VIDEO: El Alevín D del Villarreal 2016-2017, desde dentro

La niñez es una etapa de sueños, alegría desmedida y despreocupación. Todo lo que se salga de estos patrones, no puede ser considerado como infancia. Y el fútbol es uno de los mejores medios para enseñar valores como la solidaridad, el respeto, el compañerismo o el esfuerzo. No sólo a ellos, sino a todos los niveles. Nunca se deja de aprender por mucho que pasen los años. Todo se ve reflejado sobre el campo. Un gol no es fruto de la casualidad ni solamente de un jugador, sino que un gol es el resultado del portero que detiene un disparo del equipo contrario, del defensa que molesta al atacante para que no chute cómodo, del lateral que le da el balón a los mediocentros y de los volantes que dan la asistencia al delantero. Y del cuerpo técnico, quienes les han enseñado a ser autónomos sobre el campo. Todo esto lo tienen muy claro en el Alevín D del Villarreal.

«Hola, me llamo Íñigo y mi jugador favorito del Villarreal es Pato». «Hola, me llamo Salva y mi jugador favorito es Roberto Soriano»… Así se van presentando los chavales dirigidos por Sergio y Codrut. Los jugadores del primer equipo son un modelo a seguir para ellos, por eso es importante que crezcan siendo, ante todo, buenas personas; ellos serán los ‘Brunos’, los ‘Asenjos’ o los ‘Cheryshevs’ del futuro y se convertirán en el ejemplo para los niños. Es muy importante. En la charla previa, con un tono asertivo, Codrut lo deja claro desde un primer momento: «Venimos a divertirnos, a aprender, a disfrutar y a ayudar al de al lado. El partido no lo gana un compañero, ni lo pierde otro».

En el momento de dar el equipo inicial, no hay malas caras. Todos saben que tendrán su oportunidad. Lo importante es el equipo. Y lo reflejan a la perfección poco antes de empezar: se cogen de los hombros, hacen una piña e Íñigo, que no es titular, lleva la voz cantante: «¡Qué somos!», grita. «¡Un equipo!», le responden. Todos reman hacia la misma dirección. Son compañeros y amigos.

Padres y entrenadores, pilares para su formación

«Se presenta una temporada ilusionante. Son un equipo que tiene mucho nivel y mucha creatividad. Tienen muchas cositas por mejorar, como todo chiquillo al que entrenas», comenta Sergio, otro de los entrenadores. «Intentamos transmitir que se lo tienen que pasar bien, que vienen aquí a aprender y a disfrutar, que el resultado no es lo más importante y que si quieren llegar a ser buenos futbolistas, tienen que aprender en cada entrenamiento y hacer caso a los entrenadores». El ejemplo empieza desde el banquillo, donde no hay jerarquías ni galones; es decir, no hay primer y segundo entrenador, por lo que todo se habla y se consensúa. Sergio y Codrut son dos voces con el mismo nivel de importancia. Lo mismo debe ocurrir en el césped: todos son igual de importantes.

Desde casa, los padres son los pilares fundamentales. Míchel, papá de Mauro (uno de los jugadores de este Alevín D), lo explica bien: «Nosotros sólo venimos aquí a disfrutar. Los niños juegan y nosotros nos lo pasamos bien». Sin embargo, todo está relacionado. El trabajo que se hace en casa o en el colegio afecta directamente al niño/a en todas las facetas de la vida, también en el futbolístico. «Los padres son los principales educadores porque están casi las 24 horas del día con ellos y, quieras o no, si todo lo que les enseñamos aquí no se ve reforzado en casa, es un problema grave para su formación», argumenta Sergio.

Es por eso que el equilibrio, tanto en el campo de fútbol como en la vida, son claves para el crecimiento. Aunque, como bien comenta Sergio entre risas, «tienen que mejorar tácticamente porque están un poco locos».

Texto: Villarreal CF / Vídeo: Cantera Grogueta

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