A pocos días de cerrar el año 2022, Javier Mateo (concejal de Deportes del Ajuntament de València) hace balance en ESPORTBASE de sus seis meses al frente del área y de la Fundación Deportiva Municipal.
Una charla en la que tratamos, entre otras, la cada vez más necesaria ampliación del número de campos y recintos deportivos para albergar la gran cantidad de escuelas y clubes de deporte base de la ciudad, cuyo crecimiento se ha disparado en los últimos diez años.
ESPORTBASE: En diciembre se han cumplido seis meses desde su nombramiento como concejal de Deportes. ¿Satisfecho?
JAVIER MATEO: Totalmente. La experiencia de poder estar en la Concejalía de Deportes es netamente positiva. Estoy conociendo personas de un valor humano y profesional espectacular, dentro de la Fundación Deportiva Municipal y dentro de los clubes y federaciones. Hay gente que se desvive por el deporte, y de manera conjunta estamos construyendo algo muy positivo para la ciudad, para su imagen y para todas las personas que vivimos en ella. El fin de semana de la Maratón fue el colofón de lo que puede hacer Valencia cuando se trabaja de forma conjunta. El área de Deportes es preciosa, todavía más si te gusta el deporte. En mi caso, estar mal de las rodillas es un poco ‘maldición’: ves deporte, quieres practicarlo… Es como si eres goloso y trabajas en una pastelería, dices: ‘Me lo comería todo’. Con el deporte me pasa eso: quiero hacerlo todo, hacer waterpolo, quiero hacer hockey… pero las rodillas te dicen que te estés quieto hasta que se arreglen.
EB: Es la evolución natural: pasar de practicar deporte a verlo…
MATEO: Yo disfruto muchísimo viéndolo. La parte negativa del cargo es que ‘todos los días son lunes’, como solemos decir. Los fines de semana en Deportes son una agenda muy intensa. Y eso no deja tiempo para ir a ver a mis hijos jugar; me entero por el grupo de Whatsapp del fútbol o basket si han ganado, perdido, si han hecho buen partido… Esa es la parte negativa: no poder ver a mis hijos jugar. Pero va en el cargo: intento ayudar a que muchos papás, abuelos y tíos sí que puedan ver a los suyos.
EB: ¿En qué edad están sus hijos ahora?
MATEO: El mayor tiene ocho años, y el pequeño cinco. El mayor dentro de nada estará en ese salto al fútbol-11, ya le voy avisando. Él es muy rápido, le gusta correr, y ya le he dicho que va a disfrutar mucho cuando pase al campo grande.
EB: A muchos chavales les ha costado ese salto por los dos años de pandemia.
MATEO: Lo he comentado con gente de la Federación de fútbol y de basket, pero también en cualquier deporte: el ‘parón’ que hubo por la pandemia se ha notado bastante a la hora de readaptarse. Mi pasillo durante la pandemia era un campo de fútbol, un campo de tenis… Veías como crecían los niños en base a dónde apoyaban las manos en las paredes, cada vez más alto. Y algo que salió muy bien, y que valoramos mucho: mucha gente se ha cogido a hacer deporte. Te asomas a cualquier sitio y hay gente corriendo, gente en la calle haciendo deporte… A nivel federado se resintió, y ahora estamos volviendo a esas cifras, pero ahora hay más deporte que antes de la pandemia. Por verle cosas positivas a algo tan funesto. Gracias a los cuerpos técnicos y entrenadores, los niños empiezan a tener una adaptación mucho más normalizada que estos dos años de ‘parón’. Les ves entrenar y parece que no haya pasado. Hay cierta edad en la que se nota ese salto, pero es importante haberlo hecho bien.
EB: Viene usted de un sector vinculado a la gestión. ¿Cuál es la historia profesional de Javier Mateo?
