Familias, futbolistas e integrantes de la familia del fútbol base valenciano andan a vueltas estos días con la polémica de las cuotas del fútbol base: pagos mensuales en muchos casos que, en el caso de muchas escuelas, han sido ‘congelados’ o suspendidos temporalmente debido a la crisis del Covid-19 aunque en otros casos la política de determinados clubes ha sido diferente. El Xirivella CF ha sido una de las instituciones que más claro lo tuvo hace unos días, congelando las cuotas pendientes hasta nuevo aviso. Su presidente, Jaime Molina, explicó los motivos de la decisión en ESPORTBASE Radio este lunes.
«Nada más la FFCV comunicó su decisión de suspender la competición, la Junta del club decidió ese mismo día anular los entrenamientos anticipándonos al propio Ayuntamiento. La semana pasada tuvimos que tomar la decisión, porque consideramos que es justa, de que se quedasen las cuotas paralizadas hasta nueva fecha«, indicó el directivo en el programa.
La decisión «fue unánime» en el seno de la entidad: «De abajo hacia arriba ya nos había llegado la consulta sobre las cuotas, entendimos que era un tema en el que teníamos que tomar una decisión y era de justicia hacerlo. He consultado con secretaría técnica, entrenadores, delegados… y todos los padres la han recibido con agrado. Había que hacerlo», agregó.
A juicio de Molina, semejante paso es obligatorio y no entiende que haya clubes que sigan adelante con el cobro a sus familias: «Cobrar por un servicio que no se presta no me parece justo. Creo que está todo dicho«, aclaró. Por fortuna, parece que cada vez más escuelas están procediendo de forma similar: «Personalmente no he hablado con otros clubes, pero compañeros de la Junta me dicen que este tema también se ha abordado en otras escuelas de manera similar. En todos los sitios se están adaptando y buscando soluciones, todo el mundo estamos apretándonos las clavijas… Yo no entiendo que un club cobre las cuotas. La Junta del Xirivella no lo entiende», recalcó.
Situación económica y unión del fútbol base
La difícil situación económica a raíz de la crisis del Covid-19 obliga, según Molina, a que las escuelas de fútbol base hagan un esfuerzo para ayudar a sus familias: «Para nosotros, los padres y madres son lo más importante. De hecho, hacemos una rifa todos los años para que, lo que vendan, se lo queden ellos y puedan recuperar parte de la cuota que han pagado. Nosotros vivimos de esto, también lo necesitamos, pero tenemos que colaborar y trabajar para las familias«.
El Xirivella no cobrará las cuotas pero sigue teniendo que hacer frente a gastos corrientes (luz, agua, teléfono, gestión, etc), aunque el presidente reconoce que la ayuda del ayuntamiento es un alivio: «Gracias a Dios disponemos de unas instalaciones municipales que permiten hacer frente a estos gastos con cierta tranquilidad, pero aún así, el gasto es importante: el personal, por ejemplo, o los gastos de material, partidas que tienes prorrateadas… En todo caso, esos aspectos tendríamos que hablarlos para ver cómo les hacemos frente», apuntó.
La crisis golpeará con mayor dureza a las escuelas humildes, y Molina reclama atención de los entes federativos y también de las escuelas más poderosas. «Este es un problema global que costará mucho tiempo solucionar. El último escalón es el fútbol base, ahí arrancan muchos jugadores que luego llegan a lo más alto. Ninguna escuela grande tiene a los chiquillos desde el principio, acuden a las nuestras a buscarlos«, manifestó.
«Siempre digo lo mismo: si nos hemos de juntar cuando hay problemas, malo. Hay que juntarse cuando no los hay, para evitarlos. Las grandes escuelas no padecen los mismos problemas que padecemos los demás. No hay una escuela ‘estándar’, somos muchas y cada una es diferente. Las grandes escuelas no pueden dedicarse a ‘venir a recoger las flores’ de los campos de los pequeñitos si no tenemos los ‘huertos’ vivos y marchando. ¿Y si se nos marchitan a nosotros? Tienen que dejarnos vivir para que sigan saliendo jugadores»
Para acabar, Molina también se pronunció sobre las opciones de finalizar la temporada o de suspenderla a falta de varias jornadas para su conclusión: «No soy partidario de partir la temporada; imagínate niños jugando en una categoría y acabar las ligas en septiembre, tener que montar nuevos equipos y jugar en otra categoría superior en noviembre porque han cambiado de edad. Es un gran problema«, asegura.
A su juicio, es obligación de la FFCV tener las alternativas listas lo antes posible y tirar de imaginación: «Una vez sepamos las fechas, hay que mirar las soluciones. ¿Que en julio hace mucho calor? Pues juguemos a partir de las ocho de la tarde. O entre semana. Hay que buscar soluciones. ¿Que no nos da tiempo? Pues habrá que pensar en dar las ligas por acabadas. Al que le beneficie estará a favor y al que le perjudique, en contra. Las fechas mandan, pero las ideas de cómo proceder deberíamos tenerlas claras lo antes posible«.
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