Cinco razones para acabar con las Superligas de fútbol-8

Foto: CD Roda

No falla: cada vez que la temporada en Superligas FFCV de fútbol-8 se acerca a su fin, vuelven los rumores, las sospechas y los recelos entre los 16 clubes que componen la élite de esta categoría en la Comunitat Valenciana, focalizando todo en la única competición que importa de cara a los ascensos y descensos como es la de Alevín Segundo Año. Y, francamente, la situación está alcanzando tintes de dramatismo exagerados e imposibles de justificar desde un punto de vista formativo.

Por eso creemos que lo mejor sería ‘cerrar la paraeta’ y acabar con ellas.

Sí, pensamos que dar carpetazo a las Superligas de fútbol-8 no sólo debe ser un planteamiento que la FFCV debe hacerse, sino que este debería ejecutarse lo antes posible. Pero no nos hemos sacado esta idea de la chistera: ahí van cinco razones de peso para acabar con una competición que sobredimensiona, presiona y pervierte el sentido mismo de la formación deportiva en los jugadores más jóvenes.

1) Es virtualmente imposible garantizar su fair-play al 100%

Comencemos por lo más polémico: partidos disputados entre equipos con convenios entre ellos y que son susceptibles de generar recelos entre otros clubes participantes en la Liga. Se ha hablado mucho en los últimos días de esto, pero queremos destacar que esta circunstancia lleva ocurriendo desde que ni siquiera existían las Superligas y lo que se disputaba era el célebre Grupo 1. Y por eso los ejemplos se acumulan: Valencia CF y Fundación VCF, Levante y Patacona, CD Roda y Villarreal… Tampoco es intención nuestra apuntar a estos clubes, que aseguran (y no tenemos por qué dudar de ellos) que los partidos se desarrollan en buena lid; al contrario, el quid de la cuestión está en la percepción que el resto de la liga tiene de los ‘derbis’ entre equipos conveniados. Un nuevo formato de competición (ya que el diseñado hace tres años se ha quedado obsoleto), quizá en el que no haya 3 de cada 4 clubes vinculados entre si de una u otra manera, evitaría tantas suspicacias.

2) Presión excesiva para niños de 10 y 11 años

«Nos jugamos la permanencia», «si ganamos dejamos el descenso a X puntos»… No son frases de un vestuario de Primera División: son comentarios y referencias que niños de 10 y 11 años, que militan en la Superliga Alevín Segundo Año, escuchan más a menudo de lo que nos gustaría. No hablamos ni siquiera de luchar por un título de Liga; en esos casos, es lógico que la motivación siempre en positivo sea habitual en clubes o escuelas potentes. Pero, ¿angustia por perder una posición de privilegio? ¿Presión de directivos, entrenadores o padres para mantener la categoría? Es muy peligroso para niños en edad formativa y que ni siquiera han dado el salto al fútbol-11. Lo peor es que se trata de un problema que, lejos de reducirse con el paso de las temporadas, va a más. El uso de la Superliga como un baremo de estatus deportivo y que puede inclinar la preferencia por una u otra escuela para los padres de un jugador que busca equipo es casi el menor de los problemas.

3) Formato de élite para niños en formación

Al respecto, entrenadores y preparadores coinciden en la exigencia que las Superligas tienen sobre el jugador en edad Alevín o Benjamín, en una competición ‘de élite’ con presencia de escuelas de Primera División y con un formato a 30 jornadas (ida y vuelta) que, en la comparativa directa, muchos equiparan a la División de Honor Juvenil. Exacto: hablamos de un campeonato con la presión y exigencia propios de la categoría Juvenil, con sus desplazamientos largos, partidos con gran presión ambiental, etc… pero en el que juegan niños 7 u 8 años menores. El desarrollo físico, cognitivo y psicológico del menor está muy lejos del de un adolescente de 16 o 17 años.

