Impotencia y rabia. Eso es lo que ha sentido el Juvenil A del Levante al terminar su encuentro ante el Hércules CF en el campo del Cracks (la Ciudad Deportiva de Buñol tiene varios campos en mal estado por los destrozos de la DANA) a las 18h. Tarde gélida y arrecida donde los de Álvaro del Moral querían ganar y mantener la racha positiva de 4 partidos sin perder. Los granotas lo intentaron por tierra, mar y aire, pero el muro alicantino ganó la batalla. Un punto que dejó insatisfecho al cuadro de Orriols, bastante superior durante todo el encuentro. Y es que el Hércules no lo puso nada fácil con dos líneas de 4 bien seguras por donde no cabía ni un alfiler.
Con Carlos Torres comandando en la medular, los locales intentaban llevar la batuta, pero es que el equipo blanquiazul era un perro de presa y no dejaba respirar a los azulgranas. Todo era muy intenso, pero justo cuando el Hércules aflojó un poco, Frederick Krug tuvo la mejor ocasión del primer acto después de controlar con ventaja un balón y cruzarlo en exceso en el 1vs1. El panameño no se lo podía creer; ahí había estado el 0-1. El descanso hacía acto de presencia en un duelo de poder a poder donde ninguno de los dos hincaba la rodilla.
Ya en la segunda parte, los visitantes se repusieron del dominio levantinista y anotaron un gol en claro fuera de juego. Los herculanos metieron el miedo en el cuerpo a su rival que entendió que la contienda debía convertirse en un juego de guerra: morir o matar. Nacho Pérez, muy activo durante los 90′, comenzó a aparecer más por el carril diestro asociándose con Luismi y Usedo. El Levante seguía y se iba a encontrar con una ventaja inesperada: Robles era derribado en la medialuna y el colegiado le mostraba la roja directa al jugador del Hércules. Pese a estar con uno más, los de Del Moral no encontraban el camino del gol ante un Hércules completamente replegado.
Y justo cuando el partido moría, Andrei la tuvo: un remate fortísimo de cabeza que detuvo Mompean casi en la línea. El rechace lo cazó Nacho que mandó el balón al lateral de la red. Las fuerzas se habían agotado y solo quedaba la baza de los balones colgados a ver si aparecía alguna cabeza salvadora. Aitor Manzanedo, Álex Llorens… Todas las torres subían para rematar las faltas, pero una y otra vez se topaban con, o bien la defensa herculana, o el portero. Todo terminó con un 0-0 muy amargo para el Levante que sigue fuera del descenso, pero con la sensación de haber podido ganar. De esos días donde la pelotita no quiere entrar y hay que marcharse con una mano delante y otra detrás.