MATEO: Soy de San Marcelino y lo digo en todas las entrevistas que puedo. El mejor barrio del mundo. De familia trabajadora de toda la vida: mis padres tuvieron comercios y negocios de los de toda la vida. Siempre me gustó la tecnología, ‘romper’ y abrir las cosas. También el diseño, el dibujo, la parte creativa. Estudié Informática en la Politécnica, mi foco era hacer videojuegos, películas de animación… Y acabé en Industria. Empecé a digitalizar industrias en una empresa valenciana por todo el mundo. En 2018 me sentaron en una mesa y me dieron la oportunidad de darle un ‘meneo’ al emprendimiento en Valencia, a nivel económico hay un potencial muy grande. Ahí saltó de lo privado a lo público en ‘València Activa’. Durante cinco años me dediqué a la gestión, a posicionar València a nivel internacional como lo que es ahora mismo, con grandes empresas como HP, Lufthansa y otras grandes empresas viniendo a València porque hay mucho talento. Y desde hace seis meses en la Concejalía de Deportes. A mí siempre me ha encantado el deporte, el que me echaran.
EB: ¿Qué deportes ha practicado?
MATEO: Principalmente fútbol de pequeño. En época de instituto, frontón en el Polideportivo de San Isidro, a raquetazo limpio. En la universidad jugué al vóley, fútbol sala (ganamos un Trofeo Rector, ¡había nivel!), fútbol playa, vóley playa… Tengo el kite-surf en el debe: me deslicé 100 metros sobre el agua, luego pasé cuatro kilómetros tragando agua. Y ahora, cuando nos quedamos los cuatro ‘señores’, estamos empezando a jugar a pádel. Es un deporte que puede practicarlo cualquiera, pero si quieres jugarlo bien… Ojo. Me gusta el deporte, me gusta jugarlo. Ahora estoy viendo mucho hockey, o rugby –el otro día estuve en un derbi- y me apetece probarlo.
EB: ¿Le ha cambiado mucho el escenario de su trabajo? ¿Pasar de un despacho gran parte del día a pisar mucho el césped?
MATEO: Hay dos detalles. Lo comenté el otro día con gente de mi anterior trabajo: antes, echaba tantas horas de ordenador que tuve que ponerme gafas para descansar la vista. Desde hace cinco veces, no las uso, no sé dónde están. Tengo muchas más reuniones con clubes, instituciones, federaciones… Y también mucha visita y participación en eventos deportivos. Como concejal de Deportes hay que apoyar a esa directiva, a esas mamás y papás que hacen el esfuerzo de llegar a sus hijos e hijas a entrenar y jugar haga frío o calor, llueva o haya una ventisca tropical. Hay que darles un espaldarazo a ese esfuerzo. Y claro, la agenda: antes me lo hacía todo yo, y ahora Inma y Almudena –miembras del equipo- me ayudan. La directriz es intentar ir presencialmente a toda convocatoria que llegue; y si se solapan, intentamos cuadrarlo también. Creo que el Ayuntamiento debe estar. Es importante apoyar al deporte base, sobre todo en las disciplinas minoritarias; la presencia de un concejal puede ayudar a que haya más revuelo, o a que un niño o niña descubra ese deporte. Las gafas y la agenda son los indicadores del cambio. Y también que me han salido más canas. (Risas)
Escucha aquí la entrevista con Javier Mateo en el Esportbase 7×13
EB: En esas visitas a los clubes, ¿qué le dicen los padres? ¿Qué le suelen pedir?
MATEO: Depende del campo. Alguno pide arreglar los vestuarios, otros que se renueve el césped… Intento llevarlo preparado y llevarles respuestas: “A vosotros os toca el año que viene”, “a vosotros dentro de dos años”… Está planificado, salvo en caso urgente en el que tengamos que entrar ahí como los GEOs para resolver algún problema. Sobre todo, para prevenir lesiones.
EB: Usted lo sabe, porque ha sufrido lesiones graves de rodilla.
MATEO: Y eso que ahora hay césped, porque nosotros venimos de la época de la tierra, las piedras… Y llevarte alguna piedra en el muslo para casa. Actualizaciones y demás, esa es la parte del trato con los padres. Y cuando hablas con los clubes, preguntan por ejemplo por el cambio de la luminaria, porque estamos haciendo actuaciones para cambiar a luces LED más sostenibles. Estamos planificándolas para que las instalaciones sean lo más sostenibles a nivel económico y medioambiental, para que sean una menor carga para quienes las gestionan. Las iluminaciones se van actualizando por normativa también; antes había mucha luz naranja, tardaban los focos en calentarse… y ahora se encienden con un botón y hay más claridad. Queremos actualizar las instalaciones para hacer de ellas un entorno agradable para los niños que juegan y los familiares que acompañan, que esas dos horas y media que van a pasar sentados en un banco cada vez puedan pasarla de la manera más cómoda posible.
