Lo de Badalona: tener 23 años no es excusa

No se si han podido ustedes ver las imágenes de este sábado en un partido de Alevines en Badalona: uno de los entrenadores del Alevín ‘A’ del C.F. Bufalà protagonizó una desafortunada escena en la que amagó con agredir a una árbitra en el partido. Luis Morales, que son las iniciales del técnico, había sido expulsado minutos antes del pitido final.

A continuación, entró corriendo al campo para recriminarle a la colegiada algunas de las decisiones que adoptó durante el partido, mientras varios miembros del club le sujetaban para que la situación no fuera a más.

La joven árbitra estuvo de diez y el sujeto, cuando ella le dio la espalda con ya el asunto zanjado, hizo un amago de darle un golpe que fue ya el remate a su vergonzante actuación. Una cosa es estar ‘caliente’, enfadado o indignado; otra cosa es el bochorno de imagen que dio este entrenador.

Por cosas de las redes sociales, el video se hizo viral y el propio entrenador se refirió a si mismo de la siguiente manera:

«Buenas noches. El energúmeno que aparece en los videos soy yo y me pronuncio aquí y doy la cara porque no puedo estar más arrepentido y avergonzado».

Y añadió: «Al final soy un chaval de 23 años que se ha equivocado por completo. Vengo a dar la cara y asumir todo lo ocurrido». Y adjuntó una nota pidiendo disculpas de manera pública e informando de que había dimitido como entrenador de la escuela. La propia escuela ratificó que el técnico ya no formaba parte de su staff tras una reunión de urgencia pocas horas después del partido.

Bien. Estimado Luis: pedir disculpas era lo mínimo en esta situación. Todos nos equivocamos en la vida, nosotros los primeros. Está muy bien que te autodenomines energúmeno, porque te comportaste como tal.

Pero hay un detalle que, desde el punto de vista formativo, no podemos aceptar: usar el pretexto de tener 23 años para excusar en parte un comportamiento lamentable.

Principalmente, porque la árbitra María García, la encargada de aguantar tus gritos e insultos, tenía menos años que tu (concretamente 16), y sí mantuvo la calma y estuvo en su sitio en todo momento. La sangre fría y la educación no tienen edad; la experiencia siempre ayuda a no meter la pata, pero no es una tirita ‘mágica’ que disculpe situaciones como esta.

Lo peor es que tus chavales del equipo lo vieron; vieron a su míster, al que seguramente admiraban hasta este fin de semana, comportarse como un energúmeno. Y ese, el de perder su respeto y admiración, probablemente sea el peor castigo que pueda caerte, más allá de la sanción que te imponga la federación catalana. Ojalá todo esto te ayude a reflexionar, de verdad, y ojalá nunca más tengas que pedir disculpas por comportarte de semejante manera.

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