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¿Qué ocurre cuando un equipo entra en una ‘mala racha’?

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Foto: Associated Press

Texto: Joana Pérez
(psicóloga deportiva)

El fútbol se compone de ciclos y, por extensión, el fútbol es puro dinamismo. Tanto que no es extraño observar cómo un mismo equipo puede pasar de una etapa exitosa a otra no tan brillante.

Podemos citar casos muy conocidos de la Primera División: por ejemplo, el Valencia CF en sus dos últimas temporadas. En esta campaña (2017-2018) también encontramos a equipos que representan el extremo opuesto, como UD Las Palmas, Málaga e incluso el Real Madrid, el cuál se encuentra actualmente en una posición a la que no nos tiene acostumbrados. Obviamente, ocurre en cualquier categoría del fútbol.

¿Qué causa que un equipo entre en racha negativa?

En primer lugar, un aspecto ha de quedar muy claro: cuando un equipo se encuentra en una racha negativa, no hay un culpable. Por lo tanto, es mejor no perder tiempo señalando a unos o a otros. Es más, quitaría la palabra ‘culpable’ del vocabulario y la sustituiría por responsable.

Igualmente, tampoco hay un  sólo motivo por el que un equipo se encuentra en esa situación. Es decir, se trata de una circunstancia tan delicada que intentar buscar un solo responsable o un solo motivo como causantes de la situación es poco útil.

Una racha negativa no la desencadena una causa o una persona, sino un conjunto de varias situaciones que afectan a la estabilidad psicológica de un equipo.

Partiendo de esta base, a continuación hay que analizar los antecedentes y desencadenantes de la mala racha del equipo. Este análisis variará de un equipo a otro. Por ejemplo, en el caso del Real Madrid es posible que se haya producido una relajación post-títulos, una desconexión entre jugadores y entrenador, falta de autocrítica… entre otras causas. Obviamente el análisis ha de realizarse desde dentro del club, los antecedentes y desencadenantes que expongo son conclusiones personales extraídas vista la situación desde fuera.

¿Por dónde empezar?

En estas situaciones suele ser complicado decidir qué comenzar a hacer. Por eso mismo, es necesaria la paciencia.

Para hacer un buen análisis de la situación, se necesita realizar un breve “parón”. Cuando no sabemos por dónde vamos, hay que parar para saber dónde estamos y ver hacia dónde queremos ir. Parece muy lógico, pero sin paciencia no podemos lograrlo.

Bien es cierto que paciencia y fútbol no suelen encajar en una misma frase. El fútbol es siempre presente y todas las semanas hay partido. Pero también es cierto que sin la calma necesaria se entra en la desesperación, y desde la desesperación no se pueden hacer buenos análisis ni tomar buenas decisiones. No hay que percibirlo como un retroceso, sino como una forma de comenzar a tomar las acciones convenientes.

Retroceder y observar qué es lo que se estaba haciendo antes y no se está haciendo ahora es de mucha utilidad. Es decir, comparar lo que se hacía cuando el equipo estaba en perfecta forma con lo que está haciendo en estos momentos. Es posible que nos de grandes pistas para volver a comenzar de nuevo con los recursos que anteriormente funcionaron.

Son momentos dónde la comunicación ha de ser continua y todos han de hacer el máximo esfuerzo posible. Hay que transmitir sobre todo confianza y seguridad. La actitud mental positiva y la proactividad han de trabajarse mucho durante todo el proceso. Recordemos que cuanto más delicada es una situación, más esfuerzo ha de realizar todos los miembros del equipo.

Por otro lado, también hay que entender que en el mundo del deporte no siempre se gana. Las derrotas también forman parte del juego, y hay que aprender de ellas. No se le puede conceder a las derrotas el poder de afectar la estabilidad psicológica hasta el punto de influir en la confianza de todo un equipo. Se trata de tomar esa decisión. Las derrotas son toques que han de servir para despertar de estados aletargados y para cambiar todo aquello que no está yendo bien. Es decir, los momentos de crisis son perfectos para hacer autocrítica y para poner en orden los valores y las prioridades del equipo. La seguridad del equipo no tiene que ser tan frágil.

Paciencia, confianza, actitud mental positiva, proactividad, comunicación, autocrítica, esfuerzo…Y por supuesto, tomar decisiones.

Por último, decir que en la Liga de Fútbol Profesional se añaden dos factores más: la prensa y la afición. En este caso, también se tendría que trabajar la influencia de las opiniones de la prensa y de la afición sobre el equipo. Se podría resumir en: “Es momento de concentrarse en lo que podemos controlar y dejar de lado las opiniones, ya que eso no lo podemos controlar. Dirigir toda la atención a que el equipo salga adelante y no caer en terrenos pantanosos”.

Como podemos ver, no hay una varita mágica que solucione una mala racha de la noche a la mañana. No existen fórmulas milagrosas. Trabajo, trabajo y trabajo.

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