La Selección Española de Luis de la Fuente ha logrado clasificarse a la Final Four de la Nations League 2025 tras dejar una eliminatoria vibrante ante Países Bajos. Mestalla, lleno hasta la bandera, acompañó al combinado nacional desde antes del pitido inicial y estalló de júbilo tras el penalti decisivo de Pedri.
España volvía al estadio valencianista tras más de cinco años sin hacerlo y el templo respondió con creces, presenciando un partido en el que hubo de todo y en el que el sufrimiento tuvo un papel protagonista. Ya avisaba el seleccionador en la previa y reafirmó sus palabras en la rueda de prensa posterior al choque: «No entiendo el deporte sin sufrimiento. Es muy bonito ganar sufriendo». Y no le falta la razón, ninguna.

Muchas veces cuando un equipo se ve contra las cuerdas es cuando debe dar un paso valiente adelante y cuando la plantilla se compone de jugadores de gran calidad con una toma de decisiones casi perfecta es mucho más fácil. Futbolistas diferenciales que con un solo movimiento pueden cambiar el encuentro y esta selección los tiene. Lamine Yamal se ha echado a la espalda un país con tan solo 17 años y ayer en Mestalla apareció en el momento preciso para demostrar sobre el tapete de un estadio centenario que la magia existe.
Cada vez que el balón se pegaba a su bota, el runrún en Mestalla era increíble porque la afición es consciente de que cualquier cosa puede pasar cuando Lamine y el esférico cruzan sus caminos. ¿Desde cuándo España no tenía tan idealizado a un futbolista por lo que hace en el campo?

Su desparpajo, su manera de jugar, que parezca que no sepa lo que es la presión y su personalidad ha calado en la afición, convirtiéndose en tiempo récord en el referente para muchos y muchas. Solo bastaba en pasearse por los aledaños del estadio ché para ver que su dorsal y su nombre era el más repetido en las camisetas de los asistentes.
Es un crío, sí, pero qué crío. En el fútbol se le da mucha importancia a la experiencia y suele ser a menudo vinculada con la edad del futbolista, pero cuando emerge un jugador que es diferencial es lo de menos. La calidad y la magia no entiende de edades, Lamine no entiende qué es la presión y Mestalla entendió ayer que con jugadores así, a veces, sufrir es hasta divertido.