Vicente Lizondo Cortés (Valencia, 1973) se convirtió en un habitual de los campos de Primera División en la década pasada, con cuatro temporadas como árbitro de la máxima categoría que le convirtieron en uno de los principales referentes del arbitraje valenciano. Desde su retirada en 2010 ejerce como formador, delegado-informador de la RFEF y actualmente es integrante de la comisión de seguimiento de Segunda B. La llegada del VAR a España, la nueva camada de árbitros desde la base y la necesidad de impulsar el ‘fair-play’ en el fútbol formativo son algunos de los puntos principales de la charla que mantuvo con ESPORTBASE hace unos días.
ESPORTBASE: Dentro de poco se cumplirán diez años desde su retirada en activo…
LIZONDO CORTÉS: El tiempo pasa muy deprisa, parece que fue ayer porque en ningún momento me he desvinculado del arbitraje. Ahora no lo vivo con tanta tensión como antes. En el caso de un árbitro, solemos decir que el partido lo disfrutas tres veces: el día del nombramiento, durante la semana entrenando y el día del partido, y por último a posteriori al analizar e intentar mejorar para el siguiente partido. Es el encanto de la competición, que ‘engancha’ tanto a futbolistas, entrenadores, directivos y árbitros porque te hace ser partícipe directo. Luego hay labores en las que debemos seguir formando a la gente para tener buenos profesionales en la materia. Una vez termina tu etapa siendo actor principal en un partido, hay que ser agradecido con todo lo que el fútbol te ha dado e intentar que otros cumplan su sueño como yo hice en su día.
EB: ¿Cuándo supo usted que quería ser árbitro?
LIZONDO: Ahora tengo dos niños, uno de ellos con 6 años y que juega al fútbol, y recuerdo que aquel en mi caso: yo empecé jugando al fútbol en el colegio. El padre de uno de mis amigos era árbitro e informador, y tres o cuatro de nosotros decidimos probar un día. A fecha de hoy mantenemos contacto por Whatsapp. Probamos unos cuantos, luego siete u otro y al final todo el grupo de amigos se hicieron árbitros. Unos duraron más y otros menos, pero así empezó mi ‘pandilla’ de árbitros.
EB: Y claro, usted atravesaría todas las etapas: árbitro de fútbol-7, luego fútbol-11, Segunda Regional, Primera, Preferente, Tercera, Segunda B… hasta llegar a la élite.
LIZONDO: Una de las labores formativas que tengo el placer de compartir con la gente es dar clase a futuros entrenadores. Muchos de ellos han dejado el fútbol pronto o no tienen tiempo para jugar, pero sí quieren formarse a nivel de ‘coach’ o entrenador. Y muchos me preguntan por los pasos a seguir para ser árbitro, mucha gente tiene el ‘gusanillo’. Yo animo desde aquí a la gente porque el fútbol necesita árbitros. Probar es la posibilidad de crecer en una profesión. Invito a todos los chicos y chicas a probar al Comité Técnico de Árbitros y a formarse como colegiados.
EB: Introducir la tarjeta verde FFCV en el bolsillo de los árbitros ha sido un paso importante, ¿verdad?
LIZONDO: Una de las nuevas iniciativas de la de la directiva FFCV es promulgar los valores éticos dentro de un partido de fútbol. Hacía tiempo que no iba a ver partidos de chiquillos y ahora tengo a mi hijo en los prebenjamines del Ciutat de Valencia. Excepto raros casos, en esas edades los padres se comportan bastante y eso me llena de gratitud. A partir de ahí los niños crecen, los partidos se nivelan y se tiende a perder la compostura. Estamos en partidos con menores: toda la educación que reciben en sus centros entre semana no puede perderse los fines de semana. Los padres somos un ejemplo para ellos: la mejor forma de educarles es demostrarles que van a hacer deporte, que el error existe y que no hay que menospreciar a otro deportista.
EB: La tarjeta verde nace no para premiar el ‘fair-play’ común, sino para recalcar gestos extraordinarios. Algunas de las primeras que se han mostrado han tenido un efecto sorprendente: hace pocos días, por ejemplo, con un equipo de niños de nueve años que, aunque habían perdido su partido, se marcharon contentísimos a casa por el ‘premio’ de haber recibido una tarjeta de ese color.
