Vivimos días de fiestas, cava descorchado y saltos de alegría en el fútbol regional valenciano conforme se van confirmando los ascensos de categoría. Hubo un equipo que no pudo esperar tanto: el Amateur del Unió Imposibles-Beteró ni siquiera tuvo que llegar al mes de mayo para confirmar su ascenso a Primera Regional, a cuatro jornadas del final de la competición y siendo el conjunto más ‘madrugador’ en confirmar su subida de categoría desde su Grupo 5 de Segunda.
El pasado 30 de abril, un contundente 6-1 en La Malvarrosa ante el Atlético Moncadense sirvió al conjunto rojillo para rematar una temporada sensacional en lo deportivo. El ascenso a Primera Regional culmina un trabajo «de tres años», según indica a ESPORTBASE su míster Manolo Marco. Los años de la pandemia fueron decepcionantes, pero una pequeña ‘revolución’ el pasado verano en la gestión del Amateur -que pasó a estar en manos de algunos de sus jugadores integrantes- asentó las bases del cambio.
«Llevamos muchos años en el mundo del fútbol y enseguida vimos que había un buen grupo, tanto de calidad humana como futbolística. Con eso, sabiendo que siempre vendría gente a ‘probar’, estábamos convencidos que saldría un equipo, por lo menos, competitivo«, recuerda. La directiva del club aceptó este nuevo modelo de gestión, con una plantilla que se ha encargado de todos los gastos del equipo: fichas, cuotas, ropa, sueldo del ‘staff’… Gestión autosuficiente a varios niveles, pero siempre ejerciendo como referentes del resto de los equipos formativos de la escuela.
Podría decirse, según Marco, que el ascenso de abril de 2022 empezó a fraguarse en agosto de 2021. «Empezar una pretemporada en ese mes es poco frecuente en Segunda Regional. Los jugadores marcaron la exigencia desde el principio, el equipo había dado un giro radical y quien quisiese tener un rol importante tendría que estar ‘a tope’. Eso nos ha acabado facilitando llegar a un objetivo tan importante», recalca el míster. Tres sesiones semanales de entrenamientos en horarios intempestivos («de llegar a casa pasadas las once de la noche») y que la plantilla ha llevado a cabo a rajatabla.
A partir de ahí, la competición. La plantilla -de veintidós componentes- mezcla juventud, madurez y veteranía, «que junto al nivel personal y de calidad han generado una mezcla casi perfecta» con miembros con varios años en el club, jugadores de la base y fichajes que reforzaron al equipo. Desde la pretemporada Manolo Marco veía «buena materia prima para tener un buen año». «Aunque sí habíamos advertido al presidente de que podíamos lograr algo grande, desde el cuerpo técnico nunca quisimos decirle a la plantilla que el objetivo era el ascenso«, agrega.
Y así fue. Tras un inicio de año algo dubitativo, el Unió Imposibles-Beteró se encaramó a la primera posición en la jornada 7 y ya no la soltaría hasta el final de la temporada. Acabaron invictos la primera vuelta, el físico ganado en pretemporada ayudó a consolidar el sistema táctico (1-3-5-2) y la presión en bloque alto, y la calidad de los jugadores definió muchos partidos complicados. El balance es excepcional: 80 goles a favor y apenas 19 en contra, con anotadores muy repartidos.
Con el ascenso ya en el bolsillo y tras la fiesta del ascenso, Marco reflexiona sobre el trabajo del año: «Debo agradecer la labor de mi segundo entrenador Toni Corpas, que ha rayado a gran nivel cuando no tenía experiencia en los banquillos. Y también a toda la familia del UIB: entrenadores, directiva, encargados del material… Siempre nos han ayudado y su cercanía, predisposición y trato ha sido genial», confiesa.
Por delante, un verano de celebraciones y otro paso en la exigencia en Primera Regional, aunque Marco destaca que jamás podrá olvidar a su plantilla 2021-2022: «Todos han aportado su granito de arena y me acordaré de ellos toda la vida. Aún siendo cada uno ‘de su padre y de su madre’, estuvieron siempre muy unidos. Eso supone saltar al césped ganando 1-0 en todos los partidos«, concluye.
Fotos: Amparo Simó, para Unió Imposibles-Beteró