¿Quién tiene más influencia en un niño o una niña que le encanta y juega al fútbol (o a cualquier otro deporte de base), un/a profesor/a de matemáticas o su entrenador/a?
Parece obvio que, en la gran mayoría de los casos (por no decir todos), para cualquier niña o niño que practica su deporte favorito, se diría que tiene más influencia, mucha más, su entrenador o entrenadora que su profesor de matemáticas o cualquier otra disciplina académica. Porque lo que haga el entrenador o entrenadora de base, qué aspectos trabaje y qué conductas transmita, tiene una enorme influencia en el funcionamiento de sus deportistas y, también si hablamos de aspectos psicológicos o mentales.
Es cierto, en este sentido, que cualquier persona que participe de alguna manera en el deporte de base tiene un “papel psicológico”; es decir, desde su rol, tiene gran influencia psicológica y un papel y funciones que sólo puede hacer esa persona; por lo que debe de hacer bien su trabajo aplicando las estrategias psicológicas necesarias. Es obvio decir, además, que si existe la figura del psicólogo del deporte podrá hacer un trabajo más específico y fino, además de asesorar a los demás agentes del deporte, aunque cada persona involucrada tiene su papel que debe hacer bien para que todo funcione correctamente.
Para el caso del entrenador, y a modo de resumen aplicado, planteamos cinco aspectos, a modo de “pentálogo” que se asumen como fundamentales para el funcionamiento del entrenador de base para que haga bien su trabajo desde ese “papel psicológico” como entrenador de deporte de base:
1) Ofrecer recursos deportivos a sus jugadores:
El hecho de que los deportistas perciban que tienen más recursos para afrontar las diferentes situaciones a las que se enfrentan, hace que su autoconfianza aumente y gestionen mejor las situaciones estresantes, entre otras cuestiones. Se trata de que el entrenador les enseñe aspectos tácticos, técnicos, ajustados a la edad y características de los deportistas, y, sobre todo que los deportistas entiendan que tienen recursos para hacer frente a las diferentes situaciones de juego. Esto no está reñido con la creatividad, pues uno de los recursos, por ejemplo, puede ser el buscar una de las mejores soluciones posibles en función de lo que el jugador crea, relacionado con el análisis de la situación. No se trata, de esta forma, de marcar de manera rígida lo que “debe” hacer el jugador, sino de ofrecer soluciones desde lo deportivo para que el deportista se sienta más capaz de realizar bien su trabajo como deportista.
2) Actuar como modelo de comportamiento:
La imitación uno de las primeras formas de aprendizaje que tenemos las personas desde el nacimiento; y es muy potente. El modelado, es la utilización de personas significativas (modelos) cuyos comportamientos se imitarán por aquellas personas que admiran de alguna forma a los modelos. Para un joven deportista, el entrenador es un gran referente (mucho más que un “profesor de matemáticas”, por norma general) por lo que actúa como un modelopotente de conductas que sus deportistas van a imitar. Esto incluye tanto la relación con otros agentes del deporte (árbitros, padres y madres, coordinadores, otros entrenadores…), como el cómo se comporta ante diferentes situaciones relacionadas con su funcionamiento psicológico (por ejemplo, cómo reacciona ante un gol a favor o en contra, en diferentes momentos de la competición…).
De esta forma, que el entrenador tenga un comportamiento emocionalmente estable, se relacione correctamente con los demás, sea “justo” con sus deportistas, se comunique adecuadamente… hará que sus deportistas imiten también esas formas de comportarse.
3) Ser honesto con sus deportistas:
Cuando un entrenador tiene un comportamiento similar con todos sus deportistas, tomando decisiones basadas en un criterio equitativo (sin favoritismos por razones ajenas a lo referente al propio funcionamiento del equipo) y dice lo que cumple; es decir, es honesto con sus deportistas, favorece que sus deportistas crean en él, confíen en las personas que están a su alrededor, además de actuar de la misma manera que su entrenador tanto en el ámbito deportivo como en el personal (ya que éste es un poderoso modelo de comportamiento). También, y al crear ese ambiente de honestidad, es mucho más fácil que los deportistas tomen decisiones adecuadas y se centren en lo que les pide su entrenador y el equipo, al focalizarse en lo realmente importante y no en sentimientos, por ejemplo, relacionados con la injusticia.
4) Plantear retos ilusionantes:
Existe una gran diferencia entre, por ejemplo, plantearse un objetivo orientado a lo que no se quiere que pase (“no fallar un balón”, “no podemos perder este partido”…) o hacerlo “orientado a lo que se quiere que pase” (“vamos a realizar este tipo de defensa”, “buscamos que el pase esté bien hecho”, “golpeamos adecuadamente el balón con la suficiente determinación”…). En el primer caso, genera presión, estrés y la incertidumbre de no saber realmente qué hacer para cumplir con el objetivo que le plantea el entrenador; mientras que, en el segundo, “mete en la cabeza” aquello que se desea incluso como una estrategia a seguir para que se dé lo que se plantea. Si a eso le añadimos una emoción agradable e ilusionante ante el hecho de poder lograr el objetivo, estamos planteando un tipo de motivación facilitadora que genera un buen funcionamiento.
De esta forma, que los deportistas actúen con objetivos que dependan de ellos, que estén orientados hacia lo que quieren que pase y que además supongan retos ilusionantes, es una gran fuente de motivación que puede ser facilitada por el entrenador regulando además otras variables psicológicas relacionadas con el juego y con el funcionamiento personal de los deportistas jóvenes.
5) Reforzar conductas adecuadas:
Cuando se aplica una sensación agradable de manera contingente a la realización de una conducta, por un lado, se aumenta la probabilidad de que ese comportamiento se repita, y por otro se genera una sensación de bienestar que, si se repite de manera frecuente, se traduce en un ambiente favorable para obtener los mejores beneficios del deporte y, al mismo tiempo, rendir al máximo nivel.
De esta forma, saber reforzar adecuadamente es una habilidad muy importante en los entrenadores de base. No se trata de decir a todo “bien”, ni de dar “premios” de manera arbitraria, sino de aplicar bien una estrategia psicológica que es muy poderosa que es el refuerzo positivo.
El papel psicológico del entrenador deportivo en la base es fundamental, ya que con su comportamiento influye decisivamente en sus deportistas. Los cinco puntos señalados resumen, desde nuestro punto de vista, aquello que debería marcar su funcionamiento; y que podríamos resumir en generar un buen ambiente y trabajar la percepción de control, que se refiere a que el deportista joven entienda qué está pasando y cómo puede hacer frente a las situaciones a las que se enfrenta.
En resumen…
Ser entrenador de base es apasionante, y también conlleva una responsabilidad por la gran influencia que tiene sobre sus deportistas. Por ello, hacer bien su trabajo desde el “rol psicológico del entrenador de base” es fundamental.
David Peris Delcampo (@dperisd)
Presidente Federación Española de Psicología del Deporte
Presidente Associació de Psicología de l’Esport de la Comunitat Valenciana (APECVA)
Profesor de la Universitat de València
Entrenador N3 TDS de Fútbol y Futsal
Psicólogo Experto en Psicología del Deporte