El pasado viernes, la escuela del Unión Imposibles Beteró CF anunció en sus redes sociales la incorporación al grupo de Escoles VCF convenidas con el Valencia CF. Lo hizo a través de un escueto comunicado en sus redes sociales informando sobre el acuerdo. Una nueva etapa para la escuela que, sin embargo, supone una ruptura radical con casi cuarenta años de tradición teniendo en cuenta los orígenes ‘granotas’ de una de sus mitades.
Toca remontarse a finales de los años setenta para conocer el por qué. Una serie de desavenencias en el seno de la escuela del Levante UD provocó una escisión en sus filas. Los escindidos, a la hora de inscribir el nuevo club, acudieron a la sede de la FFCV a llevar a cabo el papeleo. Y cuenta la leyenda que, cuando trataron de inscribir el nuevo nombre, desde la Federació les respondieron que sería «imposible». Ni cortos ni perezosos, lo tomaron al pie de la letra: los Imposibles del Levante UD acababan de nacer.
A lo largo de los años ochenta y noventa, los Imposibles se generaron una bien merecida fama como escuela deportiva con potentes equipos formativos, sobre todo en categoría juvenil, que en muchas ocasiones nutrieron las filas de la cantera levantinista. La relación de filialidad con el Levante se mantuvo varias décadas, hasta pasado el año 2010. El lento declive de la escuela y los cambios en la normativa fueron eliminando primero el carácter de filialidad y, ya posteriormente, el carácter de escuela convenida con el Levante UD, que comenzó a abrir su abanico a otros proyectos como el del Patacona CF, Buñol, UD Paterna, etc.
Así llegamos al año 2019, cuando otro proyecto de reciente creación (Atlétic Beteró, fundado en 2015) y los Imposibles del Levante llevaron a cabo una fusión que se tradujo en una potente nueva escuela basada en los barrios de La Malvarrosa y el de Beteró y en sus correspondientes instalaciones deportivas, con un aumento considerable de futbolistas procedentes de ambas entidades y una gran proyección de crecimiento. Pero, claro, sin vinculación alguna ni referencia a sus orígenes granotas más allá de mantener el guiño ‘imposible’ en su nombre: Unión Imposibles Beteró.
Imposibles blanquinegros
Dos años después y tras superar el durísimo contexto de la pandemia, el anuncio oficial del pasado viernes culmina la simbólica transición de unos orígenes levantinistas a un presente blanquinegro. Desde el Unión, su presidente Cristobal Peris explica a ESPORTBASE que la decisión de rubricar un convenio era algo meditado desde hace tiempo: «Desde la dirección deportiva se propuso, a lo largo de la temporada pasada, aspirar a formar parte de proyectos deportivos más importantes, que fueran compatibles con los valores de UIB y nos dieran libertad para trabajar como venimos haciendo hasta ahora. Tras estudiar las diferentes opciones existentes, apostamos por el proyecto Escoles VCF. A partir de ahí, contactamos con ellos y nos pusimos manos a la obra», recuerda.
Peris agrega que «la firma del convenio con el Valencia CF conlleva ciertas ventajas» para el Unión: «A nivel club, es un importante empujón al prestigio de nuestra escuela, además de consolidarnos como referente en el distrito Marítimo, especialmente en las categorías de fútbol-8″, insiste. Como es habitual, algunos de los jugadores de su escuela tendrán la posibilidad de participar en entrenamientos y partidos no oficiales del Valencia CF «y de que se les realice un seguimiento personalizado por parte de los técnicos» de la Academia VCF, que también ayudará en la formación del staff técnico del Unión durante toda la temporada.
La firma del convenio, que se retrasó varios meses, es percibida como una apuesta en el tiempo para seguir creciendo: «No nos preocupa que se haya retrasado el anuncio, ya que entendemos este convenio como un proyecto a muy largo tiempo. Ya tendremos ocasión de hacer otras cosas como campus, tecnificación, etc», recalca el presidente.
Para los responsables del Unión, lo importante es que la temporada 21-22 ya está definida en un alto porcentaje: «Todos nuestros equipos ya tienen los horarios y días de entrenamiento establecidos, así como los cuerpos técnicos de cada uno de los equipos. Es una de nuestras mayores preocupaciones en estas fechas: que los padres y jugadores se vayan de vacaciones sabiendo con quién van a jugar el año que viene, cuándo van a entrenar y quién va a ser su entrenador», finaliza.