La vida transcurre a un ritmo frenético, cada día nos cuesta más detenernos a analizar nuestro comportamiento. Afortunadamente hay psicólogos y coachs que se encargan de ayudarnos en ello. El claro ejemplo lo vemos en el Club Colegio Salgui, donde la figura del psicólogo juega un papel importante en el crecimiento de los jugadores y técnicos, además de los padres.
El mundo avanza muy deprisa y tenemos que ser conscientes de ello. La mentalidad de los chavales forma parte de su evolución, por ello en el Salgui quieren darle el peso que merece. “La formación como personas pensamos que tiene la misma importancia que la formación de deportistas, además consideramos que nuestros jugadores y técnicos tienen que tener un mínimo de valores basados en el respeto hacia los contrarios y árbitros, y en el compañerismo”, nos cuenta José Carlos, director deportivo del club.
Hasta la fecha el psicólogo del club, Ximo Lluch, ha estado trabajando especialmente con chavales que no rendían en el ámbito académico. “Mi actividad en la escuela de fútbol era básicamente intentar conciliar la vida académica con la deportiva”, afirma Lluch. Al margen de ello también hacía intervenciones puntuales con jugadores que tenían problemas de ansiedad competitiva, es decir, aquellos que por alguna razón entrenaban perfectamente pero a la hora de competir no querían hacerlo.
Cada curso es un reto diferente y para el 2017-2018 está planteando un nuevo proyecto sobre educación emocional para poder llegar a más gente. Debemos tener en cuenta que el Salgui puede abarcar cerca de 300 chavales, lo que suponen unos 600 padres y 50 técnicos. “El nuevo proyecto está basado en cuadernillos de educación emocional. Yo les daré un cuadernillo al nano y al padre, o al técnico, y después del partido trabajaremos lo que ha sucedido a nivel emocional dentro del encuentro. Casi todas las semanas habrá una tarea que responderán, o bien después del partido o bien en casa con el padre”, destaca el psicólogo.
Por otro lado, una de las tareas que cuidan en el Club Colegio Salgui es el trato de los familiares con los árbitros y entrenadores. Es un reto mayúsculo porque un mal comportamiento de un adulto perjudica a toda la institución. “Hemos tenido algún que otro problema. Nos disgusta bastante porque afecta a la imagen de la escuela y echa por tierra todo tu trabajo. Cuando un padre se desmadra te destroza el trabajo de muchos años”, confiesa Lluch.
Ante todo hay que poner remedio, buscar soluciones. “Nosotros lo que hacemos es, a principios de temporada, reunirnos con los padres y les comentamos un poco lo que pretendemos de ellos referente al comportamiento”, dice Ximo. En caso de que hubiera alguna discrepancia preferiría que se plantease durante la semana, no en el mismo partido. “No queremos espectáculos en los campos donde vayamos. Cuando nos enteramos de que algún padre se ha desmadrado o ha realizado comentarios que están en contra de la dinámica del grupo, a nivel adulto, hablamos con ellos directamente o con todo el equipo, en función de lo que pase”, afirma el psicólogo.
Algunos de los temas a tratar en las reuniones con los técnicos tienen que ver con la labor arbitral, además de charlar sobre aspectos desde el punto de vista psicológico que suceden en los partidos. “Varía mucho (en función del encuentro). No es lo mismo que juegues contra el último que contra el primero… o que te juegues el ascenso”, cuenta Lluch.
La figura del psicólogo está en completo auge en las escuelas deportivas. “En el deporte base cada vez hay más necesidades de ese tipo, los padres te lo reclaman”, finaliza Ximo Lluch.