Vivimos tiempos en los que la velocidad, la polémica y la viralidad han tomado el control de gran parte de los contenidos en los medios de comunicación. Lógicamente, el fútbol base no escapa a esta coyuntura. Pero, si bien los vídeos en los que se muestran episodios de violencia son fuente de polémica, debate y de muchas, muchas visitas y ‘clicks’, en ESPORTBASE pensamos que siempre se puede ir un paso más allá y buscar el lado positivo.
El ejemplo lo tenemos este lunes, con el reportaje sobre el Paterna CF y el Torrent CF en sus equipos querubines. La semana pasada, apenas minutos después del suceso, llegó a nuestras manos un vídeo mostrando la actitud agresiva y violenta de varios padres sobre el terreno de juego en pleno partido de unos niños de apenas 5 años. Imágenes lamentables y bochornosas que, obviamente, requieren difusión: sólo viéndolas y tomando conciencia del ridículo que hicieron, podrán esos padres cambiar su comportamiento en el futuro.
Sin embargo, nuestro compromiso ESPORTBASE nos obliga a hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Sí, podríamos optar por colgar el vídeo y punto, generar tráfico y acumular visitas mientras unos y otros, indignados en su mayor parte, cargan contra ambos clubes por lo sucedido.
Pero ese no es nuestro modelo periodístico.
En lugar de hacer público el vídeo de inmediato, decidimos investigar durante unos días. Averiguar qué había pasado. Por qué. Quién fue el responsable. Cuál fue la reacción de los clubes. Qué medidas iban a tomarse. En definitiva, hacer nuestro trabajo.
A lo largo de la semana pasada estuvimos en comunicación con responsables del Paterna CF y Torrent CF, abochornados por lo ocurrido y decididos a que no se repita. Este periódico conoció todos los detalles, todas las versiones y todas las reacciones al episodio de violencia ocurrido hace diez días. De manera interna se tomaron medidas con los causantes del tumulto.
Incluso dio tiempo a que ambos clubes -que mantienen una excelente relación y son los primeros avergonzados por lo ocurrido- promoviesen el ‘fair-play’ entre sus jugadores, tan pequeños que apenas pudieron entender por qué los padres se insultaban y empujaban sobre el césped, pero que sí comprendieron y apoyaron con gusto la iniciativa de crear una pancarta con sus firmas y saltar al campo con ella.
En pleno 2017, un vídeo mostrando un acto de violencia en el fútbol base no es nada nuevo. Es, por desgracia, demasiado habitual. Pero tenemos que poner todo el empeño en ir más allá y, en lugar de rascar la superficie y ‘sólo’ lamentar lo ocurrido, trabajar para averiguar el contexto, las causas, las consecuencias y las soluciones. Y, sólo entonces, informar de lo ocurrido y buscar el aprendizaje a extraer. De lo contrario, jamás avanzaremos en nuestra lucha contra este tipo de incidentes.