Con un marcador inapelable y un poderío propio del equipo con la confianza por las nubes, el FC Barcelona confirmó las quinielas y se llevó para casa la XXX edición nacional de LaLiga Promises, conquistando así su undécimo trofeo de campeón del torneo. Y lo hizo tras imponerse por un contundente 3-0 al Sevilla FC en la gran final.
El cierre del campeonato puso en liza a los dos mejores equipos hasta la fecha. Curiosamente, las acciones a pelota parada (poco habituales todavía en estas edades) marcaron la diferencia. Tras mantenerse el 0-0 en el marcador en los primeros veinte minutos, un buen servicio desde la esquina fue aprovechado por el capitán blaugrana Raúl Espósito para entrar al segundo palo y cabecear a la red. Era el minuto 4 de la segunda mitad.
Apenas un par de minutos después, de nuevo Expósito peinó con sutileza de cabeza un servicio desde el costado contrario para volver a anotar y dejar la final en bandeja para los culés. El poderoso Ebrima Tunkara, en una conducción prodigiosa desde el centro del campo, liquidó la final con un gran disparo desde fuera del área a tres minutos del cierre del choque. El Barcelona era justo campeón ante un Sevilla que nunca le perdió la cara al partido pero que cayó presa de los desajustes en defensa en acciones a balón parado.
El Celta, equipo revelación
Al margen del Barça campeón y del Sevilla dignísimo finalista, Celta y Betis disputaron el partido por el tercer y cuarto puesto. Y el bronce en el torneo fue para el conjunto vigués (1-0), de nuevo liderado por un Bryan Bugarin que finalizó su participación como máximo goleador del campeonato con otro golazo más de libre directo.