El pasado jueves, desde la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana se aplazó gran parte de la jornada de fútbol base en la Comunitat debido al riesgo (tangible y confirmado a través de AEMET) de unas condiciones climatológicas que no sólo iban a perjudicar el desarrollo de los partidos, sino que podían poner en riesgo a grandes y pequeños en los desplazamientos por carretera. Una suspensión que, ya el viernes a mediodía, se hizo casi total con el respaldo de la RFEF.
Finalmente, sólo hubo que mirar al cielo durante gran parte del sábado y del domingo para constatar que, por fortuna, las previsiones más pesimistas no se cumplieron. La temida ‘gota fría’ no se cebó con la Comunitat como en otras ocasiones. Circunstancia que, como es habitual, unos pocos individuos (padres la gran mayoría) aprovecharon para lanzar sus críticas y ‘pullas’ al ente federativo, tildando la suspensión de la jornada de «exagerada», «barbaridad», «qué listos son estos de Federación» y demás lindezas.
Supongo que no hace falta un grado de inteligencia superior para entender que, en caso de riesgo, el bienestar de los chavales es innegociable. Punto.
A la gente que no alcance a entender eso, seguramente este editorial les pasará por encima y no entenderán ni media palabra. A los demás, si nos permitís, os damos tres motivos por los que este fin de semana era mucho más recomendable prevenir que curar:
1) La ‘gota fría’ en España sí causó problemas
Que no cayese tantísima agua como estaba previsto no significa que no cayese bastante agua, sobre todo en poblaciones de la zona de Alicante y Castellón. De hecho, partidos que sí iban a disputarse (como el UD Alzira – Lorca CFB de División de Honor Juvenil) se suspendieron a petición del club visitante porque, en su trayecto por carretera, su autobús repleto de jugadores en edad juvenil iba a encontrarse con zonas de riesgo.
2) Margen de tiempo suficiente para actuar
El comunicado de la FFCV fue emitido el jueves a mediodía, y complementado por otro comunicado en el mediodía del viernes. La suspensión de la jornada, respaldada por la RFEF para la gran mayoría de competiciones de ámbito regional, se produjo con un margen de tiempo suficiente como para que no hubiese equívocos y confusiones entre equipos, clubes, padres, etc. Algo que es de agradecer, particularmente, por parte de aquellos equipos que tenían que realizar desplazamientos. El manejo de los tiempos, en esta ocasión, fue notable.
3) Ya hubo polémica en 2016 por tomar justo la decisión contraria
En un episodio similar de ‘gota fría’ a finales de 2016, la Federación quiso apurar los plazos para intentar que la jornada sí se disputase. El resultado: suspensión de partidos el sábado por la mañana, bastante desorganización y caos entre equipos y un aluvión de críticas por no haber actuado con celeridad y mayor precaución. Justo lo que sí se ha hecho en 2018. ¿También se critica eso? Desde el ente federativo deben tenerlo claro: mejor mejor recibir reproches en la situación actual, pero con todos sus deportistas federados a salvo. Y más con las inundaciones en Mallorca hace unas semanas (con 13 víctimas mortales) todavía ‘calientes’ en la mente de la sociedad.