Muchas son las personas que piensan que el fútbol femenino valenciano empezó, como aquel que dice hace cuatro días. Pero no es así.
Este noviembre se cumplen 31 años desde que un periódico valenciano, y a través de la Federación Valenciana de Fútbol, nos convocase en el estadio del Levante a todas aquellas mujeres que quisieran jugar al fútbol. Yo personalmente no daba crédito a lo que leía. ¡Encima iban a formar una liga con fichas federativas y todo! La emoción era tal que apenas me lo podía creer. Imagínate: aquello que siempre habías soñado desde que eras pequeña era, de repente, toda una realidad.
Lo primero que hice fue ir corriendo a comprar las botas de fútbol, de esas que tenían los tacos de recambio según en los campos en los que fueras a jugar.
La primera liga la disputamos en los campos federativos en el río, a la altura de las Torres de Serranos. Se pudieron formar apenas 6 equipos, éramos tan pocas que tuvimos que jugar la ida y la vuelta un par de veces para que aquello pudiera ‘cundir’ un poco. Como anécdotas, quiero recordar que que los equipajes tenías que pagarlos tu, o bien buscar al patrocinador de turno. En el caso de mi equipo fue el Pub Tendur-Café, que no se arrepintió de la decisión: fuimos el primer equipo en ganar la liga regional. Aún hoy conservo la copa.
¿Los campos de césped? ¡Ni los olías! Jugábamos en unos campos de tierra y piedras que alucinas, no había manera de poder controlar bien un balón.
El primer entrenador que tuvimos lo encontramos después de poner un cartel en la puerta de la Facultad de Psicología: «Equipo femenino busca entrenador de fútbol en Valencia». Fue un autentico desastre. Menos mal que me dio por ponerlo en la Facultad de Psicología y no en la de Medicina…
Nuestro botiquín consistía en un bote de ‘réflex’, apenas unas vendas y unas tiritas y una botella de ‘agua milagrosa’. No teníamos ni médicos, ni físios, ni camillas ni apenas dinero para poder cubrir tantas rodillas ensangrentadas.
Las duchas, la mayoría de veces, eran con agua fría y daba igual si estabas en enero o en agosto, los resfriados iban que volaban. Y si era necesario se jugaba con cuarenta de fiebre, como fue mi caso en el primer Campeonato de España disputado, además, en Valencia un 19 de marzo de 1989.
Cómo han cambiado las cosas: hoy en día te sientas delante de la tele y puedes disfrutar de ver, por ejemplo, un Mundial de fútbol femenino, partidos televisados todos los fines de semana, futbolistas que hoy en día son profesionales, niñas de todas las edades jugando en todos los campos de fútbol… Aquella liga que empezó con apenas 6 equipos ha pasado a ser en la actualidad un gigante con más de 260 equipos federados en toda la Comunidad Valenciana. Miles de mujeres jugando por todo el territorio nacional, selecciones territoriales y nacionales en todas sus categorías, entrenadores titulados, campos de césped artificial y natural, médicos, fisioterapeutas y un sin fin de logros conseguidos por todas a lo largo de estos 30 años.
Por mi parte, solo queda decir que valió la pena todo lo vivido, que fue un placer pasar sueño, frío, calor, incluso tener lesiones, hacer viajes, sufrir derrotas, ganar títulos, gastarme mi dinero y el tiempo invertido.
Nada nos ocurre de manera casual, todo tiene una razón y que cada una de nuestras experiencias, de nuestras relaciones, de nuestros pasos, tienen la intención de ubicarnos exactamente en lo que debemos vivir para nuestro crecimiento personal y para poder mirar a través de nuestros cristales y sobre todo para poder valorar la vida y sus auténticos milagros.
La confianza en vosotras es el secreto del éxito, porque todo parte de uno mismo; el resto es cuestión de determinación, trabajo y sacrificio. Y sobre todo, lo más importante: ¡aprender y disfrutar de lo vivido! ¡Felicidades a todas!
Texto: Cuca Fandos