Cuando uno decide empezar a entrenar equipos de fútbol base, además de tener la responsabilidad de haber adquirido una formación previa, no puede aventurarse a hacerlo sin un “plan preestablecido”.
1º. Motivación y Diversión. Un buen formador debe tener como prioridad que sus deportistas se diviertan y tengan la motivación de asistir cada día al entrenamiento. Porque el fútbol, sobre todo en estas categorías es un juego, y como tal, en el no puede faltar la diversión. Nadie puede hacer algo bien sino se divierte.
2º. Todo gira en torno al balón. Él debe ser el medio a través del cual los niños desarrollarán su destreza en este deporte. No concibo una tarea en etapas formativas en la que el balón no esté presente, más allá de juegos en calentamientos previos al inicio de la sesión.
3º. Enseñar a pensar a los niños. Al diseñar las tareas debemos plantearlas con la intención de que el niño encuentre por si sólo soluciones a los problemas que consideremos oportunos, problemas que se encontrarán en los partidos que disputen.
4º. Aspectos individuales integrados en situaciones reales del juego. En la medida de lo posible trabajaremos todos los aspectos en situaciones reales, con el fin de que los niños se familiaricen con lo que se van a encontrar en la competición cada fin de semana.
5º. Paciencia y formación por encima de resultados. Hay una frase que define esto a la perfección: “Entrenador que antepone resultados antes que formación, no mira por el bien de sus jugadores sino por el suyo propio”. Nunca debemos olvidar que estamos en fase formativa, donde la paciencia es un pilar fundamental. Para entrenar niños no vale sólo que te guste el fútbol, debe ir acompañado de una devoción por ellos.
6º. Proyectar la formación a través de la competición. Muchas veces vemos entrenadores sobrexcitados en los banquillos gritando a sus jugadores porque no hacen lo que él pretende. Pero yo le haría una pregunta: ¿Has entrenado lo que estás pidiendo?
Tu forma de entrenar siempre debe orientarse a lo que pretendes los días de partido. Tu metodología de entrenamiento se verá reflejada en la competición, siendo fiel a tu modelo de juego.
7º. Inculcar valores. Por último, pero no por ello menos importante, es transmitir una serie de valores que les serán de utilidad en cualquier faceta de sus vidas. Porque el deporte es compañerismo, solidaridad, esfuerzo, sacrificio, respeto, y así podríamos enumerar muchos más. Un buen formador inculcará todos estos tipos de valores durante su carrera deportiva, yo me quedo con uno muy importante en los deportes de equipo, “El conjunto está por encima de las individualidades”.
Ser entrenador en categorías profesionales o semiprofesionales es fascinante, por la adrenalina de la competición, de buscar el rendimiento, resultados, éxitos, etc.. Pero la satisfacción personal de mantener la ilusión en niños por seguir practicando el deporte que más les apasiona, es indescriptible. Una satisfacción enorme que muchos tenemos el placer de disfrutar.
Texto: lasoledaddelentrenador.com/