En ocasiones no es necesario un nuevo punto de vista para poner de relevancia una reflexión. En ocasiones, simplemente basta con que sea una voz autorizada la que otorgue proyección a un asunto candente. No es la primera vez que debatimos respecto al número de partidos anuales que juega cualquier niño federado en la Comunitat Valenciana. Sí que es, sin embargo, la primera vez que todo un presidente (en funciones) de la FFCV coincide en su análisis con muchos padres, técnicos y aficionados.
Hace unos días, durante una entrevista con ESPORTBASE, Vicente Muñoz disertaba sobre los precios («baratos», a su juicio) del fútbol para aquellos niños que quieren federarse, antes de pronunciar la siguiente frase:
«Siempre sostuvimos que el fútbol debe ser lo más barato posible: una licencia vale 10 euros, y 6 euros renovarla. Siempre ha sido baratísimo. La gente protesta por los seguros de la mutua, pero no lo veo así: es baratísimo teniendo en cuenta que cubre la salud de un jugador desde septiembre hasta julio, diez o once meses de temporada.»
Sorprendidos ante el giro de su respuesta, le volvimos a plantear si quizá los niños no estarían jugando demasiados partidos al año durante esos diez u once meses:
«¡Sí! Juegan demasiado. Se abusa de los niños, lo tengo que decir. Programamos las competiciones para que acaben en mayo, porque los niños deben estar libres para sus exámenes. No hay que estar mareándoles con partidos y torneos. Creo que se les ha ido de las manos, los torneos siempre buscan un beneficio y unos ingresos muy importantes para los clubes a través de rifas, el bar…»
«Los niños juegan demasiado» y «se abusa de ellos». Repetimos: esta opinión no es nueva, pero sí que viene de una figura contrastada y con más de tres décadas de mando y trabajo a sus espaldas al frente de la Federación. Y, ahora en verano, es el momento perfecto para reflexionar y buscar datos que respalden o tumben dicha idea.
¿Es objetivamente cierto? Pongamos que una Liga de fútbol-8 dura 30, 32 o 36 jornadas. Ahora le sumamos los tres domingos (como máximo) de competición en Copa Federación, en los que se disputan 5 o 6 partidos más por día. Si los equipos ganan sus Ligas, tenemos las Copas de Campeones al finalizar la temporada, con dos o tres eliminatorias más. Y luego, los torneos de pretemporada, de Navidad, de Fallas, de Pascua y de verano.
En el caso más extremo, un niño podría disputar en un año… ¿80 partidos? ¿90 incluso?
Estamos hablando de un promedio de un partido cada cuatro días, aunque a la hora de la verdad muchos de esos compromisos se juegan en la misma jornada, comprimiendo el esfuerzo y haciendo que aumente su intensidad.
No sabemos si Vicente Muñoz lleva o no razón, ni compartimos que la motivación detrás de tanto partido y tanto torneo sea meramente económica. También hay un fuerte componente de percepción y presión social: esa sensación de que, si tu equipo no participa en torneos, significa que tu club ‘no se mueve’ o que tu escuela no es lo suficientemente ‘atractiva’ como para que le inviten a participar. No es necesariamente cierto, pero es la percepción que muchos tienen.
¿Juegan los niños demasiados partidos de fútbol al año? ¿O la cifra es adecuada para sus condiciones físicas en esa edad? Abrimos debate.