Era imposible no darse cuenta de que se trata de una persona muy querida dentro del club. Abriéndose paso entre abrazos y conversaciones con ex compañeros, el histórico ATS del Valencia CF, Pepe de los Santos, se abrió camino hasta el campo 1 de la Ciutat Esporiva de Els Arcs. Era el penúltimo día de competición y sus chavales jugaban los cuartos de final del Promeses. Esta vez, sin embargo, iba a ser diferente: tras jubilarse la temporada pasada, este iba a ser el primer verano de Pepe como mero espectador del torneo.
«Es una sensación muy extraña, la verdad. Ver un partido desde aquí fuera y no desde dentro… Nunca había tenido estas sensaciones», explicaba a ESPORTBASE Media el que fuese ATS de la primera plantilla durante varias décadas y que, desde 2017, fue reubicado en diferentes equipos de la Academia.
Las experiencias del veterano profesional, por cuyas manos pasaron plantillas como las del ‘Doblete’ de la 2003-2004 y que fue homenajeado por el club hace un par de temporadas, se remontan al arranque del torneo: «Me acuerdo de la época de Subirats, hace cuarenta años y coincidiendo con el inicio del COTIF. Tengo muchos recuerdos como aquel», afirmó.
«Yo pienso que este es el mejor torneo que tenemos en Valencia, incluso en la Comunitat Valenciana. En l’Alcùdia se ha hecho un gran trabajo, pero esto viene de la primera época con Eliseu Gómez, el ‘jefe’. Venía siempre al club a preguntar: «¿Qué equipo me vais a enviar este año? ¡Necesitamos un juvenil! ¡O al Mestalla!» Eliseu ha hecho una locura de trabajo, pero mucha gente no se da cuenta porque no ve esas cosas. Y yo, que sí las he visto, me gusta decirlo. En l’Alcúdia habría que hacerle un monumento a Eliseu«, agregó.
De los Santos, que posee desde 2014 la insignia de oro y brillantes del club, estuvo presente en el ‘staff’ del Valencia CF Alevín que conquistó el COTIF Promeses Istobal en 2022 y en 2023, con el míster Alfredo Ramos al frente. Eso sí, cuando le preguntas, no sabe precisar cuántos COTIF ha ganado a lo largo de su vida como miembro de los cuerpos técnicos («han sido unos cuantos»). Un torneo que ha evolucionado mucho desde sus orígenes, cuando todo era más rudimentario y los recursos obligaban a tirar de ingenio: «Justo al lado de Els Arcs había unas escuelas, si no recuerdo mal, que servían de dormitorios para los equipos que venían antiguamente. Yo dormí un año con el equipo de Uruguay«, confesó entre risas.
Acaban los cuartos. Victoria. El Valencia jugará las semis. Veinticuatro horas después, Pepe -que no duda en ‘apretar’ a quien esto escribe para que narre los goles del Valencia con más intensidad– vuelve a estar presente en la plataforma central de los campos 1 y 2, animando a su Valencia desde la barrera en las semifinales y en la final. «¿La verdad? Desde fuera del campo se pasan más nervios que dentro. En la banda estás mucho más tranquilo: confías en los chavales y sabes lo que pueden hacer», exclama.
Y llega la final. Y Pepe, como el resto de aficionados blanquinegros, sufre con el 2-0 en contra y explota de alegría con la remontada para ganar el torneo por 2-3. Mientras saluda a los chavales y al actual ‘staff’ del equipo, los abrazos y las sonrisas se suceden. Y eso le trae, como cierre de esta larga charla, una anécdota de hace apenas unos años: «Veníamos a la presentación, en el campo grande, y estaba la selección de Argentina. Uno me dice: «Oye, que viene una persona corriendo a por tí…». Me giro y, efectivamente, era Pablito Aimar. Menudo abrazo nos dimos. Y luego fue campeón del COTIF y del Mundial con otros amigos como Ayala. Eso no tiene precio», sentencia.