Hay movimientos y declaraciones de la clase política que son absolutamente incomprensibles para cualquiera que viva el día a día, aunque sea mínimamente, del fútbol femenino de la provincia de Valencia. Ocurrió este lunes con unas palabras de la diputada de Compromís en Les Corts, Maria José Ortega, denunciando una supuesta discriminación en la Academia del VCF entre los niños (que son becados, desde esta temporada) y las niñas, que según su información tienen que abonar las cuotas de inscripción anuales.
A la diputada Ortega, a la que no tengo el gusto de conocer y a la que respeto absolutamente, se le puede aplaudir el interés mostrado en este asunto. Es esperanzador que la clase política valenciana preste atención al deporte femenino: por desgracia, sólo honrosas excepciones lo hacen sin afán partidista y con verdadera voluntad de cambiar las cosas. A la vista de lo equivocado de sus argumentos, no queda más remedio que pensar que en este conflicto han primado las ganas de indignarse y poner el grito en el cielo en lugar de hacer política en base a los hechos existentes.
La protesta de Compromís se basa sobre un precepto erróneo: que todos los niños de la Academia VCF ‘no pagan’. Sí, todos los niños de la línea Academia están becados… pero porque el club ha eliminado este verano la línea Escuela VCF, que sí era de pago. Esos chicos -más bien, sus padres- siguen pagando una alta cantidad -entre 800 y 1.000 euros- para que sus hijos jueguen a fútbol, con la única diferencia de que lo hacen en alguna de las otras 23 escuelas conveniadas con el Valencia CF. Aquellos que no pagan lo hacen porque son considerados muy prometedores a nivel deportivo por el club, que se hace cargo de su formación deportiva y humana.
Otro precepto erróneo: que todas las niñas de la Academia Femenina pagan su cuota de inscripción. Ese dato es falso: sin ir más lejos, todas las chicas que componen el VCF Femenino ‘B’ (filial del primer equipo y principal vivero de jugadoras) están becadas. En total, un 10% de las 160 chicas del fútbol base femenino del VCF está subvencionado total o parcialmente, con becas que oscilan entre los 800 euros y los 150 euros anuales. El resto pagan su cuota anual, claro, pero lo hacen entrenando, jugando y luciendo el escudo del Valencia CF, con su primer equipo en Liga Iberdrola y con un crecimiento muy importante en los últimos diez años.
Sin embargo, y más allá de que la gestión de la cantera femenina depende de la FUNDACIÓN VCF y NO DEL VALENCIA CF, la protesta de Compromís ‘olvida’ otros datos que conviene poner de relevancia.
Por ejemplo, el hecho de que la escuela del VCF Femenino haya tenido que entrenar y jugar durante ocho años en la instalación municipal de Beniferri compartiendo instalaciones con otras dos escuelas (CF San José y Benimámet), con las lógicas limitaciones de espacio y sin más ayuda a nivel institucional.
O que, del millón de euros de presupuesto anual del VCF Femenino, ‘sólo’ 58.000 euros procedan de subvenciones (3.000 de Diputación, 35.000 del Ayuntamiento y 20.000 de la Generalitat Valenciana). No hemos leído a Compromís indignarse porque las subvenciones para la promoción del futfem sean sólo del 5,8% del presupuesto o elogiar la inversión de 942.000 euros anuales del bolsillo del Valencia CF en promover y potenciar el fútbol femenino.
O quejarse de que la Diputación invierta anualmente (según sus propias fuentes) cerca de 200.000 euros anuales en apoyar el fútbol femenino del Levante UD. Una grandísima iniciativa para con las granotas (que desde ESPORTBASE aplaudimos a rabiar), y por la propia Fundación VCF no ha alzado la voz (aunque podría, ya que percibe muchísimo menos). ¿Alzó la voz Compromís en su día?
O reconocer la fuerte inversión que el VCF Femenino va a hacer este año, cambiando las instalaciones de Beniferri (públicas) por las de CF Cracks (iniciativa privada y, por tanto, con un coste a asumir) para mejorar las condiciones, espacio, número de campos disponibles e infraestructura para las chicas. La firma de ese convenio por tres temporadas prorrogables permitirá, entre otras, tematizar una parte de las instalaciones de San Antonio de Benagéber con los colores, logos y sponsors del VCF Femenino, algo que en Beniferri no podía hacerse. Un cambio que, a tenor de las reacciones de una parte de los padres de las chicas, ha sido bienvenido («los padres están encantados», aseguran desde el club) debido a la mejora de la calidad formativa que repercutirá en las muchachas.
O percatarse de que quizá sus protestas infundadas puedan afectar y dañar la imagen del VCF Femenino y repercutir negativamente en los sponsors que, desde el sector privado, sí les apoyan. ¿Y si alguno, tras escuchar a la diputada, decide que no vale la pena invertir en promoción en el VCF Femenino al «no haber igualdad»?
En definitiva, no queda más remedio que asumir que las palabras de la diputada Ortega este lunes provienen del más absoluto desconocimiento. Algo que no debería ser óbice para que sus asesores, que los tiene, sí hubiesen contrastado con cierta dosis de rigor las informaciones publicadas antes de que la diputada de Compromís se pronunciase públicamente sobre este asunto.
También cabría pensar que el objetivo de la protesta, a tenor de las últimas dos líneas de su comunicado («precisamente, para evitar situaciones como esta que se ha producido en la cantera del Valencia con el cobro de cuotas solo a las niñas, la también diputada de Compromís, Marian Campello, y yo estamos trabajando en una propuesta para combatir las desigualdades de género en el deporte»), no era más que generar ‘ruido’ para poder dar impulso a una iniciativa partidista. En ese caso, uno podría (mal)pensar que en realidad lo que ocurre en el VCF Femenino no es fuente de preocupación para la diputada y sí el mero pretexto para impulsar un programa político desde Compromís.
La sección femenina del Valencia CF, gestionada por la Fundación VCF, no es ni mucho menos perfecta. Pero los diez años de trabajo que se van a cumplir en la temporada 2018-2019, desde que se fusionase con el antiguo Colegio Alemán, merecen un respeto. Como poco, un mínimo de documentación y datos contrastados antes de hacer una crítica. Y no es algo achacable sólo a Compromís: por desgracia, la mayoría de partidos acaban usando el deporte femenino única y exclusivamente como arma arrojadiza, sin aportar un debate serio o soluciones a sus problemas de visibilidad o crecimiento.
Ni siquiera es la primera vez que pasa algo así: ya sucedió hace unos meses con aquella polémica artificial que involucraba al Valencia CF Femenino y el derbi ante el Levante UD disputado en el Antonio Puchades. Entonces, un sector de la clase política puso el grito en el cielo por haber «sacado el derbi femenino de Mestalla». Sin embargo, a la hora de la verdad, sólo uno o dos representantes institucionales estuvieron en el palco de Paterna viendo el partido y apoyando DE VERDAD el deporte femenino. El resto parecieron olvidar su reinvindicación al irse de fin de semana.
Me parece muy acertada la respuesta dada por usted a las declaraciones políticas, los que estamos en el fútbol femenino desde hace más de una década sabemos lo que se ha andado y lo que se ha adelantado en este deporte, también sabemos la evolución del vcff desde hace 20 años para acá y más concretamente y en persona desde hace 7 que mi hija milita en este club.
Desde los Malabia hasta ahora ha habido un gran esfuerzo y compromiso.
De nuevo reitero mi enhorabuena por su contestación.