La ambición del ser humano siempre ha sido el ir a más. Más grande, más rápido, más fuerte. En el deporte, romper récords está a la orden del día. Registros que se superan una y otra vez en cualquier disciplina. En el fútbol, el gol siempre ha sido la última frontera. Y este afán de superarlas se traduce, a veces, en resultados escandalosos.
Repasemos algunos de los ‘récords’ (entre comillas) de goles anotados a nivel profesional. Si hablamos de un Mundial de fútbol, todavía se recuerda el correctivo que Hungría le endosó a El Salvador (10-1) en el Mundial de España 1982. A nivel de selecciones absolutas, el Australia – Samoa Americana (31-0) ha sido desde 2001 el marcador entre selecciones nacionales más abultado. Además, Archie Thompson (autor de 13 goles) también pasó a la historia tras aquel partido.
Los resultados son aún más mareantes cuando analizamos partidos muy desnivelados entre equipos y clubes: ya forma parte de la leyenda aquel AS Adema – SO l’Emyrne (149-0) del año 2002, en el que el técnico del equipo visitante obligó a sus jugadores a marcarse innumerables autogoles como protesta por la actuación arbitral. Hasta ese día, el resultado más abultado de la historia había tenido lugar en Escocia 117 años atrás con el triunfo del Arbroath por 36-0 ante el Bon Accord.
Sirvan las estadísticas anteriores para contextualizar la realidad actual en el fútbol base, de la que el entrenador Conrado Galán dio buena cuenta hace unos meses. En su análisis sobre el fútbol femenino madrileño, los promedios de goles asustaban: equipos infantiles con 193 goles a favor en 18 partidos (casi once goles por partido), o juveniles con 226 goles en 25 partidos (más de nueve goles en cada choque). En el espectro opuesto, los equipos derrotados lo hacían en ocasiones «con 20, 30, hasta 35 goles en contra», lo que producía al final que muchos equipos se acabasen retirando de la competición.
¿Es este el camino? 504 es el número de licencias de la categoría infantil femenino en el curso 16-17 y 16.135 de la categoría infantil masculino, inscritas en la Federación de Fútbol Madrileña. Son muy pocas las niñas que practican nuestro deporte, pero corremos el riesgo de que sean menos si no ponemos freno a estas salvajes goleadas.
En el caso de los niños los datos son alarmantes, cada año abandonan la práctica del fútbol 3.000 en la categoría infantil. Sí, 3.000. La categoría cadete la practican 13.633 niños frente a los casi 17.000 de la categoría infantil, esto quiere decir que mas de tres mil niños no dan el paso a la siguiente etapa, sino que abandonan.
Uno de los principales motivos es la baja tolerancia a la frustración y casi siempre viene dada por la humillación que supone en muchos casos estas goleadas.
En el caso de las niñas, los datos de abandono son más alarmantes, directamente no hay categoría cadete, no hay niñas suficientes, las pocas que quedan tienen que subir a la categoría juvenil.
Por ello es necesario que en el fútbol base y de formación se deje de premiar en la tabla de clasificación el numero de goles marcados. O buscamos otras fórmulas o nos cargaremos este deporte.
Es la cara oscura de unos ‘récords’ que no lo son tal. No hay nada de extraordinario en abusar y anotar muchísimos goles a un rival netamente inferior. ¿Dónde está el mérito? Más goles no equivalen a más aprendizaje. Muchas veces, como sostiene Galán, ocurre todo lo contrario.
Buenas tardes, se podría adoptar la medida del baloncesto base y cerrar marcador ante goleadas (no mas de X goles de diferencia). Estoy totalmente de acuerdo, las goleadas no aporta nada a los niños, ni a uno sin a otros.