El juicio que se ha celebrado este viernes contra dos empleados del Valencia Club de Fútbol por supuestamente no atender de forma debida a un canterano de 12 años que contrajo salmonelosis en un viaje del equipo a Egipto en 2019 para disputar un campeonato entre clubes ha quedado visto para sentencia.
Durante la vista, el fiscal ha elevado a definitivas sus conclusiones y ha pedido que sean condenados tanto el que fuera director técnico de la Academia del Valencia Marcos Otero –como máximo responsable del club en el viaje– como el enfermero ATS del equipo, Pepe de los Santos, por sendos delitos de imprudencia grave con resultado de lesiones. Cabe recordar que el menor tuvo que ser ingresado a su vuelta a Valencia y operado por una perforación duodenal derivada supuestamente de la medicación que le dieron para tratar los síntomas.
Para el fiscal, José Perals, cuando el menor enfermó en el viaje, los responsables del club tenían la guarda del mismo y «no obraron con la diligencia debida» ante la situación. «Ellos tenían la capacidad de decidir cómo tratarle, y lo trataron muy mal», ha espetado.
La madre del menor, que ha comparecido como testigo y que junto con su marido acompañó a la expedición pero sin compartir el día adía de los menores, ha señalado a preguntas del fiscal que, desde que el menor empezó a encontrarse mal, los responsables del club les dijeron que estuvieran tranquilos y que estaba «todo controlado». Pero un día más tarde, cuando el preparador del equipo les pidió que compraran suero para suministrárselo, «empezó la pesadilla».
Ha recordado que al subir a la habitación para entregar esos sobres –iba con su marido y otro de los padres– se encontraron al menor tumbado, sólo, en posición fetal, con toda la habitación en desorden y llena de ropa interior con deposiciones fruto de la diarrea. «Me dio un shock y me maree ante las circunstancias de abandono total», ha señalado emocionada.
Pidieron «confianza» a los padres
Tras esa visita, y al ser calmados por el ATS, abandonaron el hotel, pero mantuvieron conversación a través del teléfono con el entrenador y la encargada de la intendencia de la expedición, y ambos les pidieron que confiaran en ellos y que el niño solo tenía un virus.
Ha explicado que por su parte pidieron «constantemente» llevarse al niño a su hotel, o acercarlo a un hospital, o que le viera algún médico, pero la contestación del equipo fue que era una diarrea, que estaban «exagerando» y que lo tenían «mimado».
Sobre el reconocimiento médico que en teoría llegó a hacer el médico de otro de los equipos que competía, el del Parma, ha señalado que no fue tal porque se limitó a ponerse delante del enfermo e indicó que era habitual estar así por el país en el que estaban.
En Valencia, ha recordado la madre, esperaron al avión en el que regresaba su hijo en el aeropuerto, y cuando desembarcaron vieron que no se podía sostener, «iba rígido, era un cadáver». Ha relatado cómo su marido lo cogió en volandas y rápidamente se fueron al hospital más cercano, donde al ver al paciente decidieron derivarle a otro centro, La Fe de Valencia, mejor preparado.
«Le hicieron reconocimiento, (…) me dijeron la gravedad –de la situación–: Riñones parados, órganos secos y que si salía de ésta habría daños cerebrales, que estaba a punto de fallo multiorgánico», ha explicado.
Tras el testimonio de la madre ha llegado el del padre, que básicamente ha corroborado lo dicho por ella pero ha introducido un dato, yes que se ofrecieron a llevar a su hijo y a quien estuviera también enfermo al hospital para que les viera un médico, ante lo que el enfermero les comentó que por niño serían 120 euros y que «estaba todo controlado» porque era un proceso que tenía que pasar.
EL juez también ha escuchado al menor, que ha corroborado que el ATS le daba a tomar pastillas cada ciertas horas, «4 o 5 horas», y que le decía que era ibuprofeno. Ha recordado asimismo que también le dieron ‘fortasec’ y le inyectaron ‘primperan’.
Los acusados se defienden
El director técnico ha negado durante su declaración como acusado que estuviera al tanto de los síntomas del menor dado que el departamento médico no dependía de él, y ha negado que desde el club se prohibiera por protocolo que los padres de los jugadores se alojaran en el mismo hotel que la expedición o vieran a sus hijos.
Además, tras indicar que 5 de los 12 jugadores se encontraron mal en ese viaje, ha recordado que propuso en una reunión con los padres que se llevaran al menor si querían cuidarlo ellos o que regresaran a Valencia. Al hilo, ha negado que prohibieran desde el club que pudieran visitar al niño, y ha matizado que lo que sí hizo fue insistirles en que debían comunicar a los responsables del viaje si iban a ir al hotel de concentración a visitarle.
Asimismo, ha sostenido que el médico del Parma sí visitó al menor en su habitación y señaló que el protocolo establecido por el enfermero del Valencia CF era el mismo que él seguía en otros casos similares.
El enfermero, Pepe de los Santos, ha señalado a preguntas del fiscal que sólo le dio una pastilla de ibuprofeno el primer día y que luego le trató con ‘fortasec’ para tratar la diarrea, ‘termalgin’ para bajarle la fiebre y suero oral para rehidratarle, algo «habitual» para atajar este tipo de «diarrea del viajero».
Pero el momento clave de su declaración ha llegado cuando ha aseverado que antes de coger el vuelo de vuelta a Valencia se percató de que el menor se había estado automedicando al notar que tenía la lengua rosa: «Le digo si ya ha tomado uno –un fortasec– y me dijo que sí que su madre le había dicho que se tomara uno».
Tras esto, y al ser preguntado por cómo se habría hecho con esa pastilla el menor, el ATS ha afirmado que el menor «llevaba una bolsa con medicación» que contenía ibuprofeno y paracetamol.
Este extremo ha sido negado tajantemente tanto por los padres del menor, que han señalado que no estaba permitido que los menores llevaran medicamentos, como por el propio niño, que en su declaración ha negado haberse automedicado.
La versión de los forenses
Durante el juicio, los tres forenses propuestos por las diferentes partes han expuesto sus peritajes, que no han sido coincidentes. El médico forense de la Audiencia Nacional ha explicado que un cuadro de salmonelosis suele provocar deshidratación por diarrea y vómitos pero en tres o cuatro días suele remitir.
Y ha añadido que en este caso se le trató con ibuprofeno «y, si no hay protección, produce irritación gástrica y duodenal». A su juicio, el menor sufrió la perforación del duodeno por la ingesta de ibuprofeno pero también influenciado por la salmonelosis que padecía.
El forense que ha realizado el peritaje para la acusación particular ha respaldado lo explicado por el otro colega y ha añadido que el ATS no debería haber realizado una prescripción de fármacos dado que eso sólo lo debe hacer un médico.
Ha afirmado que tomar ibuprofeno con inflamación gastrointestinal está contraindicado, y ha añadido que el cuadro con el que llega elniño a Valencia es de insuficiencia renal y afectación del páncreas, y que si no hubiera recibido atención «habría podido fallecer en cuestión de horas».
La pediatra que ha realizado el informe para la defensa de los acusados ha sostenido en cambio que el ibuprofeno es «perfecto» para cuadros de fiebre y que «se utilizó como antitérmico a dosis correcta» y que el problema que agravó el estado del menor fue la salmonela. Además, ha achacado la perforación del duodeno del menor a una duodenitis crónica.
Texto: Europa Press / Foto: Valencia CF