En la jornada del viernes, el Levante UD festejó su 115 aniversario con varias iniciativas, comenzando por el cambio de fecha -adelantándose del 9 de septiembre al día 6- para casar mejor con los registros y documentos históricos que ubican en este día la fundación de una de las dos entidades -Gimnástico y Levante FC- que componen el actual Levante Unión Deportiva. También se aprovechó para anunciar varios eventos más, y ser objeto de reportajes y cobertura en los medios.
Uno de estos artículos, firmado por José Luis García Nieves en Levante-EMV, analiza el cambio de tendencia en los últimos veinte años respecto a una grada del Ciutat de Valencia tradicionalmente ‘mayor’, con aficionados mayores de 40 y 50 años.
Y, más allá del cambio de status del club en los últimos lustros y haber sido una cara habitual de la Primera División en nuestro país, queremos detenernos en una iniciativa que -a nuestro juicio- tiene gran parte de culpa en esta evolución: el Club de los Niños. No sólo para elogiar el trabajo realizado por el club, sino para apuntar varios aspectos que podrían servir a cualquier club o escuela de fútbol que quisiera cambiar el perfil de su masa social.
Con motivo del centenario granota en 2009, la directiva de Quico Catalán emprendió un acercamiento hacia las generaciones más jóvenes que comenzó con la primera edición de la Feria Granota, la presencia en Expo Jove y la cabalgata de los Reyes Magos de Valencia, visitas a hospitales, etc. En todas las actividades se sumaban jugadores del primer equipo masculino, del primer equipo femenino, de la sección EDI o algunos de sus embajadores como David Casinos y Ricardo Ten. Y la iniciativa tomó cuerpo («El Club de los Niños») con las visitas periódicas a escuelas, colegios e instituciones, que además de recibir a los embajadores levantinistas disfrutaban de entradas para acudir a un partido al Ciutat de Valencia.
De por si, la iniciativa pintaba bien. Pero para que fuese realmente efectivamente, requería de dos cosas: continuidad y compromiso. No era la primera vez que se veían proyectos parecidos en la Comunitat en otros clubes de élite: en otras ocasiones, sin embargo, la idea no había pasado de unos meses o de un par de temporadas. La gran diferencia del Levante con sus predecesores fue su continuidad con el plan, prolongándolo en el tiempo año tras año; y el compromiso mostrado por jugadores, empleados y la directiva del club en mantenerlo siempre como una prioridad, porque también regenerar las gradas del Ciutat era un objetivo importante para la entidad.
Que, quince años después de comenzar aquel camino, el Levante pueda presumir de casi un tercio de abonados entre 12 y 27 años… no es casualidad. Es trabajo. Es insistencia. Y es sacrificio, sobre todo por parte de aquellos empleados que han organizado y planificado las visitas, eventos, actos, etc. También de las decenas de jugadores y jugadoras que han protagonizado las visitas a colegios y otros eventos en esta década y media.
En tiempos en mayor ‘blindaje’ en los clubes de élite, menor contacto con sus futbolistas, entrenamientos a puerta cerrada, limitación del vínculo entre aficionados y jugadores… era un acierto. Es un acierto. Y seguirá siendo un acierto total. Ha sido, por emplear una metáfora sencilla, como meter una moneda en la hucha cada día. Podría parecer una minucia, algo insignificante, pero moneda a moneda se juntan casi 5.500 monedas en quince años. Cambiemos ‘moneda’ por ‘aficionado joven’ y ya tenemos el paralelismo creado.
Sólo había que persistir. Tan fácil de decir como difícil de hacer. Y el ‘template’ está ahí para quien quiera seguirlo, con han hecho muchos clubes y equipos en los últimos tiempos, sobre todo aquellos con un alcance limitado o enclavados en una zona geográfica concreta (el Villarreal CF también ha realizado una fuerte apuesta en ese sentido). Apenas bastan, como decíamos, un puñado de elementos: unos medios técnicos y económicos modestos, mucha ilusión, el compromiso inquebrantable de todos los estamentos del club, un plan a largo plazo, tiempo para ejecutarlo… y paciencia para recoger los frutos.
El 115º cumpleaños levantinista no podría traer mejores noticias en lo social: en lugar de envejecer con los años, el club no hace más que rejuvenecer. Enhorabuena.