Hablar de fútbol base en la provincia de Valencia es hablar de Javier Villanueva, quizá uno de los individuos con más experiencia acumulada a sus 57 años. Este ‘viejo rockero’ue’ fue jugador de varios clubes, un histórico de Don Bosco y, hace más de cuatro décadas, comenzó una andadura como entrenador que le mantuvo en la escuela de Salesianos hasta principios de 2022, cuando cerró su etapa en la escuela de los curas.
En la actualidad, Villanueva dirige desde el pasado verano al Cadete ‘A’ en el Tavernes Blanques. «Pepe Rus, presidente de la escuela, fue compañero mío como futbolista. También conocía al coordinador de cadetes y míster del Juvenil, Álex Jarque, teníamos buena relación cuando estaba en el Torre Levante», explica en ESPORTBASE Radio uno de los técnicos de fútbol base más laureados de la Comunitat.
Camino de los sesenta, la pregunta es obligada: ¿qué motivaciones tiene Javi para seguir adelante en un mundillo en el que ya lo ha demostrado todo? «No diría que hay un aspecto concreto. Es pura ilusión, sigo teniendo la misma ilusión y las mismas ganas. Cada día aprendo. Mi ilusión sigue intacta y con muchas ganas de hacer cosas», afirma. Unas ganas de aprendizaje constante muy necesarias, ya que «en los casi 45 años que llevo vinculado al fútbol base, todo ha cambiado muchísimo».
El técnico tuvo unos inicios deportivos como jugador en el CD El Rumbo, «cuando el campo estaba al lado de la antigua cárcel de mujeres», y recuerda infinidad de excusiones a recoger balones al río «cuando todavía había agua» y ‘pescarlos’ armado con un palo y una cesta. Un día, con 9 años, Nando -exjugador del Valencia y Deportivo, entre otros- y el cura Don Fernando ‘El Macanas’ le reclutaron. «Nando se convirtió en uno de mis mejores amigos. Aunque vive en A Coruña viene mucho a Valencia, le tira mucho la terreta. Siempre recuerdo que debuté con Don Bosco el día que operaron a Nando de apendicitis», afirma entre risas.
Desde entonces ha sido 45 años «entrenando, estudiando, jugando, dirigiendo…». Su transición a los banquillos fue muy natural: «Desde siempre me gustó competir, y tuve la suerte de ser capitán en todos los equipos en los que estuve. Me gustó tanto la competitividad que poco a poco fui entrando en los grupos de futsal, luego a hacer campo… Polo y Berenguer, dos directivos, le propusieron a mi padre que cogiese al Juvenil de Liga Nacional. Y esa misma temporada subimos a División de Honor«, rememora.
El Don Bosco se codeó durante cuatro temporadas con la flor y nata del fútbol juvenil en España. El primer año en División de Honor tocó jugar contra equipos de la Comunidad de Madrid, y Villanueva recuerda con cariño el duelo «contra aquel Real Madrid donde Guti era jugador y Vicente del Bosque, director de cantera». Hicieron una gran temporada, «quintos con la mejor clasificación del Don Bosco en División de Honor». A ello le siguieron otros tres años en el grupo de equipos de Cataluña, con duelos intensos contra el FC Barcelona de Carles Puyol «y una manita, 5-1, que se llevaron al venir aquí a la Bombonera de Don Bosco».
Con tanto material en su archivo de vivencias, es difícil para el técnico valenciano quedarse con su mejor momento. «Como entrenador, sin duda, la celebración en 1996 del 50º Aniversario del Colegio (1945-1995) con un cuadrangular contra el Valencia CF, el Real Madrid de Míchel y Martín Vázquez, el Athletic Club de Karanka… Fue un hito histórico, se colocaron gradas, el campo de tierra estaba perfecto con aquel coche pasando el rastrillo para dejarlo plano… Parecía aquello un estadio de Primera«, recuerda.
En el lado negativo, Javi se centra en «cuando, por desgracia, ha fallecido algún compañero mío de etapa juvenil, como Rocky; o alguna mala temporada, que también las ha habido. Aunque la mayoría han sido muy buenas». Los resultados en todo este tiempo avalan su comentario. En su mochila acumula ascensos en prácticamente todas las categorías: a Superliga de fútbol-8, a Cadete Autonómico, a División de Honor…
Los nombres que han pasado por sus manos son innumerables. «Ahora mismo me viene a la mente Manu Fuster, que del Valencia saltó a Huracán, luego vino con nosotros y ahora lo tenéis haciéndolo bien en el Albacete», apunta. La prolífica cantera de Don Bosco tiene grandes futbolistas en su haber, como Vicente Guillot, el más veterano que salió de la escuela; Roberto Soldado como el más mediático; o los Nando, Jorge Bartual, Balaguer (que está en el ‘staff’ de Míchel en el Girona), David ‘Cerra’, Vicente Iborra… «Mucha gente importante», asegura.
En más de cuarenta años, Villanueva tiene claro cuál ha sido el gran cambio (a peor) del fútbol base y ha podido vivirlo en primera persona: «Aunque hay excepciones, hoy es muy complicado ‘hacer’ tanto vestuario y tanta piña como hacíamos antes. Las circunstancias familiares de los jugadores hacen que, al acabar el partido o el entrenamiento, se marchen rápido. Recuerdo escribir en Superdeporte con mi amigo Vicente Linares sobre ‘el verdadero vestuario’. Todo ha cambiado mucho y ya no es como antes», lamenta.
Mientras centra su tarea en llevar al Cadete del Tavernes lo más alto posible, el entrenador no oculta que «me gustaría un reto» de magnitudes mayores, «como dirigir de nuevo alguna vez a un Juvenil Liga Nacional e intentar un ascenso a División de Honor». «Pero no me obsesiono: si viene, vendrá. Estoy muy bien donde estoy», añade.
Acaba la charla. La última cuestión abarca al fútbol base de la Comunitat, con cuyo desarrollo en los últimos años no está demasiado conforme: «Yo cambiaría muchas cosas. No estoy de acuerdo con el rumbo que está tomando el fútbol base; hace seis años propusimos el cambio de formato de Superligas y, con todos los respetos a un amigo como Salva Gomar, creo que podemos seguir mejorando y darle una vuelta a lo que tenemos actualmente».