LIZONDO: El objetivo es concienciar de que lo que hoy vemos como ‘extraordinario’ debe ser algo ordinario y habitual en tres o cuatro años. Ese es el fundamento de la tarjeta verde. No queremos mostrar doce o catorce cada fin de semana; queremos que se hagan cosas que el deporte te pide éticamente desde que eres pequeño. Formar desde la base es la única manera de que los jugadores vayan creciendo conforme a esos valores. La tarjeta verde quiere unir y nunca dividir.
EB: Con 34 años dejó usted el arbitraje en activo y pasó a ser delegado-informador. ¿Cuál es exactamente su labor en las categorías profesionales?
LIZONDO: Es una persona del colectivo arbitral que acompaña a los árbitros y mantiene el mismo horario que ellos antes de un partido: el viaje, llegar dos horas antes al estadio, etc. Se intenta facilitar y anticipar los aspectos que pueden complicar la labor al árbitro, ejercer como primer filtro para que el problema no le llegue al árbitro. Se pretende que las cosas transcurren con la mayor normalidad durante el partido. Una vez finalizado, hacemos un post-análisis del partido, un feedback con el equipo arbitral y luego un informe sobre su actuación física, técnica y táctica. Con esto, los árbitros ven cómo han hecho su labor y puedan analizarla de cara a mejorar en el siguiente partido.
EB: ¿Le reconocen en los campos y estadios?
LIZONDO: Evidentemente cuando vas al Villarreal, Valencia o Levante sí, porque hay muchos exjugadores que están en puestos de directivo o director deportivo, sigues teniendo contacto con ellos. Pero es cierto que los espectadores no tanto. Quizá se queden más con la cara de aquellos árbitros que salen más por televisión. En mi caso, al margen de algún episodio aislado, desarrollo mi trabajo con total normalidad y sin llamar la atención.
EB: ¿Le da la sensación de que en los últimos diez o quince años se viene respetando más la labor arbitral?
LIZONDO: Creo que hoy por hoy la labor del árbitro es respetada por el deporte. Pero aún nos falta un paso para que la gente que ve los partidos y que convive alrededor del fútbol tenga un respeto total. Nos falta seguir creciendo y que la gente se convenza de la importancia del árbitro en el fútbol: una figura necesaria y que va a proteger a los jugadores, esa es su principal función. Luego viene lo de hacer cumplir las reglas de juego, y ahí entra la posibilidad del error aunque hay muchos más aciertos que errores. El árbitro no quiere fallar. En la vida se falla en todas las profesiones, pero no hay mala intención.
EB: Pero puede existir falta de experiencia. Por ejemplo, la polémica con los errores que vienen ocurriendo en el arbitraje femenino es una realidad…
LIZONDO: En el último curso que hemos realizado ha habido unos 390 árbitros nuevos. Hay que formarles, ponerles en liza y lograr que en un par de años se introduzcan en el medio con una cierta eficacia. El índice de árbitras era mínimo. Es un paso que tenemos que dar: lograr una captación y que vengan árbitras, porque el fútbol las necesita. Pueden proceder de cualquier disciplina o escuela deportiva de enseñanza, pero necesitamos que vengan a ayudarnos. Luego está la formación: ir a verlas, apoyarlas en buenos y malos momentos, etc. Si la gente no tiene esa paciencia, consigue que la persona joven se retire pronto. Y toca volver a empezar de nuevo. No es fácil coger a chicas que quizá no han tenido tantos años de desarrollo con el fútbol y formarlas. Yo recuerdo con veintipocos años cuando arbitraba al San Vicente o al Levante Femenino de Antonio Descalzo y los campos de tierra y facilidades no tenían nada que ver con la actualidad. Ya era hora. Se ha luchado mucho, la gente disfruta de condiciones muy respetables. Evidentemente necesitamos gente competente para esas categorías, pero si no tenemos paciencia esa gente se cansa, se marcha y tenemos que empezar de cero. Solicito desde aquí un poquito de paciencia.
EB: ¿Qué siente al tratar con esos árbitros y árbitras jóvenes de 15 o 16 años?
