El año que está a punto de acabar será recordado en el Alcoyano como el de la resurrección a nivel deportivo con el regreso a Segunda B tras un año en Tercera y convulso a nivel institucional con la marcha a finales de septiembre pasado de Juan Serrano tras doce años como presidente.
Serrano se vio empujado a salir del club por una grave situación económica generada en sus últimos años de mandato, situando el déficit del club en más de un millón de euros, dato que ha corroborado recientemente la Auditoria encargada por la SAD.
Si a nivel institucional el club vive su peor situación con una deuda histórica que compromete la viabilidad de una entidad histórica del fútbol valenciano y muchas veces ejemplar a nivel económico, deportivamente ha experimentado el impulso que necesitaba su grave situación institucional, sin presidente y con sus arcas comprometidas con préstamos a largo plazo, con el ascenso a Segunda B tras el paso efímero de una temporada por la Tercera División.
Un regreso a la categoría de bronce del fútbol español que se produjo de la manera más rocambolesca e inesperada que se podía imaginar, puesto que después de siete meses impecables de los de Vicente Parras, en el que solo cedieron una derrota, precisamente en la última jornada antes del parón por la pandemia, después el equipo entró en una espiral de resultados y situaciones que no tenían nada que ver con lo acontecido anteriormente.
Para empezar, la promoción de ascenso de la Comunidad Valenciana superó al Intercity en la semifinal por su condición de campeón y le valió el empate sin goles, mientras que en la final tropezó con la inspiración del Atzeneta de David Albelda y tuvo que acogerse a una segunda oportunidad, clasificándose para la eliminatoria adicional que nunca llegó a disputarse por los positivos falsos de tres jugadores del Marino canario, con lo que el ansiado regreso del Alcoyano a Segunda B se produjo en los despachos.
El inicio de la nueva temporada coincidió con la explosión del ‘caso Juan Serrano’ y su marcha por la puerta de atrás del club ante la fuerte deuda generada en los últimos años que se situó en más de un millón de euros. A todo ello se sumó un atípico arranque de temporada que incluyó disputar cinco partidos en menos de dos semanas tras un positivo en la plantilla que conllevó su confinamiento durante diez días y tener que ponerse al día en su regreso a la competición.
Si a ello añadimos una plantilla con doce fichajes, al Alcoyano le costó coger el ritmo de competición y no ha sido hasta las tres últimas jornadas del año, con un balance de un empate y dos victorias cuando los de Vicente Parras han conseguido recuperar el terreno perdido y ahora son cuartos.
Una alegría a la que hay que sumar que el equipo consiguió superar la barrera de la primera ronda de la Copa del Rey tras haber caído en esa eliminatoria en sus dos anteriores participaciones y comenzará el año enfrentándose al Huesca en segunda ronda.
Enero también se presenta como un mes importante institucionalmente con la convocatoria de la junta extraordinaria de accionistas en la que se nombrará el nuevo consejo de administración y seguramente el nuevo presidente, que todo apunta será Toni Justicia, hasta ahora miembro de la junta de la Fundación del CD Alcoyano.
Texto: Agencia EFE