Este verano es importante para muchos de los jugadores de la Academia del Valencia CF que han estado a caballo entre el filial y el primer equipo, pero sin duda uno de ellos es Rubén Iranzo. El central valenciano es uno de los que más tiempo lleva alternando el filial y el primer equipo y quiere dar un paso importante en su carrera y poder así encontrar el crecimiento que durante tantos años ha apuntado.
Y es por eso que este verano está marcado en rojo en el calendario para Rubén Iranzo, porque el central entra ya en un año donde con 21 años ha demostrado estar para más que la Segunda Federación en la que milita el Valencia Mestalla. Su participación con el primer equipo este año no ha sido la esperada o deseada, y es que con un partido en Copa y otro en Liga (de lateral ambos) no ha podido disputar todos los minutos que le gustarían. Eso sí, su actitud ha sido siempre impoluta tanto en entrenamientos habituales con primer equipo como cuando ha participado con el filial donde otro año más ha sido trascendental.
Ahora está de vacaciones, pero en las próximas semanas se producirá una reunión entre las partes (agentes y club) para plantear los diferentes escenarios posibles. Con la posible salida de Thierry, Rubo ganaría enteros para participar como lateral derecho, pero como central parece que puede ser más complicado ya que además Baraja siempre lo ha ubicado en el costado derecho o izquierdo como en Vigo ante el RC Celta. En esa reunión se definirá su futuro, pese a que Rubo no se va a cerrar a jugar en el filial si hace falta y tiene más presencia en primer equipo.
El otro escenario es el de una cesión, ya que con contrato hasta junio de 2027, puede perfectamente experimentar una salida provechosa como la que ha tenido su compañero de batallas en el filial César Tárrega en Valladolid.
Un gesto que podría sonar a despedida…
La pasada semana, Rubén Iranzo acudió a la ciudad deportiva de Paterna para despedirse de compañeros, empleados y personal de la Academia del VCF antes de marcharse de vacaciones. En esa mañana el de Picanya aprovechó para tener un detalle que llevaba tiempo queriendo hacer y que es un gesto que le define como persona y futbolista.
Rubo regaló varias camisetas a todos los entrenadores y personas del club que durante todos estos años han estado junto a él y le han ayudado a llegar donde ha llegado. Entrenadores de fútbol ocho, de fútbol once y personas clave en su desarrollo como José Jiménez también.
Y pese a que este gesto podría sonar a despedida, no lo fue. Iranzo querría haberlo hecho ya tiempo atrás y no pudo y aprovechó este verano para hacerlo. Si finalmente es una despedida, será una casualidad que por supuesto trataremos de contarlo en este periódico.