4) Demasiados descensos por temporada

Otro de los motivos de que haya técnicos que comparen la Superliga Alevín Segundo Año con, por ejemplo, el Grupo 7 de División de Honor es un motivo muy sencillo: el número de participantes y de descensos. En División de Honor, 16 equipos disputan la competición y hay cuatro plazas de descenso a final de temporada; en Superliga Alevín Segundo Año, el número de equipos también es de dieciséis y las cuatro plazas de descenso se mantienen. Un 25% de los competidores en la categoría ‘caerán’ de su puesto a final de campaña, propiciando así una competición que desde el primer día se centra en el resultadismo y lograr las victorias necesarias para mantenerse en la categoría, aparcando o relegando a un rol secundario la formación y aprendizaje. ¿Por qué no aumentar la cifra a 18 equipos, al contrario de lo que se hace en la élite del fútbol juvenil?

5) Promoción excesiva de la cultura de la competición

El concepto global de Superligas, en definitiva, promueve una cultura competitiva que choca frontalmente con lo que se supone que debe ser el fútbol-8. Es lógico y loable que los clubes más potentes busquen ganar el campeonato, pero luego se abre una brecha enorme con aquellas escuelas que centran su temporada en (literalmente) «sobrevivir». No es una frase hecha: tal y como está montado el fútbol base actual, el hecho de estar o no presente en la Superliga puede significar un golpe importante a la línea de flotación (tanto a nivel económico como de prestigio) de una escuela o club que ha basado su crecimiento en ese hecho; de igual modo, la carrera por lograr el ascenso a la élite arranca en octubre en los Grupos A1 a A4 Valencia, con escuelas conscientes de la importancia de ‘subir’ y que ansían colocarse entre los mejores. ¿No es demasiado pronto en la etapa formativa de los chavales para fijarse metas de este tipo?

BONUS) ¿Qué nueva competición debería crearse?

No lo sabemos. Es labor de la FFCV analizar la situación actual e impulsar soluciones ponderadas, lógicas y con sentido de la formación. Aumentar el número de equipos (de 16 a 18) sería una buena medida. Cambiar la nomenclatura de ‘Superliga’ (el uso del aumentativo ‘super-‘ ya parece otorgarle un rango mayor respecto a ligas ‘normales’) también podría ser una opción, aunque en su día el concepto de ‘Grupo 1’ también llevaba aparejado ese plus de competitividad. Modificar el sistema de ascensos y descensos, desentrañar la solución para que todos los partidos entre clubes conveniados no se conviertan en nido de especulaciones y rumores, enviar un mayor número de delegados federativos a controlar partidos ‘delicados’, cambiar el formato a dos vueltas y generar una Copa Oro y Copa Plata como se hace en algunos torneos… Ideas y conceptos sueltos que desde el Comité de Competición están invitados a valorar, si lo consideran oportuno.

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Fundador y director de ESPORTBASE Media desde 2015. Periodista, educador y deportista. Tras una década con los 'mayores', descubrí lo satisfactorio que es inculcar valores deportivos y personales a los niños. Mi padre fue mi héroe.

6 comentarios en “Cinco razones para acabar con las Superligas de fútbol-8

  1. Es una muy mala idea que haya niños que tengan que soportar la presion de que toda la estructura de futbol 8 de su escuela donde han crecido dependa de sus resultados, son partidos en los que aunque estemos en etapa de crecimiento se deja de lado lo que importa del juego y solo nos centramos en el juego, 847 jugadas a balon parado por partido, faltas tácticas que provocan lesiones en los niños por falta de experiencia para cometerlas y sobretodo lo que al niño de esa edad le supone descender, ademas se ven cosas como la del Mislata con el Villareal, un partido donde el lider que le lleva 10 puntos al segundo pierde contra otro equipo al que de normal ganaria 10-0 y que acaba en victoria del Mislata en el ultimo minuto es cuanto menos sospechoso una pena que los niños no disfruten del juego y sientan la presion del descenso y tengan que visualizar estos hechos tan temprano … Que no haran con 15/16 años cuando se jueguen un descenso o ascenso juvenil ?

