No sería justo.
lo que me ha parecido bien es crear ligar dependiendo del número de equipos de la escuela.