El fútbol base valenciano sigue impactado por la trágica y desafortunada muerte de Nacho Llorens, jugador cadete del Dragon Force Enguera fallecido el pasado sábado de madrugada tras un atropello en la V-30 a la altura de Horno de Alcedo. Las circunstancias de su muerte se esclarecieron con el paso de las horas: el joven, de 14 años, estaba participando junto a otros amigos en la pintada de un graffiti gigante en el nuevo cauce del Río Turia; al regresar, fue arrollado cuando cruzaba la autovía por un vehículo que no pudo esquivarle.
En su club todavía no podían creerlo: «Todavía impactados por la noticia, estamos con el corazón encogido. Son días muy duros», aseguró Fernando Rodrigo, gestor de operaciones del FC Porto Dragon Force de Enguera. «La sensación es de incredulidad. El día anterior había jugado. Un chico tan joven no se merece esto», agrego en conversación con ESPORTBASE.
El componente trágico del accidente se incrementa al repasar las causas del accidente. «Nacho no era graffitero, como se ha difundido en algunos medios. Simplemente fue una niñería propia de sus 14 años, todos hemos hecho alguna locura. En ese día concreto realizaron una actividad peligrosa, cruzando donde no debían», explicó Rodrigo. Lo cierto es que el adolescente y su grupo de amigos portaban un cubo de pintura y pinceles para elaborar la pintada con las siglas ‘ACM’ (así se denominaba la cuadrilla o ‘crew’ de chicos del barrio de Castellar a la que pertenecía) en las paredes inclinadas del cauce del río, al otro lado de la carretera en la que perdió la vida.
¿Su nombre en clave dentro del grupo? Koner. Horas después del accidente, una pintada de sus amigos servía como testimonio escrito en su memoria. Desde el entorno de la familia se desvelan más detalles de lo ocurrido en la fatal noche del sábado: «Nacho intentó ayudar a un amigo que se había caído en la carretera tras tropezar, con la fatal consecuencia de que no se fijó en el coche y…», rememora Rodrigo. «Una desgracia», remata.
Muestras de apoyo a la familia
La distancia entre Enguera y Castellar (80 kilómetros entre ida y vuelta) era recorrida varias veces a la semana por Nacho y su familia para acudir a entrenamientos y partidos con su equipo. Pese a llevar poco tiempo en el club, el cariño del resto de la entidad se hizo patente a lo largo del lunes: «Vengo del tanatorio y estaba abarrotado de gente, el chico era muy querido. Los padres y el equipo cadete están destrozados, hundidos, en estado de shock«, insistieron desde el Dragon Force.
«Era su primera temporada con nosotros», recordó Rodrigo, «pero no tardó en encandilar al cuerpo técnico por su nivel futbolístico. El dato que lo prueba: estaba en el Cadete de Preferente, de segundo año, siendo jugador de primero. Le fuimos conociendo y nos ganó a todos con su compromiso, su actitud y su compañerismo. No es fácil ser de primer año y ser capitán«, sentenció.
Quienes le conocían describen a Nacho Llorens como un chico «de pocas palabras» en el vestuario, pero que ejercía como «un líder que predicaba con el ejemplo». Junto a él, una familia «encantadora», igual que el joven, «que se han ganado el cariño de todos este año».
La pérdida del adolescente dejará una profunda huella en el club de Enguera. «Vamos a preparar cosas para honrar su memoria. He podido decirle a su padre que el Dragon Force está para lo que necesiten. Es una pérdida irreparable, pero nunca nos vamos a olvidar de Nacho Llorens y vamos a tenerle presente siempre», concluyeron.