El fútbol es un estado anímico y una hacina de momentos buenos y no tan buenos. A veces estás en la cresta de ola y muchas otras no sabes por donde te da el aire. Eso precisamente es lo que le está ocurriendo al filial del Villarreal que vive su segunda minicrisis de la temporada: no gana desde finales de noviembre y ha salido de los puestos de playoff. Y eso que el equipo groguet no está rindiendo mal, pero cara a puerta está negadísimo. Ha tenido muchas ocasiones para resolver los encuentros y no lo ha hecho; derivando así en una caída en la tabla clasificatoria.
Sin pasar por alto que el mes de noviembre fue extraordinario con 4 victorias consecutivas que le auparon hasta los puestos de promoción. Y ahí hubo varios ‘actores principales’ que tuvieron la culpa. Hablamos de 5 jugadores en concreto: Luis Quintero, Dani Requena, Hugo Pérez, Dani Budesca y Víctor Moreno. Cada uno, en su función, han contribuido a la mejora del minisubmarino, a pesar de este bache. Empezando por el cafetero, Luis desprende un aura y una magia que acerca de manera evidente al Villarreal al triunfo. Tras pasar un año complicado en el Amorebieta y Depor, Luis ha regresado con más hambre que nunca. Fue una temporada 23/24 complicada para él, pero muy necesaria para evolucionar, crecer y sobre todo aprender. Aunque parezca que lo bonito y positivo es que los chicos jóvenes se ‘hinchen’ a jugar, en muchos casos, debido a la inexperiencia, pasan mucho tiempo en un segundo plano.
Esa etapa hizo mella en Quintero que supo que había que tragar, aguantar el tipo y mantener la cabeza alta para seguir trabajando. Ha vuelto a Miralcamp con la misma ilusión, pero con una versión mejorada: más madura y después de atravesar malos momentos ineludibles para un futbolista de 19 años. Ahora, lidera a un Villarreal ‘B’ con 4 goles en 9 titularidades. Su desparpajo, buen manejo de la pelota y, por encima de todo, su valentía han hecho que pueda destapar goles de puro corajudo. El tanto que le hizo al Alcorcón y al Atlético de Madrid ‘B’ lo reflejan: golpear desde una distancia considerable sabiendo que hay más que ganar que perder. Y le salió de maravilla. Jugando en la punta del iceberg (rombo), el colombiano está disfrutando de una de sus mejores temporadas porque ha encontrado su hábitat perfecto.
Con mucha garra e implicación defensiva, Luis es uno más en tareas defensivas (algo que los jugadores de ataque no suelen poseer). Miguel Álvarez lo considera un jugador fundamental en el XI y de ahí que sea ahora mismo inamovible con 8 titularidades en los últimos 10 compromisos. Vive un momento ‘sabrosón’. Su compañero de juerga en el verde es Dani Requena que también es uno de los pesos pesados de la plantilla a sus 20 años. Sufrió una grave lesión a principios de septiembre, pero en octubre volvió como un toro para enderezar al filial. Spoiler: lo logró. Sus actuaciones en noviembre (dos asistencias ante Alcoyano y Atleti B) y diciembre (‘chicharro’ frente al Marbella) demostraron que, si está sano, el granadino es indispensable este equipo. Y juega donde sea: como interior, falso extremo, mediapunta. Sus pulmones se lo permiten y su calidad técnica por supuesto que también. Reque, al igual que Quintero, tiene mucha hombría para levantar a su equipo cuando las cosas no van bien.

Los ‘baby boys’ ganan ‘status’ en el B
Víctor Moreno entra también en esta ecuación. Estuvo cerca de marcharse al Al Qadsiah, pero la duración del contrato tumbó la operación. El nazarí afronta su segunda temporada en el filial siendo primer año de amateur. Y con todo lo que eso conlleva, está en su salsa: 15 encuentros siendo de la partida, 2 goles y una asistencia. Es una especie en extinción porque en el Villarreal B no hay ningún extremo natural además de Víctor. Él lo tiene claro: encarar, desbordar, poner centros o en su defecto, entrometerse en el área para buscar zona de disparo. Tiene una facilidad para salir ileso de todas las acciones donde está rodeado. Como los mandriles cuando saltan de árbol en árbol. Su velocidad y descaro se complementan de maravilla con su visión de juego para colmar de asistencias a los puntas.
El siguiente, un año más pequeño, pero igual de importante es Dani Budesca. La relevancia del murciano ha ido creciendo con el paso de los partidos. Nadie pensaba que un juvenil de último año iba a asentarse en Primera RFEF de la manera en la que lo ha hecho Bude. El club decidió mantener su ficha con el C, pero tenerlo en dinámica con el filial y la jugada está siendo un ‘jaque mate’ de manual. Este año apenas ha tocado Tercera y le está disputando el puesto a Joseda sin temor alguno. Siendo juvenil de último año, creo que es un futbolista carne mínimo de Segunda: físicamente está muy desarrollado (y le queda todavía), inteligente a la hora de sacar la pelota y una bala en el frente de ataque. Miguel ya lo utiliza de manera asidua sin ‘gastar’ la excusa de lesionados, sancionados etc. Juega porque se lo ha ganado. Recuerdo su actuación ante el Hércules y filial del ATM: estuvo de ‘cum laude’. Recibió la llamada de la Sub19 hace poco y pienso sinceramente que cada filial debería tener al menos un juvenil en la plantilla. Dani demuestra que la edad prematura no debe ser un sinónimo de malos partidos o errores continuos. Todo lo contrario.

Y por último, vamos con Hugo Pérez, uno de los más veteranos del filial. Con 22 años, el central barcelonés volvió a sentirse futbolista tras más de 10 meses lesionado del LCA y es el líder de la zaga grogueta. Aportando ese carácter y pundonor necesario en la categoría, Hugo ha vuelto a su mejor nivel y la plantilla lo está notando en todos los aspectos. Desde que regresó, acumula 11 titularidades junto a Espigares o Valou. No solo es bueno en tareas defensivas, sino que también se anima a asistir a los delanteros: su pase de gol a Quintero en el Rico Pérez no quedará en el olvido. Tiene unos prismáticos de última generación.
Estos 6 nombres han sido de vital de importancia para que el Villarreal ‘B’ no esté tan abajo en la clasificación y pueda engancharse a la cúspide, si regresa a la senda del triunfo. El mensaje es claro: la apuesta por el talento joven debe ser innegable y una carta ganadora.