Dos años de Alesanco: lo que sí y lo que no

El pasado viernes, saltaba la noticia por sorpresa: el Valencia CF, a través de uno de sus abogados, le entregaba a su director deportivo José Ramón Alesanco su carta de despido. Una decisión fulminante, tomada por la cúpula de la entidad y ejecutada con asepsia por parte del empleado Javier Solís.

Alesanco se marchó de Paterna tras recoger sus pertenencias. Lo hizo tras hablar con los medios y emplazando a los presentes a una reunión este lunes 25, en la que se discutirán detalles de su finiquito. «No me lo esperaba», fue su reflexión más repetida.

El ex jugador de FC Barcelona y Athletic Club de Bilbao dejará la entidad tras dos años exactos desde su aterrizaje en septiembre de 2015, y apenas ocho meses después de que el Valencia le ‘ascendiese’ de responsable de la cantera blanquinegra a director deportivo. Un periodo relativamente corto y que rápidamente ha dado pie a múltiples análisis, muy respetables. Este, sin pretender ser mejor o peor, es el nuestro.

La principal labor de ‘Talín’ en su tiempo en el club fue, como director de la Academia VCF, ejecutar una serie de cambios que -siempre según sus palabras- buscaron «ordenar» la cantera y dotarla de estructura, tras varios meses descabezada una vez se confirmó la marcha de Rufete en julio de 2015. Tenía el tiempo necesario para ello, ya que su llegada trajo aparejada un contrato de larga duración. Quizá el mayor reproche que se puede hacer a su labor fue la larga lista de salidas de técnicos en sus primeros meses, algunos de ellos con trayectorias importantes y méritos suficientes para seguir en el club.

En aquella época, una de las cuentas pendientes fue precisamente comunicar de mejor manera el trabajo que se desarrollaba de manera interna. Paterna pasó a ser un lugar hermético a todos los niveles, un paso todavía más allá de los dados previamente por Rufete. La comparativa con el anterior responsable de la Academia fue constante, incluso en detalles como el de conocer y hablar por su nombre a todos los jugadores de la cantera: ‘Rufo’ sí tenía esa costumbre, mientras que Alesanco no. Eso, que en resumidas cuentas encarna una forma de gestionar un equipo de trabajo, fue objeto de crítica durante mucho tiempo.

Aquí hacemos un inciso respecto a ESPORTBASE y el trato hacia este periódico en su cobertura de la cantera valencianista: si bien es cierto que en un primer momento hubieron fricciones considerables -y que, lógicamente, preferimos ‘lavar en casa’-, el trato a partir de principios de 2016 fue correcto en todo momento. Con desavenencias lógicas y posturas en muchas ocasiones diametralmente opuestas, pero siempre siguiendo los principios del respeto mutuo.

Los cambios de Alesanco, traumáticos, también tuvieron un lado positivo: la gente que se quedó en la Academia en la parcela técnica formó un grupo de trabajo compacto. El que se quedó, lo hizo siguiendo «la misma línea» de trabajo, según sus propias palabras. De hecho, en su debe queda la configuración -junto a Curro Torres– de un Valencia Mestalla que compitió hasta el final por el ascenso a Segunda División. Eso se tradujo en que varios futbolistas, como Toni Lato, Carlos Soler, Nacho Gil, Nacho Vidal o Javi Jiménez, hayan tenido oportunidades con el primer equipo.

José Ramón Alesanco | FOTO: Sergi López

Del mismo modo, la segunda temporada en el cargo (2016-2017) trajo consigo una ligera mejoría en los resultados globales de la Academia, producto quizá de que fue la primera en la que se pudo trabajar en la confección de plantillas y cuerpos técnicos en condiciones óptimas y desde los meses de marzo/abril.

En enero de 2017, una vez Suso García Pitarch dejó el cargo de director deportivo, Alesanco lo asumió de forma interina. Posteriormente, el club -en la figura de Layhoon Chan- quiso recompensar el trabajo realizado con un cargo de manera permanente, así como un aumento de la retribución. Alesanco se encargó de la configuración de la nueva dirección deportiva, en la que trabajan Vicente Rodríguez como secretario técnico, Jorge López, Miguel Ángel Angulo, Domingo Catoira y Salva Grau. En principio, todos continuarán con su labor pese a la marcha del máximo responsable.

El ‘ascenso’ de Alesanco supuso el nombramiento de Luis Vicente Mateo como nuevo director de cantera del Valencia CF, asistido por Sergio Ventosa como mano derecha, Toni Hernández en metodología y José Giménez (un ‘clásico’ de Paterna) en captación. El trabajo desarrollado por los nuevos responsables, que han mantenido en todo momento un perfil discreto, ha seguido una línea continuista, quizá algo más cercana con medios y personal que asiste a Paterna y culminada con un vídeo explicativo del método que se sigue en la cantera blanquinegra que recientemente ha sido premiado, así como un mayor hincapié en la relación con padres y jugadores.

En conclusión…

El cambio de rol de Alesanco a partir de febrero de 2017, unido al aterrizaje de Mateu Alemany pocos meses después, le colocó de manera más o menos lógica en una tesitura insostenible. Más allá del trabajo de ‘scoutings’ y miembros de la secretaría técnica, el organigrama teórico iba por un lado y la realidad por otro: Marcelino daba el OK a las contrataciones, Mateu Alemany y Anil Murthy las negociaban y, por encima de todos, Peter Lim asentía. No había espacio para Alesanco a efectos prácticos. O, más bien, su papel había sido reducido al de mero espectador.

En lo deportivo, es cierto que hay mucho que reprochar si hablamos de nombres concretos. No haber apostado por Carlos Soler en su momento (tuvo que ser Suso, en quizá lo único que hizo bien en su etapa en el Valencia, el que rescatase la operación de su renovación de una ruptura casi cantada a principios de 2016). No apostar con fuerza por Toni Martínez, quien hizo las maletas en dirección al West Ham. Sumir a Fran Villalba en un momento de indefinición en su trayectoria que aún hoy dura. De la marcha de Nabil sólo destaca su habilidad para sacar rédito económico en un futuro. Y, por fortuna, pudo solventar -con ayuda de su equipo de trabajo- la renovación de Kangin Lee, un jugador destinado a marcar época.

Con todo, las críticas arreciarán (con razón) y poca gente recalcará lo bueno (que lo hubo, aunque fuese poco) durante su etapa. El modelo actual de valoración es el que es: pesarán más las caras poco afables en las ruedas de prensa que los motivos reales de su salida, que se reducen básicamente a que en el ‘nuevo’ Valencia de Lim, simbolizado en el triunvirato Alemany-Murthy-Marcelino, no había sitio para uno de los últimos vestigios del ‘Layhoonismo’ con todavía dos años de contrato pendientes. Y, además, el «entendimiento» al que siempre se hacía referencia no acababa de ser el ideal debido a diferencias de criterio. Por eso Murthy y Kim Koh tomaron la decisión. Cargo amortizado. Sueldo cuantioso. Figuras cualificadas en Paterna capaces de desempeñar el mismo trabajo con buenos resultados.

El final, como cualquiera puede entender, se escribe sólo.

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