  2. Enhorabuena por el artículo.
    Por cierto, muy bien elegida la foto de cabecera de la noticia.
    Aún recuerdo hace tres años el espectáculo que nos brindaron el Villarreal y el Roda en el partido que disputaron en la última jornada para que no bajase este último. Llegaba el Villarreal espectacular, ganó la liga ganando todos los partidos, posteriormente ganaba también la liga Promises y contaba con un jugador, Paco, impresionante, muy por encima del resto.
    En cambio el Roda, llegó a la última jornada, en zona de descenso, necesitado de ganar el último partido (contra el Villarreal) y además con la necesidad de que el equipo que tenía por delante perdiese contra el Valencia.
    Total, ese partido fue el único que perdió el Villarreal, cuyo entrenador cambió de posición a los chiquillos, los delanteros jugando de defensas y al contrario. Paco, creo recordar que no jugó. Me mandaron algún video, p.e. de un gol del Roda, en el que los defensas del Villarreal prácticamente le daban las asistencias a los del Roda.
    Entrando en el tema del artículo, evidentemente, estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas, se han creado una liga de élite lo que ha propiciado que determinados clubs han creado una presión muy fuerte en niños y entrenadores, y están un poco desvirtuando los objetivos del fútbol base. Pero también hay que reconocer las virtudes de la Superliga, que permite que los clubs más fuertes compitan entre ellos, sin tener que jugar con equipos muy inferiores ni tener que estar goleando semana tras semana. En ese sentido ha permito que las ligas estén más igualadas.
    Me parecer muy correcto lo que comentas de hacer ligas a dos vueltas (similar a cómo se hace en fúbol base en Australia), donde en la segunda vuelta garantizas a los equipos jugar en una liga pareja a su nivel. Pero, aquí igual también habría algo de picaresca por parte de los clubs (que todos conocemos que la tienen), que prefieran hacer una primera vuelta mala y ganar una liga inferior que jugar y no ganar una superior.
    Yo, pienso que lo ideal (tanto para clubs, sobre todo para los menos fuertes, como para la formación de los chiquillos ) es lo siguiente:
    El objetivo, además de permitir una separación por niveles de los equipos y quitar presión a los niños, sería que los clubs menos fuertes puedan mantener sus equipos (ahora, cuando sale un buen equipo en estos clubs, los equipos grandes acaban llevándose a sus jugadores) y que los niños puedan continuar su formación jugando al nivel de su equipo, sin tener que cambiar del mismo.
    1.- Yo sí abogaría por una separación en ligas o niveles: los equipos fuertes tienen que jugar contra los equipos fuertes y los débiles contra los débiles.
    2.- Plantearía en prebenjamín de 1er año (o incluso también en 2º año) una liga en 2 vueltas… con el objetivo de conocer el nivel de cada uno de los equipos.
    3.- A final de temporada, se haría una baremación de estos equipos y, para el año siguiente (Benjamín de 1er año, o Prebenjamín de 2º) se los separaría en ligas por nivel.
    4.- Dentro de estas ligas, cada año habrían ascensos y descensos. Pero el que subiría y bajaría es el equipo correspondiente, no el club. De esta manera si sube de liga el Benjamín de 1er año, el que disputará esa liga será el mismo equipo, el año siguiente siendo Benjamín de 2º año.
    Así se promueve el trabajo a largo plazo y esto propicia, que los equipos de clubs menos potentes puedan mantener a sus jugadores y que un niño que destaqué no se tenga que ir a un equipo de Superliga. Ahora mismo, por culpa de la Superliga, existe un mercadeo de niños bastante alarmante. Todos los equipos de Superliga y los que quieren subir a ella, están semana tras semana llamando e intentando convencer a los niños que destacan para que abandonen sus equipos, y existe incluso una obsesión por parte de los padre por que sus hijos jueguen en Superliga.

  3. Al final el que pone y quita la presión no es si la liga se llama superliga o ligita f8, la presión la ponemos los padres y entrenadores, con nuestras protestas a los árbitros en cualquier jugada, con nuestros gritos a los jugadores para que hagan lo que nosotros queremos y no lo que le dice el entrenador, en los celos que hay entre padres para que su hijo marque más goles que el compañero, al final da igual que la liga sea superliga o ligita, nuestros hijos tendrán la presión que nosotros les impongamos, los niños cuando salen de la ducha no se acuerdan del resultado, solo quieren jugar al fornite o tirar petardos

  4. Las ligas han de estar lo más igualadas posible. Llamese superliga o como la quieran llamar.
    Lo correcto seria que cada equipo defendiera su categoria. Si el benjamin A mantiene la categoria al año siguiente seguiria estando en superliga pero como alevin b.

  5. Y si tb se prohibiera fumar en las gradas ya seria de 10 para la ffcv. Pq vaya tela lo que tienen q aguantar los menores y adultos no fumadores de la grada.

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