Enrique Martín ‘Enriquito, utillero del Levante UD de 1952 a 1987, ha fallecido a los 96 años de edad. El club le rindió homenaje en 2009 junto a sus compañeros en un acto en el Ciutat de València. La capilla ardiente se instala esta misma tarde del lunes a partir de las 17 horas en el Tanatorio de Alfara del Patriarca y el entierro será mañana a las 18 horas en el mismo tanatorio.
Durante infinidad de años Enrique Martín, conocido en los círculos levantinistas como Enriquito, fue el utillero del legendario ascenso a Primera División conquistado por el Levante en junio de 1963. La figura de Enriquito amalgamaba con aquella plantilla que destilaba heroicidad, orgullo y épica por la magnitud y la dimensión del desafío adquirido desde una vertiente deportiva. Enriquito, como el resto de aquel grupo de futbolistas, formaba parte de la reserva espiritual de una entidad que durante muchas décadas recordó aquel hecho histórico desde la nostalgia y desde la incertidumbre.
Enriquito fue más que un utillero. Su recuerdo desde el presente así lo atestigua. Quizás estuviera ligado al Levante desde su mismo nacimiento, aunque él no lo supiera, ni tampoco lo imaginara por entonces. Enriquito vino al mundo en 1927. La temporada 1927-1928 no fue una campaña secundaria para el Levante FC. El equipo que lideraba Juan Puig se alzó con su primer campeonato regional.
La historia de Enriquito con el Levante comenzó en la década de los cincuenta, cuando se comprometió con el club que por entonces afrontaba los partidos en Vallejo. El estadio de la calle de Alboraya se convirtió en su casa como jefe de material. Cuenta la tradición que Torres, masajista de la primera plantilla, le abrió las puertas del Levante. Su dedicación y amor inquebrantable por el equipo lo convirtieron en una imagen reconocida en el ecosistema del levantinismo. Su cercanía con los jugadores propició infinidad de anécdotas entrañables, convirtiéndolo en una figura querida y respetada tanto dentro como fuera del vestuario.
Fue durante la temporada 1962-1963 cuando su nombre quedó grabado para siempre en la memoria colectiva del Levante, al ser el utillero del primer ascenso a la élite del fútbol español. Los históricos de aquel vestuario, que celebró el trasvase a la máxima categoría, recuerdan que lo apodaban cariñosamente Gary Cooper.
El paso del Levante por la Primera División le permitió conocer a grandes figuras del fútbol, entre ellos a Iribar, uno de sus ídolos. Estos encuentros fueron momentos memorables que Enriquito atesoró con orgullo. Enriquito nunca negoció su pasión por el Levante. Su dedicación era una máxima. Y mantuvo esta actitud hasta el final de su carrera. Siempre trabajó en silencio, sin buscar el protagonismo, pero siendo fundamental para el funcionamiento del equipo.
Durante la década de los setenta, su figura era inconfundible en el Ciutat de València. En los descansos de los partidos, era fácil verlo aparecer en el campo, cargado de balones, colocándolos meticulosamente en cada espacio del terreno de juego para que los jugadores pudieran calentar antes de la reanudación del partido. Este ritual se convirtió en una imagen emblemática que los aficionados recuerdan con cariño.
Enriquito fue mucho más que un simple utillero. Su legado perdurará en la historia del club. El Consejo de Administración del Levante UD y la Fundación Cent Anys quieren manifestar su más sentido pésame por el fallecimiento de Enrique Martín, Enriquito.
Texto: Levante UD