Desde hace tiempo, el fútbol profesional observa con tristeza como la figura de los ‘one-club men’ (futbolistas que pasan toda su carrera en el mismo club de fútbol) está cada vez más desaparecida. Un fenómeno que encuentra réplica en el fútbol base, donde el ‘mercadeo’ y los cambios de equipo de cualquier niño varias veces en su etapa formativa son también muy habituales y apenas nos dejan ejemplos de continuidad y fidelidad a unos mismos colores.
Pero, como siempre, hay excepciones a la norma. Una de ellas se encuentra en el Patacona CF y vivió este fin de semana un momento especial: Nico Perea, jugador del club desde los 6 años, debutó en División de Honor Juvenil en el tramo final del choque que midió a su equipo ante el Levante UD (1-3). De prebenjamines a tener minutos en la máxima categoría nacional de juveniles. Toda su etapa formativa. Y toda con el mismo club.
Escucha aquí la entrevista con Nico Pera y Alberto Fito (ESPORTBASE 5×15)
«Se perdió las primeras semanas de vida del club, pero lleva desde el principio con nosotros. Verle debutar en División de Honor fue muy bonito», explicó Alberto Fito, técnico del Juvenil ‘A’ pataconero, este lunes en ESPORTBASE Radio. Fito no sólo fue el encargado de dar la alternativa al futbolista en esta categoría; también fue su primer entrenador, allá por 2009, cuando el niño llegó a la escuela. Y recordó que su incorporación no fue nada sencilla: «Su fichaje costó: al principio Patacona no tenía campo y costaba encontrar niños que quisieran jugar. A los niños que se habían apuntado les preguntaba por compañeros de clase que quisieran venir, y todos me decían que Nico era el mejor. Nos costó convencerle, pero acabó viniendo… y así, hasta hoy«, rememoraba.
A sus 17 años, Nico también tiene buena memoria de sus inicios en el club: «No me atrevía a ir. Recuerdo la playa, los entrenamientos en la arena… Debutar este finde en División de Honor fue muy bonito. Sientes una alegría inmensa. Ves el trabajo hecho durante tantos años y que, al final, llega la recompensa«, expuso.
Perea es, según sus técnicos, un futbolista de ataque con mucha facilidad para anotar, aunque en las últimas temporadas ha jugado más escorado a banda. «A Nico se le caen los goles. Nos gustaría recopilar todos los que lleva desde que es federado, una temporada anotó 48 en todo el año. Ve portería con facilidad, usa muy bien ambas piernas y es una garantía», explicó Fito.
Jugar siempre en el club de su barrio ha sido un placer para el delanter, que sostiene que «como en casa, en ningún lado» cuando se le pregunta por sus doce años en el club. Años en los que se encontró retos importantes: «El momento más difícil fue en primer año de Infantil, en la temporada 15-16. Logramos ascender a Preferente en el último partido, fue una temporada de adaptación muy dura», confesó.
A pesar del debut en División de Honor («un objetivo cumplido»), Nico no pierde de vista sus estudios de segundo de Bachiller, que siguen siendo «prioridad» como recuerda su entrenador. «Es un ejemplo para muchos chicos, y tratamos de ayudarle y cuadrar los horarios para que siga enganchado al Juvenil ‘A'», insistió Fito. Perea mantiene dinámica de entrenamientos con el Juvenil ‘B’ por las tardes para poder encajar sus horarios de clase, aunque eso también le resta tiempo para otra de sus pasiones: entrenar a niños jóvenes del Patacona. «Es muy bonito tener la oportunidad de entrenar a chavales y poder aconsejarles en base al tiempo que llevo allí, aunque es difícil compatibilizar con los estudios, recalcó.
El ‘parón’ sanitario obligará ahora al Patacona y a muchos otros clubes a reducir la marcha en entrenamientos -Alboraia ha cerrado sus instalaciones deportivas- y, por supuesto, en una competición que no se reanudará hasta febrero. Así las cosas, Perea pasará las siguientes semanas pensando en ese objetivo de ascender al Juvenil ‘B’ a Liga Nacional y disfrutando de un bonito recuerdo tras completar su particular ‘escalera de color’ naranja y negro, habiendo jugado en todos los equipos de la escuela y ampliando una trayectoria deportiva vistiendo siempre el mismo escudo. Aunque pocos, todavía quedan ‘one-club men’ en el fútbol base.