Las federaciones de Australia y Nueva Zelanda, unidas bajo el lema «como una sola», organizarán en el año 2023 la Copa del Mundo femenina de fútbol con el propósito de seguir impulsando el juego tras el poso que dejó el torneo celebrado el pasado verano.
Australia y Nueva Zelanda recogerán el testigo de Francia tras haber batido a la candidatura de Colombia, la única que resistió hasta la fecha final del proceso, culminado este jueves con la votación telemática del Consejo de la FIFA, tras las recientes retiradas de Brasil, primero, y de Japón, después.
Bajo el planteamiento de Australia y Nueva Zelanda, la Copa del Mundo de 2023 será una plataforma para el crecimiento del fútbol en la región Asia-Pacífico.
El primer Mundial femenino en el hemisferio sur ofrece a la FIFA nuevas oportunidades comerciales y un profundo impacto social para las mujeres y las niñas. Su propuesta se basa «en un concepto innovador que combina la excelencia técnica, la visión y la pasión con una extraordinaria oportunidad para llevar el fútbol femenino a nuevos niveles».
La organización prevé, no obstante, una asistencia récord de 1,5 millones de espectadores en los 13 estadios de 12 ciudades en los que se disputará el torneo. Sídney, Melbourne, Brisbane, Perth, Adelaida, Newcastle, Launceston, Auckland, Wellington, Christchurch, Hamilton y Dunedin serán las sedes de todos los partidos.
Algunos de los estadios propuestos han albergado ya grandes eventos internacionales, como la Copa Mundial sub-20 y la Copa Asiática de 2015, los Juegos Olímpicos de Sídney 2000 o los Mundiales de críquet (2015) y rugby (2011).
Pendiente de aprobación por parte de la FIFA, el partido inaugural se disputaría en el Eden Park de Auckland, con capacidad para 48.276 espectadores. La final sería en Sídney, en el estadio más grande del torneo, ante 70.000 seguidores.
Cada país albergará los duelos de cuatro grupos. Los octavos de final, cuartos de final y semifinales se repartirían entre las dos naciones anfitrionas.
Esta candidatura, que recibió la calificación más alta de todas las propuestas con 4,1 puntos sobre un máximo de 5, se basa en las economías estables de Australia y Nueva Zelanda y en un ambicioso plan comercial que garantizará «que el torneo produzca el máximo rendimiento financiero con el mínimo riesgo».
«El innovador calendario de partidos proporcionará contenido dentro de las ventanas de transmisión para los mercados futbolísticos establecidos en Europa, África y América, así como para los mercados futbolísticos emergentes de Asia», según señala el resumen ejecutivo de la candidatura.
Australia ya cuenta con el apoyo de 12 patrocinadores para la W-League y para las Matildas mientras que el mercado de patrocinio y difusión en Nueva Zelanda está experimentando un crecimiento significativo, con enfoque en el deporte femenino.
De hecho, Australia prevé que 600.000 mujeres jueguen al fútbol en 2027. Nueva Zelanda prevé que sean 100.000.
«Nuestro legado se centra en la creciente participación en toda la región Asia-Pacífico y en impulsar el éxito comercial para apuntalar el crecimiento sostenible del fútbol femenino. Y con el compromiso de nuestros respectivos gobiernos, que son apasionados líderes en igualdad de género y deporte femenino, Australia y Nueva Zelanda ofrecen una fuerza singularmente poderosa para promover el liderazgo de las mujeres en nuestras respectivas naciones y en toda la región. El impacto de mostrar a las mejores futbolistas del mundo se dejará sentir más allá de nuestras fronteras», adelantó la candidatura ganadora.
Texto: Agencia EFE