El rugby anticipa el problema de instalaciones al que se enfrentará el fútbol base de Valencia

Foto: Club Rugby Valencia

El titular a bocajarro es demoledor: ‘Un millar de niños, sin rugby a partir del lunes por el cierre de Quatre Carreres’. Las Provincias refleja este viernes la problemática con la instalaciones de Quatre Carreres, lugar donde cerca de 1.000 jóvenes practican rugby adscritos a los clubes Rugby Club Valencia y Les Abelles.

El problema de fondo: la gestión de las instalaciones y la saturación de las mismas, con dos clubes que debían alternar su mantenimiento cada dos años y que llevan meses sumidos en un conflicto en el que la Fundación Deportiva Municipal no ha podido ejercer como mediador necesario para desbloquearlo.

El RC Valencia, a través de un comunicado, quiso dejar claro «que el lunes 1 de abril la instalación municipal se abrirá con toda normalidad», y que por tanto los más de 1.000 niños que entrenan a diario, lo podrán hacer sin ningún problema:

No tenemos ninguna intención de cerrar.  Estamos a la espera de que la Fundación Deportiva Municipal ingrese el dinero que, al parecer, recibió en el día de ayer de CP Les Abelles, en concepto del pago de las facturas que este club debe, desde el mes de agosto, al Rugby Club Valencia por el uso de las instalaciones.

En diferentes ediciones radiofónicas del programa, ESPORTBASE ha venido advirtiendo de que esta problemática está muy cerca de comenzar a afectar al fútbol base de la ciudad de Valencia. Lo ocurrido en Quatre Carreres (donde el ‘subidón’ de practicantes de rugby en las últimas temporadas es incontestable) es un aviso a navegantes, un prólogo al gran problema que se avecina si las instituciones y organismos públicos no se anticipan al conflicto en tiempo y forma. Se puede resumir en dos puntos muy concretos:

  1. El actual sistema de concesiones de algunas instalaciones públicas (alternando la gestión de polideportivos o recintos deportivos entre varios clubes cada temporada o varias temporadas) es imperfecto e propicia ‘roces’ y mala relación entre clubes.
  2. El ritmo de construcción de nuevas instalaciones deportivas es muy, muy inferior al aumento anual de fichas federativas tanto masculinas como femeninas, y el punto de saturación total se aproxima a toda velocidad. Lo que se conoce como ‘morir de éxito’.

El primer punto tiene una solución relativamente sencilla: que la Fundación Deportiva Municipal (FDM) se ‘moje’ y asuma todas las competencias en materia de instalaciones deportivas, lo cual requeriría un aumento presupuestario y de personal para poder asumir la gestión de un número ingente de recintos deportivos para así evitar conflictos entre clubes. En fútbol base, todos conocemos lugares donde los clubes que conviven lo hacen en tensión permanente. De hecho, la solución al problema del rugby en Quatre Carreres parece estar precisamente en una maniobra de este tipo.

Pero, más allá de soluciones a problemas puntuales, el verdadero reto es tener una visión a largo plazo y panorámica del crecimiento del deporte base en nuestra Comunitat. Un crecimiento que, desde hace tres años -el tiempo de vida de este periódico- venimos observando en cantidades sorprendentes, con muchísimos nuevos federados, nuevas modalidades, nuevos equipos y clubes, nuevos impulsos al futfem o al fútbol inclusivo, etc.

Y así llegamos a un problema que requiere de planificación y no se soluciona de forma inmediata: muy pronto, los niños con ficha federativa no van a tener un lugar apropiado y acondicionado donde poder practicar deporte.

El ritmo de construcción de nuevos campos de fútbol o polideportivos es netamente inferior a la cantidad de nuevos deportistas cada temporada. Los clubes, por el momento, se las ingenian con horarios muy comprimidos, división de la semana de entrenamiento entre dos, tres y hasta cuatro clubes en el mismo recinto, división del propio campo de juego para albergar dos o tres equipos diferentes entrenando a la vez… Así vamos ‘tirando’, como suele decirse.

Habrá quien piense que estamos exagerando. Habrá quien piense que bueno, que ya está bien, que no hace falta destinar partidas económicas importantes al deporte base y que hay otras áreas en las que el dinero es más necesario. No vamos a rebatirles.

Sólo recordaremos que el fútbol base (y, por extensión, el deporte formativo) no consiste exclusivamente en que un niño persiga y chute una pelota. Hay un trabajo detrás, una formación, una educación en valores, unos entrenadores y técnicos con preparación, una vida saludable y un contexto social y deportivo en el que los padres pueden tener la tranquilidad de que el crecimiento físico y mental de sus hijos se va a producir en unas circunstancias favorables. Todo eso no lo teníamos hace treinta años, cuando jugábamos a la pelota en el parque o en la calle. Valorémoslo. Y, sobre todo, tengamos la amplitud de miras para evitar una saturación por falta de infraestructuras de aquí a unas pocas temporadas.

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