La élite del fútbol es incomparable al fútbol de formación. Sin embargo, los principios de rigor, esfuerzo y disciplina por los que ambos se rigen son muy similares, por no decir que deberían ser idénticos. Al menos, sobre el papel.
Ayer vivimos dos ejemplos de casos que contradicen todo lo anterior. Tanto Valencia CF como Levante UD sacaron sendos comunicados oficiales abriendo expediente disciplinario a cuatro futbolistas (Feghouli en el bando blanquinegro, y Deyverson, Feddal y Simao Mate en el granota). Una medida dura que llega tras un acto de indisciplina del argelino, y de que los tres levantinistas fuesen ‘cazados’ a deshoras tras la dura derrota en Sevilla.
Calificar de ‘niños grandes’ a un número significativo de futbolistas supone una deshonra para decenas de cientos de chavales jóvenes que sueñan con el fútbol a todas horas, cuya disciplina y sacrificio está fuera de toda duda y cuyas familias se esfuerzan y ponen toda la carne en el asador para ayudarles a alcanzar sus metas en la vida. Sólo unos pocos elegidos llegan a la élite.
Y precisamente por eso, esos pocos deben ser un ejemplo para los más jóvenes. Feghouli, Feddal, Deyverson y Simao no lo han sido.
En ESPORTBASE creemos en el refuerzo positivo y en dar oportunidades para corregir actitudes. Pero también que los clubes y escuelas de formación deben poner coto a actitudes perjudiciales, como las vistas en los casos anteriormente mencionados. El camino al éxito no conoce de atajos. Lo que es peor: dejar actos de indisciplina impunes, sean cometidos por niños, entrenadores, padres o futbolistas de élite, supone desperdiciar la ocasión de cortar esas actitudes perniciosas de raíz.
Valencia y Levante deben ser contundentes en una temporada mala en ambos clubes, y demostrar que el respeto y la profesionalidad están por encima de todo. Que el orden dentro de un vestuario no se puede tomar a pitorreo. Como grandes clubes de nuestra Comunitat, su actuación debe servir de ejemplo y espejo para los demás.
Posdata. La contundencia debe llegar también en los organismos oficiales para salir al paso de brotes de violencia tan lamentables como el visto en Senyera hace unos días. La propuesta de 43 partidos de sanción -en total, a todos los futbolistas participantes en la agresión al árbitro- es un buen inicio.