Imagen de la pelea en Granada | Foto: Ideal de Granada
No dejamos de sorprendernos cada semana con los ínfimos niveles de sentido común y civismo que demuestran ciertos personajes que manchan un deporte, el fútbol base, que debería ser un ejemplo para los pequeños que lo practican. El último incidente con repercusión a nivel nacional tuvo lugar en Granada, y vuelve a ser un auténtico bochorno para el mundo del fútbol base en nuestro país.
«Lo que comenzó como un partido de fútbol entre niños de 7 y 8 años de edad, acabó por desembocar en una auténtica y lamentable batalla campal con puñetazos y lanzamiento de una silla incluido, con el delegado del Arenas y padres de varios jugadores implicados», explica el relato de El Ideal de Granada. La historia de cómo arrancó el conflicto no tiene desperdicio (pidiendo a niños tan pequeños que perdiesen tiempo) ni cómo la reprimenda verbal pronto se convirtió en una escaramuza de pleno derecho con golpes, insultos y agresiones con una silla plegable. Y todo mientras los niños observaban confusos y entre lágrimas la patética escena desde el terreno de juego.
Hemos tratado en numerosas ocasiones de apostar por la educación y la formación de padres, familias y personal que rodea a los jóvenes deportistas como método principal para evitar estos incidentes. Sin embargo, no podemos omitir el hecho de que los sucesos se siguen repitiendo cada fin de semana y, lo que es peor, las categorías en las que suceden son cada vez más tempranas.
Cuanto más pequeños son los niños que disputan el partido, más lamentable es ver al padre, técnico o individuo de turno comportarse de manera inapropiada dentro o fuera del terreno de juego. Y si ya es triste verlo en campos de Primera División, imaginen ‘bajar’ a Juveniles, Cadetes, Infantiles, Alevines, Benjamines… ¡Prebenjamines! ¿Qué será lo siguiente? ¿Padres a tortazos en categoría Querubín, cuando los niños no levantan dos palmos del suelo?
Es demencial. Absolutamente todo.
Ánimo a los pequeños futbolistas del Rayo Eneas y Arenas de Armilla, que vivieron una jornada muy desagradable. Y a los protagonistas de los incidentes, por enésima ocasión… háganselo mirar.