Tras un par de años desde su creación, el Catarroja CF Femenino está actualmente en la categoría de Segunda Regional. Concretamente en el tercero de los grupos, ocupando la quinta posición. Después de unos inicios complicados, parece que poco a poco las cosas van yendo mejor y que este año los resultados deportivos están llegando.
De hecho, acabar la temporada en la cuarta plaza podría -en función de los ascensos deportivos y luego administrativos- abrirles la puerta de la Primera Regional, aunque a día de hoy la posibilidad de jugar el año que viene en esa categoría es remota debido a la falta de apoyo económico para soportar los mayores niveles de gasto.
El director deportivo, Toni Sanchís, destaca que están muy satisfechos con el trabajo que se está llevando a cabo en un mundo tan difícil. Héctor Blat, entrenador del equipo, destaca que la plantilla es corta, de 18 jugadoras, y además añade que lamentablemente algunos clubes «no apoyan tanto el fútbol femenino como el masculino», lo que hace difícil componer una plantilla.
Sus palabras no son baladí: desde el principio del proyecto, los responsables del equipo de futfem han encontrado trabas tanto fuera de la entidad como dentro del propio club. Sus principales reclamaciones afectan a las desigualdades respecto al Amateur masculino: mientras que los chicos no pagan cuota, las chicas sí; los chicos gozan de prioridad y mejores condiciones en infraestructuras y vestuarios; y, siempre según su versión, el dinero que debería ser empleado para sufragar y subvencionar los desplazamientos del equipo femenino (que, por motivos federativos, compite contra otros clubes muy alejados de Catarroja) llegó a las arcas del club pero de inmediato fue destinado a otras funciones, dejando a las chicas y sus familiares sin la ayuda económica prometida.
Jennifer Pons, una de las piezas importantes del equipo hace hincapié en que muchas de las chicas del club estudian, trabajan y además, juegan a fútbol. La futbolista comenta que en el vestuario se respira un ambiente lleno de «compañerismo, en parte gracias a Héctor». El propio entrenador cuenta que cuando se hizo cargo del equipo se dio cuenta de que era un equipo con «actitud y con jugadoras que nada más verlas, te dabas cuenta de que tenían cosas interesantes».
Además, haciendo referencia al compañerismo del vestuario, fue tajante: «Yo no concibo que haya disputas dentro de un vestuario». Con respecto a la evolución que el equipo ha experimentado, Blat destaca el aspecto físico añadido a que es un equipo que «viene de sufrir el año pasado y que ahora al ganar se ven reforzadas».
En cuanto a la afición, Jennifer comenta que nunca «hemos tenido tanta afición como este año». Todo esto es gracias en parte al trabajo de promoción que realiza la gente del equipo, añadido a que la gente que acude a ver al equipo femenino «se lo pasa bien cuando viene» asegura Héctor. De hecho, sostienen que gracias al trabajo en redes sociales y de movilización, es habitual que haya más aficionados viendo al equipo femenino que al Amateur masculino, pese a la diferencia de trato que reciben dentro de la entidad.
Por último, el entrenador del equipo quiso dar una visión general de lo que cuesta promocionar el fútbol femenino: «Para que crezca no solo deben apostar los clubes grandes, sino también los más humildes. Es importante que el club que tenga equipo femenino lo cuide igual que al masculino, con los mismos derechos y visibilidad«.