EB: ESPORTBASE nació en 2015 y acabamos de arrancar nuestra octava temporada de vida. Desde el principio hablamos de la escasez de espacio para deporte en València capital; hablamos de ello en 2017, y en 2019 hubo un problema con clubes de rugby que nos obligó a escribir un editorial sobre ello. Hay unas 140 instalaciones deportivas en la ciudad. Tenemos la sensación de que no es suficiente. ¿Cómo van a afrontarlo? ¿Es una cuestión de que no hay espacio?
MATEO: Totalmente. Ha habido dos problemas. Uno ha sido de estrategia: la ciudad no se planteó, hasta hace relativamente poco, como una ciudad en la que el deporte fuera un pilar. No sólo económico, también social y a nivel de salud. Se ve cuando ves el mapa de la ciudad. Eso provocó el segundo problema: que no haya suelo deportivo suficiente como para poder hacer este tipo de instalaciones. Estamos trabajando en cambios de planeamiento para intentar revertirlo: para ganar suelo deportivo en el que generar infraestructura para múltiples deportes. Es cierto que los campos de fútbol y rugby tienen las extensiones más grandes, y necesitamos conseguir unas parcelas importantes. Estamos trabajando de cara a futuro en Turianova: allí va una actuación deportiva conforme tenga algo más de población. También en la zona de Sociopolis. Estamos articulando los pocos suelos que nos queden para una planificación de crecimiento. A mí me encantaría disponer de algún campo de fútbol más en el río, pero no se puede. Tenemos un problema de espacio importante. Estamos trabajando la reubicación de los espacios que ya tenemos, intentar darle salida a esta necesidad. Hay un problema de suelo, y también que las prioridades en los últimos dos años, evidentemente, han ido por otro lado. La Petxina ha sido un centro de acogida para muchos durante la pandemia, y muchos polideportivos, espacios y personal han sido lugares para el reparto de comida. No mucha gente lo sabe. Y ahora es cuando estamos trabajando en conseguir más suelos para intentar mirar más allá y ver las necesidades que puede haber. Estamos en contacto con la FFCV para saber si hay alguna solución, o con ciudades limítrofes a València para ver su disponibilidad para intentar ayudar a los clubes. Intentar cuadrar horarios, por ejemplo, porque las instalaciones son finitas.
EB: Es decir, que el problema lo tienen detectado. Muchas escuelas de todos los deportes nos han trasmitido esa preocupación.
MATEO: Sí, por supuesto. Hay millón y medio de personas en el área metropolitana. Es una de nuestras prioridades. Trabajamos de manera coordinada: el Servicio Deportivo lleva la gestión y cuadra la relación con clubes y federaciones, y se encarga de detectar todas las necesidades; y con Infraestructuras se ve cómo dotarlo y trabajarlo. Tenemos en construcción Nou Moles; en breve presentaremos San Isidro como pabellón polideportivo; Benicalap, cuando se desatasque el tema (con el Valencia CF), tendremos ahí otro pabellón… Incluso viendo actuaciones que ya tenemos en marcha y transformarlas para que puedan ser polideportivas. Y hablando con las universidades para ejercer de conectar con clubes en instalaciones que no estén utilizando. Estamos recuperando espacios sin uso hasta la fecha. Somos conscientes del problema, pero también tenemos nuestras limitaciones de espacio, presupuestarias y de gente que pueda dedicarse a ello. Cuando hablamos con los clubes, se lo transmitimos así: somos los primeros que quieren dar solución a ese problema.
EB: Hablemos del modelo de gestión de instalaciones deportivas. ¿El actual es el modelo ideal o todavía se puede afinar?
