Eduardo García Belda ‘Miki’: «Al entrenador se le da más caché fuera de España que en nuestra propia ciudad»

Miki, en el centro, tras conquistar la Coppa Italia | Foto: Maritime Futsal Augusta

Cuatro décadas en los banquillos dan a Eduardo García Belda ‘Miki’ una perspectiva privilegiada de lo que es entrenar y los obstáculos y dificultades que hay que superar en cualquier travesía como preparador. Con un currículum impresionante repleto de nombres que resuenan en la mente de los aficionados al fútbol sala (Distrito, Vijusa Valencia, FC Barcelona, El Pozo Murcia…), este mito de los banquillos sigue incombustible en una nueva etapa en la Serie B italiana. Ha sido llegar y besar el santo: apenas unos meses después de su aterrizaje, acaba de conquistar su primer título oficial y tiene a tiro el ascenso de categoría que puede materializar en unas semanas.

ESPORTBASE: Campeón de Coppa Italia. Suena bien para añadir a su curriculum…
EDUARDO GARCÍA BELDA ‘MIKI’: Bueno, ya es el ocaso del currículum… (Risas). Siempre es bonito conquistar un título y más aquí en Italia.

EB: Para los más jóvenes, Miki es una figura conocida por sus apariciones en medios, tertulias, y por sus experiencias en el extranjero. Pero los más mayores le recordarán todavía de aquella edad dorada del futsal y su etapa al frente de Vijusa Valencia.
MIKI: Tocó salir fuera. Desgraciadamente no hemos tenido trabajo en Valencia, que es lo que nos hubiese gustado, y tuvimos que salir al extranjero. Ahora nos acercamos a casa poco a poco. En Italia están saliendo bien, estamos contentos.

EB: ¿Qué tal la experiencia?
MIKI: El equipo está en Augusta, en la isla de Sicilia. Es un club espectacular, nuevo, con un sponsor muy fuerte. La idea es llegar a Primera División y codearse con los grandes. Hemos ganado la Coppa y vamos primeros en Serie B, una semana de estas tendremos el ascenso a tiro.

EB: ¿Por qué al entrenador de fútbol sala, o fútbol base, se le aprecia y reconoce más en el extranjero que en España?
MIKI: No te puedes imaginar el caché que tenemos fuera, y que no se nos da en nuestro propio país o ciudad. Muchas veces es muy triste ver que pareces Dios y se te llama a clinics, a ver entrenamientos… y en tu propio país da la sensación de que esa oportunidad no existe.

EB: Muchísimos técnicos valencianos han emigrado en los últimos años y han encontrado ese caché fuera de España. ¿No se valora el producto nacional?
MIKI: Estoy de acuerdo. Es triste, pero desgraciadamente es así. En mi deporte ocurre a menudo. En Valencia pongo siempre el ejemplo de Vijusa: cómo una empresa bien gestionada puede conseguir los mayores éxitos. Vine a Italia hace cuatro años, hicimos una gran temporada y luego me salió la opción de ser seleccionador de Qatar. Acabé muy saturado de allí, es cierto.

Miki (derecha), con sus ayudantes | Foto: Maritime Futsal Augusta

EB: ¿Cuál es el mayor reto a la hora de marcharse fuera de España a buscarse la vida?
MIKI: Lo primero que les diría es que no tengan miedo a irse. A mi me daba miedo salir y encontrar gente nueva, con ideas nuevas, que viven diferente. Te das cuenta al llegar allí de que te llevan como un rey y tratar por todos los medios de que seas feliz. Entonces piensas que quizá has tardado mucho en dar el paso.

EB: ¿Cómo de importante es conocer otros idiomas?
MIKI: Voy a decir algo: si ahora en el Curso de Entrenadores de todos los niveles pudiese elegir, pondría una asignatura de inglés antes por ejemplo que más psicología o más medicina. Es imprescindible.

EB: En su experiencia como entrenador, ¿cómo se afronta la violencia en el fútbol?
MIKI: Llevo 41 años entrenando. Hay que conocer los límites de cada uno: yo no valgo para entrenar en deporte base. Pero sí hay un problema general: los padres. Es cierto que hay técnicos poco formados, o jugadores con una educación que no es la adecuada. Pero esas imágenes de padres en televisión pegándose, o insultando a entrenadores, son las peores que pueden dar a sus hijos.

EB: ¿Alguna idea para mejorar la situación actual? ¿Por dónde empezaría?
MIKI: Creo que lo más importante es que los padres se reúnan y tengan conocimiento de hacia dónde va la educación de sus hijos. Que sean conscientes de la imagen que deben dar para que sus hijos crezcan. Al igual que las escuelas imparten charlas para los jugadores, deberían hacerlo para los padres. Por ejemplo, forzar que aquellos padres que no acudan a las charlas formativas gratuitas tampoco puedan entrar a los partidos el fin de semana. Es la única forma de que se les informe de cuál debe ser su actitud en casa con sus hijos y en el campo con los contrarios.

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