EB Think Tank: Padres ‘representantes’ para calmar los ánimos durante los partidos

Foto: LaLiga Promises

Una semana más, ESPORTBASE Think Tank regresa con nuevas ideas, propuestas, opiniones o comentarios referentes al fútbol base tanto de la Comunitat como de todo el país. Recordad que podéis enviar vuestras reflexiones para que sean publicadas a través de múltiples canales. En esta ocasión, nuestro lector Daniel Soler propone una posible solución a los problemas y ‘piques’ entre padres y equipos de menores de edad creando una nueva figura que sirva para ‘engrasar’ las relaciones entre ambos bandos.

PADRES ‘REPRESENTANTES’ PARA CALMAR LOS ÁNIMOS DURANTE LOS PARTIDOS

En primer lugar, querría agradecer al periódico la posibilidad que nos ha abierto a los padres de deportistas para expresarnos. No debe ser fácil atender a todos los que tenemos ‘ocurrencias’ más o menos viables, así que ahí va la mía destinada a que los chavales tengan cada vez partidos mucho más tranquilos en lo referente a nuestra actitud (la de los padres, madres, familiares y amigos adultos).

En mi caso, tengo dos hijos en una escuela de fútbol-8. Cada fin de semana tienen su partido correspondiente contra otro equipo. Hasta aquí, todo en orden. ¿Y en qué casos se producen situaciones ‘incómodas’? Pues, en su mayoría, debido a la actitud de unos pocos. Son muy pocos, pero hacen mucho ruido y generan mucha tensión dentro y fuera del césped, caldeando el ambiente y aumentando el nivel de crispación. El objetivo de esta idea es precisamente frenar esos comportamientos aislados en su origen, antes de que sea tarde.

¿Por qué no crear la figura del ‘padre representante’?

La corrección de conductas suele tener efecto cuando, o bien quien la realiza tiene bien un rango de autoridad (si llega la policía y ordena a alguien que se calle, esa persona se calla), o bien hay una relación de confianza. En este segundo punto se basa la idea.

Pongamos un ejemplo en fútbol-8: un equipo cuenta con entre 12 y 15 chavales con ficha. Eso, traducido en familiares, son entre 25 y 30 padres y madres. Eso convertiría en relativamente sencillo escoger, entre ese grupo de progenitores, a tres o cuatro personas que ejerciesen como ‘representantes familiares’ del equipo. Hablamos de personas con un perfil dialogante, reflexivo, sereno, etc.

Si en un contexto de tensión en un partido, uno de los representantes que yo mismo o la mayoría hemos escogido me pide que me calme, baje la voz o que me dedique exclusivamente a animar, es más que probable que tenga en cuenta su apreciación.

Ahora supongamos que todos, absolutamente todos los equipos de una liga tienen a sus tres representantes familiares escogidos. Antes de cada partido, los chavales por norma se concentran una hora antes con su entrenador. Aprovechando ese tiempo se podría concertar un encuentro previo al choque entre uno o dos representantes de cada equipo. Se conocen, hablan y se ponen nombre y cara. Se genera un vínculo personal. Y una vez iniciado el partido, ambos representantes se mantienen en contacto ya sea visual, personal, telefónico o por Whatsapp. Así se pueden advertir de si hay elementos del equipo o animación contrarios susceptibles de corregir para rebajar tensiones. Tras el aviso, será el representante será quien se dirija a los miembros de su propia hinchada para rectificar la situación.

Adicionalmente, sería fantástico que el arbitro conociera a los representantes de cada equipo antes del partido para que, si lo considera oportuno, pudiera dirigirse a ellos antes de que alguna situación ‘escale’ su nivel de tensión. Ya lo vemos en Primera División cuando un árbitro pide al delegado que emitan mensajes por megafonía en caso de insultos, por ejemplo.

En caso de que un familiar bullanguero hiciese caso omiso a las indicaciones de su representante, quedaría plenamente identificado con nombre y apellidos y el club o escuela podría tomar medidas disciplinarias. Habría, eso sí, que apelar a la propia responsabilidad de los familiares para reducir al mínimo las excepciones y que, quien no cumpliese con las normas de una animación sana o comportamiento adecuado, tuviese la sanción correspondiente. Los propios club podrían establecer un régimen disciplinario en su caso, o bien la Federació de Futbol de la Comunitat Valenciana premiar los mejores comportamientos: puntos extra para los mejores comportamientos, por ejemplo, o penalizaciones de puntos a los comportamientos inapropiados, siempre tras consensuar con los representantes, delegados de club y/o arbitro conforme lo que indique en su acta.

Sin duda es una idea a afinar y desarrollar, pero de verdad creo que podría tener un efecto positivo, dado que se parte de la relación y el contacto personal entre las partes y no desde la imposición o la sanción, que quedaría como último recurso.

Texto: Daniel Soler

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