LIZONDO: Dijo hace poco el entrenador Óscar Fernández que «hay que vivir cosas que te pasen para aprender de ellas». En el arbitraje es muy importante esto: aprender a solucionarlas de mejor forma. A la gente con corta edad le han pasado pocas cosas, eso es evidente. Es gente que se está formando, en la toma de decisiones no tiene tanta soltura. Y en ese contexto, normalmente les recriminan o protestan gente con mucho más ‘mundología’, más bagaje en la vida y experiencia. Los jóvenes tienen ilusión pero también digo que hay muchos árbitros que abandonan, por eso deberíamos ‘desde fuera de la valla’ tener mucha paciencia los padres, madres y aficionados ajenos a lo que ocurre en el césped. Que no seamos nosotros los que hagamos que se vayan.
EB: Han implantado ustedes en la FFCV un parche en el brazo de la equipación de los árbitros para recordar a los espectadores que ellos son menores de edad.
LIZONDO: Muchas veces hay árbitros de edad Cadete pitando partidos de fútbol-8. Es llamativa la forma en que son insultados. Muchas veces hay exaltados que pierden los papeles y no se dan cuenta de que a su lado hay muchos niños escuchando. Además, la Ley del Deporte tiene sanciones muy graves. Si la Policía te coge el DNI e inicia el procedimiento sancionador, esa persona tendrá repercusiones en su vida diaria. Espero que la gente se mentalice, pero no me gustaría que fuera a raíz de los castigos sino a través de la tarjeta verde u otras maneras de hacer el fútbol más bonito.
EB: ¿Tienen el gran público e incluso los medios un conocimiento incompleto del reglamento?
LIZONDO: Creo que el periodista es un buen llegador de mensaje, sabe buscar la noticia, es protector de sus fuentes y es buen profesional en ‘enganchar’ a la audiencia… pero no conoce todas las materias que tiene el fútbol. Los propios jugadores o entrenadores, cuando se forman, pueden ser buenos en táctica, en técnica, en dirección de equipos pero no controlan todo al 100%. La Reglas del Juego son muy importantes para el resto de áreas del fútbol, la gente debe conocerlas y sus cambios cada temporada. Si soy sincero, llevo desde los 13 años estudiando las Reglas del Juego: en estos treinta y tres años, cada vez que leo algo me sorprendo por un nuevo matiz. Le dedico muchísimas horas. La gente que acude a una charla de una hora una vez al año, pues sabe lo que ve por la tele y poco más.
EB: Usted dio una de esas charlas a periodistas en agosto de este año. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Cree que repercute para bien en los lectores y oyentes?
LIZONDO: Creo que tenemos que seguir formando a los formadores, especialmente si son jóvenes y están empezando, y educar a la gente del entorno del fútbol y que transmite los mensajes. Los medios de comunicación son muy importantes. Los mensajes deben de estar dados en base a las Reglas, no en base al equipo. Deben ser neutrales y eso será siempre mejor para todos. Hay que documentarse para no confundir a la gente.
EB: No le hemos preguntado por el VAR. ¿Ha cambiado todo en el mundo del arbitraje?
LIZONDO: El mejor VAR es el árbitro bien formado y que acierta, porque no le necesita. Esa herramienta nació porque hay jugadoras muy controvertidas. La gente que rodeamos al arbitraje nos gusta hablar del arbitraje, mientras que últimamente todos los comentarios son respecto al VAR. Acabamos yendo directos al error y al fallo en lugar de todos los aspectos de esta profesión.
EB: ¿Echa de menos su etapa en el césped?
LIZONDO: Como le ocurre a los jugadores, siempre digo que en los grandes partidos te dejas llevar por el ambiente. Recuerdo partidos en los que miraba el reloj solo tres veces en noventa minutos, porque la experiencia te lo marcaba. Te dejabas llevar por las acciones del juego y no pensabas en otras cosas.
EB: ¿Recuerda algún partido o campo que fuese especial?
LIZONDO: En el Ciutat de Valencia o en Mestalla hicimos algún Trofeo Naranja y amistosos, pero no podía arbitrar en competición al pertenecer al colegio valenciano. Pitar en tu tierra es especial porque siempre hay gente que viene a verte. También vivimos una situación en un Real Madrid – Real Sociedad en el que a Rafa Nadal le iban a entregar un premio y realizar el saque de honor. Esa foto la tengo guardada en casa y la pongo en muchísimas charlas para darme el gusto… (Risas). Estaba súper ilusionado, y resulta que hubo que suspender el partido en el minuto 88 por una presunta amenaza de bomba. ¡Era mi primera vez en el Santiago Bernabeu y me tocó suspender el partido!