Influencia mental y estrés en las lesiones deportivas

Se entiende por lesiones deportivas cualquier daño que se le haga al organismo, ya sea psicológico o físico, practicando una actividad deportiva y  ocasionándose una lesión o discapacidad. La mayoría de los trastornos musculares son de origen traumático pero los motivos de estos traumatismos no sólo son físicos, sino que también la mente está influyendo y mucho, en que una persona pueda estar más o menos predispuesta a padecer una lesión física.

Ahora bien, ¿cómo es esto posible?

Desde la antigüedad se ha reconocido la relación mente-cuerpo como un matrimonio inseparable y que nos dice que todo aquello que nos está influyendo mentalmente también tiene una repercusión corporal y viceversa. Este fenómeno se denomina somatización y se define como “el proceso por el que una afección psíquica se transforma en orgánica”.

INFLUENCIA DIRECTA EN LAS LESIONES DEPORTIVAS

El deporte es una fuente potencial de salud, no sólo por sus beneficios físicos sino porque también facilita la liberación de endorfinas mejorando el estado de ánimo. Además, es un buen entretenimiento y promueve las relaciones sociales.

Sin embargo, cuando el deporte empieza a ser competitivo, puede surgir lo que denominamos “ansiedad competitiva” que  deriva de una percepción por no poder controlar los acontecimientos que rodean al deportista y tiene su origen en las fuertes presiones, tanto externas como internas, por tener que conseguir un resultado o una expectativa concreta.

Este fenómeno tiene una consecuencia directa tanto en el rendimiento, como en la salud tanto física como psíquica del deportista. Así pues, este elevado nivel de estrés provoca síntomas psíquicos como una fuerte preocupación, pensamientos negativos constantes y reducción del foco atencional. Y por otro lado, a nivel físico, un peor funcionamiento del sistema inmunológico, un mayor tiempo de recuperación de los esfuerzos a nivel fisiológico, vómitos o rigidez muscular y articular (facilitando lesiones ante movimientos bruscos).

Un ejemplo concreto de todo esto, lo tenemos en el caso de Kiko Femenía, que debuta en Primera División con el Hércules ante su afición a una edad temprana y comienza a notar síntomas de ansiedad competitiva: falta de aire, mareos, poca atención, errores técnicos no forzados…

Sin embargo, no hace falta irnos a Primera División para ver ejemplos de este fenómeno, ya que podemos observar en los campos de fútbol o de cualquier otro deporte, día tras día, a niños/as llorando, jugadores/as que salen del campo a vomitar, jugadores/as que entrenan muy bien pero que les cuesta rendir en la competición e incluso deportistas con una alta tasa de lesiones, pese a que cumple todos los protocolos preventivos.

¿CÓMO PREVENIR ESTAS LESIONES Y MEJORAR LA RECUPERACIÓN?

Este tipo de lesiones que tienen su origen en los factores psicológicos se pueden detectar cuando:

  1. Comienzan a hacerse crónicas
  2. Cuando a priori no tienen una causa física
  3. Cuando existen múltiples recaídas
  4. Cuando el trabajo de fisioterapia y readaptación física no son suficientes para una buena vuelta a la normalidad

Estas pistas nos dan motivos para pensar que el tratamiento de este tipo de lesiones, debería enmarcarse en un proceso interdisciplinar donde el fisioterapeuta y el psicólogo deben trabajar conjuntamente para llegar a poder prevenir estos síntomas o evitar las recaídas.

Texto: Daniel Serrano (@dasesan)
Psicólogo deportivo y
Entrenador Nacional de Fútbol

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