MATEO: Ahora nos toca cambiar. El modelo anterior de convenio ya no se puede implementar. Tuvimos una reunión con muchos clubes para explicarles el nuevo procedimiento. Por la ley de contratos del sector público, tenemos que ir a concurso. Por ejemplo, el campo de San Marcelino, donde conviven Colegio Salgui y ‘Sanmar’. Ahora mismo la gestión la lleva uno, el ‘casero’, y el otro es el inquilino. Queremos fomentar un modelo que hemos visto que funciona muy bien en el rugby: la co-gestión. Que los dos clubes, o tres, hagan que la instalación sea de todos. Que gestionen, se impliquen y colaboren de manera conjunta. Hemos creado un grupo de trabajo porque sacaremos a concurso para clubes y asociaciones deportivas –no podrán presentarse una empresa a gestionar un campo de fútbol- para que ellos generen barrio e identidad, fomentando proyectos colaborativos que se impliquen a nivel social. Por ejemplo, para que ningún niño o niña sin recursos no pueda apuntarse al fútbol. Son casos que te tocan de cerca, de niños que no pueden pagar la ficha, el equipaje… Muchas veces los clubes entran ahí a ayudar. Nosotros queremos ayudarles generando una rueda de sinergias, con subvenciones… Concesiones a cuatro años en el que el proyecto deportivo conjunto sea un valor añadido. Al final queremos que los clubes de toda la vida puedan hacer una gestión mayor. De hecho, estamos haciendo formaciones a nivel de gestión energética, sin coste. Formación para cómo reducir costes, cómo hacer una gestión más eficiente a nivel deportivo… En breve sacaremos un manual de instalaciones para que todo el mundo sepa cómo profesionalizar esta gestión. Estaremos detrás para ayudar y dar soporte técnico, moral, lo que haga falta. Porque la labor que hacen a nivel social para que esos niños estén haciendo deporte por las tardes, y no ‘en el parque’.
EB: Esa ha sido una de nuestras peleas: el factor social del deporte base para una educación deportiva para el menor, en lugar de ‘otras cosas’…
MATEO: Yo lo he vivido. Conozco gente de mi generación que está ‘en el parque’ todavía. Con el deporte se genera un hábito, unos valores… Aporta muchas cosas. Que luego vas a poder implementar en el resto de tu vida. La gente deportista tiene otra forma de afrontar los problemas, o de trabajar en equipo, o resistencia a la frustración. Porque, claro, hay que acostumbrarse a perder. A mí me echan la bronca porque, a mis hijos, no les ‘dejo’ ganar. Porque, así, el día que me ganen será porque ha sido de verdad. La vida va a ser dura, hay que ponerles retos. Es importante saber aceptar el saber perder. Y más ahora con la inmediatez: yo me tragaba mucha publicidad para ver acabar un partido de ‘Oliver y Benji’, y los chavales de ahora tienen Netflix. La paciencia es un valor que hay que destacar.
EB: Cerramos. ¿Objetivos para el año 2023?
MATEO: Lo primero que queremos destacar es que no ‘vamos’ hasta mayo. Como gestores públicos hay que pensar en que nosotros pasaremos, pero la ciudad y la estrategia deportiva tienen que hacerse con mirada larga. Se habla de 2030 para muchas cosas, pero en Deportes deberíamos hablar de 2050 o incluso más. Mirar muy a largo plazo para que Valencia consolide un modelo que está empezando a funcionar muy bien: el deporte como un valor más de la ciudad. Igual que tenemos buen clima, y tenemos grandes universidades o empresas, tenemos también un gran sector deportivo. Hay que consolidarlo con estos pequeños grandes cambios. Pase lo que pase en mayo, el trabajo que se ha hecho es positivo. Y que cualquiera que pueda venir detrás –trabajaremos para que, ojalá, sea el mismo equipo-, es difícil que se eche abajo. Me parecería un error flagrante, simplemente porque lo hayan hecho otros, se eche por tierra. Si funciona y es bueno para la ciudad, dejemos fuera colores (políticos) y demás. A pesar de dormir poco y no tener apenas tiempo para nada, estoy encantado de poder estar cuatro, ocho o veinte mil años más pudiendo construir deporte en esta ciudad.
Fotos: FDM València