¿Qué haremos ahora sin tí, Jaume? ¿Por dónde empiezo a escribir las palabras que nunca pensé en escribir? Es imposible asumir ahora mismo que el hombre de la sonrisa permanente, el presidente del ‘palmito’, el directivo que bautizó a los ‘galácticos’, el dirigente más querido y exitoso de la historia moderna del Valencia CF, ha dejado de estar con nosotros.
Y lo ha hecho casi de tapadillo, discretamente, luchando en silencio durante varios meses contra un cáncer de pulmón y manteniendo su dolencia siempre en un segundo plano. Jaume era peleón, pero la enfermedad pudo con él finalmente este viernes 24 de noviembre. Jaume tenía 70 años, mil anécdotas y el corazón más grande que ha conocido esta tierra.
Sólo hay que leer las reacciones que ha suscitado su fallecimiento por parte de jugadores, entrenadores, directivos, empleados, periodistas, aficionados y gente de la calle. Una sucesión interminable de alabanzas y muestras de cariño a un tipo que se caracterizaba, precisamente, por la equidad con la que trataba a todo el mundo. Capaz de hacerse una foto con hinchas a las puertas de un hotel para, a renglón seguido, bromear con Agnelli mientras compartía mesa y mantel en la Scala de Milán. Jaume era único en ese sentido. Genuino. Era bueno en esencia. Pura generosidad. Quizá ayudaba el hecho de que, para él, ser presidente del equipo de su alma era el mayor honor que podía recibir.
Para no extender este recordatorio, nos centraremos en el amor y el cariño que Jaume sentía por el deporte base. Era prácticamente imposible que se perdiese un partido de su Valencia Mestalla, cantera blanquinegra y fuente inagotable de jugadores que han nutrido a lo largo de los años al primer equipo. Un apoyo que se demostraba acudiendo al Mini de Paterna, ahora Antonio Puchades, pero también ‘mojándose’ públicamente por los chavales.
Antes siquiera de que debutaran en Primera, Ortí pidió públicamente en sus intervenciones en los medios oportunidades para los Carlos Soler, Toni Latorre, Nacho Gil, Nacho Vidal, Fran Villalba, Paco Alcácer, Jose Luis Gayà o Juan Bernat, entre otros. Y ese refuerzo se extendía también al equipo femenino del Valencia y a sus juveniles, cadetes, infantiles… Ortí era un apasionado de la cantera y nunca lo escondió.
Cuando, en noviembre de 2015, ESPORTBASE comenzó su andadura como periódico diario de información centrada en el fútbol base de la Comunitat, Jaume fue uno de nuestros primeros valedores. Nos animó en los complicados inicios y siempre apostó por un medio que tratase de manera rigurosa, imparcial, formativa y positiva la cantera de los clubes valencianos. Nunca podremos agradecerle lo suficiente sus consejos y sus muestras de apoyo.
Pero quizá el gesto que mejor define a ‘Bonico’ como persona tuvo lugar el pasado mes de diciembre de 2016. En un frenesí organizativo de varias semanas, montamos el Memorial Paco Polit en recuerdo de mi padre en poco menos de un mes. Un acto que aspiraba a ser sencillo y emotivo, con gente ‘de la casa’ y al que estaban convocados todos los amigos, compañeros, jugadores y entrenadores que conocían a papá. Un par de días antes del acto, Jaume me preguntó al respecto. Le comenté los detalles, la hora y el lugar. “Allí estaré”, contestó.
Y allí estuvo. Nada más llegar, Ortí fue agasajado por decenas de personas: muchos, aficionados valencianistas encantados de tener a ‘su’ presidente compartiendo la mañana con ellos; otros tantos, amigos personales que, con el fútbol como vínculo, compartían esa misma pasión que motivó tanto a mi padre en su día. Papá y Jaume no se conocieron personalmente (sí coincidieron en algún acto en los años noventa), pero ‘Bonico’ estuvo junto a mi familia en un día especial. Un detalle que jamás olvidaré durante el resto de mi vida.
Cuando las personas se marchan, sólo nos queda de ellos la memoria y el recuerdo. La primera, en un ejercicio de justicia, debería ser honrada como toca por un Valencia CF que todos esperamos esté a la altura en el homenaje que deben brindarle: no pudo ser en vida, pero debe hacerse lo antes posible. El segundo permanece en nuestros corazones ya para siempre, un recuerdo que permitirá a Jaume ser eterno para siempre en su tierra y en su casa.
Pasarán los años y las videotecas mostrarán a aquel equipo campeón de la etapa 2001-2004. Y, cuando nos pregunten nuestros hijos y nuestros nietos, podremos decir que nosotros conocimos al presidente Ortí… y a la persona Jaume. Un hombre bueno. Un amigo leal. Una persona irrepetible. Una leyenda inmortal.
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